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A concretar confluencia social y política para derrotar régimen neoliberal de Santos, invitó Clara López ante Junta Nacional de la CUT

El reto a corto plazo de los sectores sociales y políticos que apuestan por una apertura democrática y un nuevo modelo económico en Colombia es el de “forjar un gran frente para abrir las compuertas del cambio social”, dijo la presidenta del Polo Democrático Alternativo, Clara López Obregón, durante su intervención ante la Junta Nacional de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) que reúne en Bogotá a más de 180 dirigentes sindicales de todo el país.

Dicho frente debe estar integrada, explicó la presidenta del Polo,

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El reto a corto plazo de los sectores sociales y políticos que apuestan por una apertura democrática y un nuevo modelo económico en Colombia es el de “forjar un gran frente para abrir las compuertas del cambio social”, dijo la presidenta del Polo Democrático Alternativo, Clara López Obregón, durante su intervención ante la Junta Nacional de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) que reúne en Bogotá a más de 180 dirigentes sindicales de todo el país.

Dicho frente debe estar integrada, explicó la presidenta del Polo,

“por todos los partidos y movimientos políticos, el movimiento social obrero y popular, las organizaciones juveniles y estudiantiles, las redes de mujeres y los defensores del territorio frente a la minería y los megaproyectos destructores de la naturaleza, una enorme confluencia que permita enfrentar exitosamente las pretensiones reeleccionistas que encarnan el mas crudo continuismo neoliberal y antidemocrático”.

“Si enfrentamos unidos el continuismo del Pacto de Unidad Nacional del presidente Santos y a los precursores de la guerra, ubicados especialmente en el uribismo, podremos abrir las compuertas del cambio social y democrático”, remarcó López Obregón.

Dijo que “si el pueblo colombiano se une y actúa en dirección a la democracia y la justicia social, tiene asegurado el triunfo” en la próxima contienda electoral de 2014.

Derrotar la guerra, construir la paz

Aunque fue crítica del gobierno de Santos y su modelo económico, López Obregón exhortó a respaldar los esfuerzos por sacar adelante el proceso de paz con la guerrilla.

“La historia y nuestro pueblo, nos ha colocado la más importante y noble de todas las tareas: derrotar la guerra, construir la paz”, señaló la presidenta del Polo Democrático al mostrar los rigores nefastos que ha tenido el conflicto colombiano en términos económicos.

Con cifras en la mano demostró que en solo diez años por concepto de gasto en la guerra el Estado colombiano ha perdido 207 billones de pesos. “Con ello podríamos haber construido 500 mil nuevas viviendas de interés social, 15 universidades, 100 colegios y muchos jardines infantiles. Es que la guerra afecta la vida material de los pueblos. Si alguien lo duda, que se meta a estudiar las cifras”, precisó.

Colombia vive una democracia restringida y excluyente

Sobre  la realidad política colombiana, la presidenta del Polo hizo un crudo análisis. “Lo que vivimos los colombianos –dijo- es un remedo de democracia. Una democracia restringida y excluyente. El gobierno del Pacto Nacional ni siquiera es el gobierno bipartidista que nos tocó padecer durante los 16 años del Frente Nacional y los años que le siguieron.

Agregó que “el gobierno de hoy es un gobierno mono-partidista que actúa en función de un modelo de desarrollo en plena crisis en todo el mundo, en Estados Unidos, en Europa, en Asia, África y, desde luego, en Colombia, incapaz como lo ha demostrado ampliamente durante los últimos 20 años de garantizarle trabajo y vida digna a millones de persona. Es el gobierno que implementó y trató de imponer una reforma mal llamada de la justicia dirigida a constitucionalizar la impunidad. Es el gobierno de la paridad en las Cortes y de la hegemonía en la Organización  Electoral donde no hay presencia de fuerzas que no hagan parte de la coalición de gobierno. Es el Gobierno que estimula el unanimismo en la deliberación pública y el desprecio por las opiniones diferentes y alternativas. Es el gobierno del aberrante continuismo en la Procuraduría. Es el gobierno que  se apoya  en las mayorías inescrupulosas de un Congreso que avergüenza a la mayoría de los colombianos”.

López Obregón participó en un panel organizado por la CUT con dirigentes políticos de otros sectores de izquierda como el concejal de Bogotá por el movimiento Progresistas, Yezid García y el secretario general del Partido Comunista, Jaime Caycedo, con quienes coincidió en temas relacionados con la paz, apertura democrática, reforma electoral y la necesidad de concretar una confluencia de sectores políticos y sociales con miras a presentarle al país una alternativa con opción de poder en las elecciones presidenciales de 2014.

Texto de la intervención

El siguiente es el texto completo de la intervención de López Obregón ante la Junta Nacional de la CUT:

La vida, la realidad política y las llamadas relaciones de producción, han colocado y colocan siempre a los trabajadores, a la clase obrera organizada, ante responsabilidades históricas ineludibles. Precisamente en 1944, bajo el gobierno de Alfonso López Pumarejo, se intentó el golpe de Pasto. En ese entonces, los enemigos agazapados de la paz del momento, intentaron deponer al presidente López Pumarejo para frenar y echar hacia atrás los intentos positivos de abrirle paso a una democracia capaz de reconocer los derechos sociales de los trabajadores del campo y la ciudad. Conocida la intentona golpista, la central obrera vigente en esa etapa, la CTC, dio la orden de paro general y salió a la calle a detener y derrotar a quienes querían hacer retroceder el curso progresista de la historia.

Fue una tarea que se impuso la clase obrera. Detener, frenar, derrotar en ese momento, a los enemigos del progreso social. Y el golpe de Pasto fue derrotado. Y la lección perdura en la memoria del pueblo colombiano. Y la lección es una: si el pueblo colombiano se une y actúa en dirección a la democracia y la justicia social, tiene asegurado el triunfo. Más tarde, después de la experiencia cubana, los pueblos del continente levantaron la bandera y consigna de indiscutible eficacia que todavía resuena sin perder vigencia: ¡¡EL PUEBLO UNIDO JAMÁS SERÁ VENCIDO!!

Quiero, compañeros y compañeras de la Junta Nacional de la CUT, agradecer esta invitación, que refleja las relaciones fluidas, de cooperación y compromiso, entre quienes militamos en la izquierda – en todas sus vertientes-  y la clase obrera organizada. Es que, compañeros y amigos de la CUT, la historia nos acaba de imponer una nueva tarea, compleja y de doble faz. La historia y nuestro pueblo, nos ha colocado la más importante y noble de todas las tareas: derrotar la guerra, construir la paz. Más del 80% del pueblo colombiano se ha expresado, de distintas maneras, a favor de la paz, en contra de la guerra. Es que son decenas de miles, los colombianos, caídos en la contienda absurda de la guerra, durante el medio siglo pasado. Miles de vidas ofrendadas en medio del odio irracional. Campesinos, soldados, guerrilleros, trabajadores, simples ciudadanos inocentes han caído víctimas de las acciones temerarias y criminales que afectaban no solo a los contendores sino también a la inerme población civil.

Y ahora se contabilizan las pérdidas materiales: 207 billones de pesos invertidos en la guerra, ¡¡solamente durante los últimos 10 años!! Con ello podríamos haber construido 500 mil nuevas viviendas de interés social, 15 universidades, 100 colegios y muchos jardines infantiles. Es que la guerra afecta la vida material de los pueblos. Si alguien lo duda, que se meta a estudiar las cifras.

La guerra no solo afecta la vida material de los pueblos. Afecta su formación humanista. Afecta sus sentimientos. Afecta su psicología. Afecta la concepción de Nación y de ciudadanía. Afecta sus sentimientos de solidaridad. Pero, es bueno mencionarlo, afecta y ha afectado mucho, el curso democrático del país. Durante 50 años de guerra, los distintos gobiernos, buena parte de ellos, paritarios y alternacionistas entre las denominaciones que defendían una misma política y modelo, gobernaron bajo el llamado ESTADO DE SITIO. Estado de excepción que permitió al poder ejecutivo legislar e impartir la mal llamada “justicia”. Con la Constitución de 1991, se proscribió el uso del Estado de Sitio permanente pero terminó siendo  reemplazado por un acuerdo ilegal inexpugnable de políticos y paramilitares que mediante el miedo generaron las condiciones para que los ciudadanos renunciaran a sus derechos democráticos a cambio de un falso sentimiento o percepción de seguridad.

Álvaro Uribe pudo acudir al Estado de Sitio pero pervirtió la institucionalidad al convertir los servicios de inteligencia del Estado en instrumento de represión y de operaciones ilegales como las del DAS. Estas incluyeron detenciones arbitrarias de dirigentes de la inconformidad social y política como la que se acaba de  confirmar en el caso del sociólogo barranquillero Correa de Andreis, detención que se utilizó para justificar su posterior asesinato como lo viene de comprobar la justicia civil. Este caso no fue excepcional: Magistrados de la Corte Suprema como Iván Velásquez, impulsor de la investigación de la parapolítica, la plana mayor del Polo Democrático y periodistas como Daniel Coronel estuvieron en la mira de montajes, escuchas y seguimientos ilegales y campañas de desprestigio que todavía siguen cobrando su macabro objetivo de unanimismo, silencio e impunidad. O, ¿por qué tuvo que renunciar el Magistrado Iván Velásquez? El contubernio continúa y debemos estar atentos, prestos a actuar frente a los enemigos agazapados  de la paz.

Ello debe inducirnos a trabajar arduamente por la liquidación de la guerra y paralelamente, por la democracia, por la conquista de los derechos democráticos y sociales para todo el pueblo colombiano. Hablamos de democracia y hablamos de democracia pluralista y también económica. Lo que vivimos los colombianos es un remedo de democracia. Una democracia restringida y excluyente. El gobierno del Pacto Nacional ni siquiera es el gobierno bipartidista que nos tocó padecer durante los 16 años del Frente Nacional y los años que le siguieron.

El gobierno de hoy es un gobierno mono-partidista que actúa en función de un modelo de desarrollo en plena crisis en todo el mundo, en Estados Unidos, en Europa, en Asia, África y, desde luego, en Colombia, incapaz como lo ha demostrado ampliamente durante los últimos 20 años de garantizarle trabajo y vida digna a millones de persona. Es el gobierno que implementó y trató de imponer una reforma mal llamada de la justicia dirigida a constitucionalizar la impunidad. Es el gobierno de la paridad en las Cortes y de la hegemonía en la Organización  Electoral donde no hay presencia de fuerzas que no hagan parte de la coalición de gobierno. Es el Gobierno que estimula el unanimismo en la deliberación pública y el desprecio por las opiniones diferentes y alternativas. Es el gobierno del aberrante continuismo en la Procuraduría. Es el gobierno que  se apoya  en las mayorías inescrupulosas de un Congreso que avergüenza a la mayoría de los colombianos.

La clase obrera, los trabajadores y las trabajadoras colombianas en su conjunto, tienen la tarea y el compromiso de contribuir a abrir las compuertas de la democracia pluralista en Colombia. Ese papel solo podrá cumplirse, de acuerdo a mis razonamientos, conquistando la unidad de acción y abriéndole paso a la unidad orgánica, no solo para librar las batallas por la democracia, sino paralelamente, para defender los intereses de los trabajadores y trabajadoras que se conjugan con la conquista de una vida digna para todos los colombianos.

Pero la otra faz de las luchas que nos comprometen, tiene que ver con los esfuerzos conjuntos que hagamos para forjar un gran frente, integrado por todos los partidos y movimientos políticos, el movimiento social obrero y popular, las organizaciones juveniles y estudiantiles, las redes de mujeres y los defensores del territorio frente a la minería y los megaproyectos destructores de la naturaleza, una enorme confluencia que permita enfrentar exitosamente las pretensiones reeleccionistas que encarnan el mas crudo continuismo neo-liberal y antidemocrático. Si enfrentamos unidos el continuismo del Pacto de Unidad Nacional del Presidente Santos y a los precursores de la guerra, ubicados especialmente en el uribismo, podremos abrir las compuertas del cambio social y democrático.

Así lo hemos expresado desde nuestras distintas perspectivas, Jaime Caycedo, Antonio Navarro y quién les habla, entre tantos otros dirigentes y expresiones de las izquierdas que vemos una ventana de oportunidad en lo que se viene. Si antes de que se concretara la Mesa de Diálogo entre el Gobierno y las FARC, una encuesta divulgada por la Corporación Nuevo Arcoiris, constataba que el 28% de los votantes depositarían hoy su voto por una candidatura presidencial de izquierda, a si a secas, sin calificativos atenuantes, piensen los espacios que se abren para una gran confluencia de todos los sectores alternativos para convertirnos en mayoría si tenemos la madurez política de acordar un programa único y las reglas de juego para escoger una candidatura unificada a la Presidencia de la República en el 2014.

En esa dirección y propósitos, quiero invitarlos a meterse, con alma vida y corazón, a las grandes movilizaciones que se harán el día 8 de octubre, fecha en que comienzan los diálogos de paz en Oslo, no solo para dar nuestro apoyo al proceso que debe  terminar con el conflicto armado, sino también para exigir la presencia de los trabajadores y las trabajadoras y las fuerzas alternativas en el gran acuerdo que ponga fin a la violencia política en nuestra Patria. Y lo más importante: expresarle a Colombia, que queremos PAZ con Justicia Social. Paz con democracia Pluralista. Queremos paz con Soberanía.

No desfalleceremos en la lucha por un nuevo sistema de salud que reemplace a la Ley 100, por la educación universitaria gratuita y de calidad que exigen los estudiantes representados por la MANE, por el trabajo decente que un nuevo modelo económico si puede proveer, en fin, por las reivindicaciones sociales y laborales del pueblo colombiano. Esperamos con el corazón en la mano que la Mesa de Negociación silencie los fusiles, pero seguiremos alerta y en pie de lucha por los derechos sociales que sólo podremos conquistar con la movilización y el triunfo electoral que coloque un gobierno al servicio de los intereses populares a mandar en Colombia.

Bogotá.

 

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