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Nacional

A propósito de Snowden

Por Gustavo Pérez Ramírez  

“La independencia es una tarea pendiente para casi toda América Latina”, sostenía  Eduardo Galeano en reciente entrevista en Quito. Independencia que está en grave peligro ahora que el imperio avanza con su poderosa maquinaria de espionaje y reinicia su campaña por el ALCA,

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Por Gustavo Pérez Ramírez  

“La independencia es una tarea pendiente para casi toda América Latina”, sostenía  Eduardo Galeano en reciente entrevista en Quito. Independencia que está en grave peligro ahora que el imperio avanza con su poderosa maquinaria de espionaje y reinicia su campaña por el ALCA, a través de la Alianza del Pacífico, provisto de una apabullante flota de drones para una guerra robotizada.

El caso de Edward Snowden se inscribe en este contexto, pues ha puesto en evidencia la estrategia orweliana, anticipada en la novela política “1984”,  que ejecuta la Agencia de Seguridad Nacional de EE.UU., donde este joven trabajaba contratado como  técnico.

Por años conoció  las actividades  de   espionaje telefónico y a través del Internet, no solo de los ciudadanos de los EE.UU. sino del mundo entero, y habiendo tomado conciencia del colosal delito que se está cometiendo, resolvió dejar el trabajo y denunciar ante el mundo lo que conocía, incluso cómo financia el Gobierno   sus guerras por medio de la manipulación de los mercados. Pero como su Gobierno inició una intensa campaña en su contra, tratándolo injustamente de traidor, se vio obligado a pedir refugio en algún país ante el peligro de ser puesto en prisión perpetua o de ser condenado a la pena de muerte.

Snowden es un joven muy valiente  y de principios. Hasta El Tiempo de Colombia sostiene en su editorial “Edward Snowden no pertenece a la categoría de los traidores, sino a la de los indignados que se juegan la libertad y hasta la vida por revelar lo que consideran, con razón, un abuso grave o un peligro serio”.

Bien que el Gobierno ecuatoriano no se haya dejado intimidar, y más bien haya renunciado de manera unilateral e irrevocable a las preferencias arancelarias. Ni se dejará presionar por las vociferaciones de quienes en Ecuador consideran que es un “grosero atentado contra los intereses de un país amigo”, callando convenientemente que ese “amigo” ampara a Jamil Mahuad  y  a los hermanos Isaías, enjuiciados, negándose a extraditarlos, como lo hace con criminales, como Luis Posada Carriles, autor intelectual del atentado con bomba en pleno vuelo de una nave de Cubana de Aviación, en 1976. Snowden no es ni un estafador ni un criminal, es un luchador social  que merece solidaridad.

Indigna que los EE.UU. revivan el “Gun Diplomacy”, con amenazas a Rusia, China y a cualquier país que dé asilo al joven, cuando es ese Gobierno el que debe dar explicaciones a los países del mundo por su espionaje que viola los derechos humanos. Ya le llegará su propia   “primavera árabe”. El ejemplo de Snowden está afianzando a los indignados.

El Telégrafo, Ecuador, 30 de junio de 2013.

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