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Algo es algo; peor es nada

Por Octavio Quintero  

El primer año de negociaciones de paz se cierra con buen balance. Repasar el acuerdo sobre el punto uno y adicionar ahora lo convenido en el punto dos, arroja una cantidad de información pública que nadie podrá seguir diciendo que las negociaciones de paz en La Habana entre el Gobierno

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Por Octavio Quintero  

El primer año de negociaciones de paz se cierra con buen balance. Repasar el acuerdo sobre el punto uno y adicionar ahora lo convenido en el punto dos, arroja una cantidad de información pública que nadie podrá seguir diciendo que las negociaciones de paz en La Habana entre el Gobierno

y las Farc se adelantan a sus espaldas.

“El que tenga ojos, que vea; el que tenga oídos, que oiga”, era lo que solía decir Jesús a lo largo de su predicación a aquellos que se resistían a creer en “la buena nueva”.

Aunque ceremonialmente se recuerde que de este proceso de paz nada quedará acordado si no queda acordado todo, lo cierto es que, de lo que se ha convenido en divulgar conjuntamente a la fecha, quedan expuestos unos problemas nacionales (en la cuestión agraria y en la concepción democrática del país), que difícilmente podrán engavetarse en caso de que finalmente no se logre un acuerdo en todo.

¿Si en gracia de discusión con las Farc en La Habana, el Gobierno ha reconocido estos problemas; y en gracia de la paz admite la necesidad de reconsiderar la política del Estado en esos puntos, en gracia de qué podría persistir en el error en caso de que no se logre un acuerdo en todo con las Farc?

Porque, más importante que cumplirle a las Farc en un acuerdo de paz, es cumplirle al país en su promesa de “Prosperidad para todos”.

Sería bueno que, independientemente del resultado final de estas negociaciones de paz, los colombianos se fueran apropiando de las partes que en común –Gobierno/Farc- van dejando desbrozadas. Y, a partir de esos consensos entre los “enemigos”, exigirle al gobierno que ponga en marcha las reformas pertinentes.

Porque, es que otra cosa que debe quedar bien clara, es que el gobierno no necesita  ningún acuerdo de paz con las Farc para emprender una reforma agraria o una reforma política como las acordadas en los dos puntos ya cerrados… ¿O sí?

Reforma agraria y reforma política que, entre otras cosas, viene gritando desde el Congreso el Polo Democrático a lo largo de su existencia… Pero, ésta es otra discusión.

Esto va en dirección también de precisar que la paz en Colombia no es un asunto de que las Farc dejen o no las armas… La paz, primordialmente, es un asunto de que se puedan desarrollar todos los puntos que finalmente queden acordados porque, parodiando el formulismo de la Mesa de La Habana, nada quedará en firme mientras no se ponga todo en funcionamiento.

Y, es tanto lo que hay por hacer, que lo mejor es ir haciendo algo ya… Para mañana es tarde, pues, se corre el riesgo de que sigan entrando a la continuación de la guerra los que hoy están en paz… Que es lo que ha sucedido a lo largo de estos 50 años…

7 de noviembre de 2013.

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