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Cali, ¿una ciudad para todos?

Por Wilson Arias Castillo*  

 
La población de lesbianas, gays, bisexuales y transgeneristas (travestis, transexuales y transformistas), LGTB, han soportado inveterada y sistemática violación de sus derechos: Cali es doloroso muestrario de ello.

 
Como es sabido, el Estado está obligado a garantizar sus derechos,

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Por Wilson Arias Castillo*  

 
La población de lesbianas, gays, bisexuales y transgeneristas (travestis, transexuales y transformistas), LGTB, han soportado inveterada y sistemática violación de sus derechos: Cali es doloroso muestrario de ello.

 
Como es sabido, el Estado está obligado a garantizar sus derechos, de modo que el transcurrir personal y la actividad social convocada desde esta diversidad cuente con plenas garantías y no se viva desde la exclusión. Tiene además el deber de propiciar, a este efecto, acciones afirmativas para la eliminación de prácticas discriminatorias, induciendo un efecto cascada que irrigue el conjunto social, que marque pautas, que genere cultura de inclusión hacia la población LGTB.

 
Irrita confirmar que el actual Plan de Desarrollo 2012 – 2016 “CALIDA, Cali una ciudad para todos”, no aprobó una verdadera política pública para la población LGTB de Cali, aunque gran parte de ella participó activamente e  intervino en el concejo municipal exponiendo juiciosos criterios y elevando propuestas para el Plan, que vino a priorizar los juegos de integración para el sector y un seminario internacional –vaya paradoja– precisamente sobre aquellas políticas públicas que jamás se han querido desarrollar, pese a que existen unos lineamientos diseñados entre otros por la fundación  Santa María y con recursos públicos, pero hoy desconocidos por el conservador Rodrigo Guerrero.

 
Lo que se está ejecutando por parte de esta alcaldía no obedece a un acuerdo con gran parte del sector poblacional, lo cual repite el comportamiento de administraciones anteriores y abona a que una espiral de desatención, falta de garantías y violación de derechos humanos con la población LGBT, se haya intensificado en Cali.

 
Todavía hoy, por ejemplo, continúa esa disputa  excluyente con la diversidad sexual en espacios públicos como la loma de la cruz, con difusas posibilidades de concertar el disfrute del espacio de manera respetuosa con la diferencia. Se mantienen los abusos policiales contra la población –recientemente tuve conocimiento personal del caso de Steven Trejos- y si bien es cierto no se conocen registros de tales atropellos oficiales contra las travestis, los homicidios siguen martirizándolas: en lo que llevamos del 2013 han sido asesinadas 5 chicas trans en Cali, ¡una  por mes!. A esta grave afrenta se suma la precariedad en la prestación de los servicios de salud  y las escasas oportunidades laborales que se reducen al trabajo en la prostitución y en las peluquerías.

 
Este  viernes 17 de mayo se celebra el día internacional de lucha contra la discriminación por orientación sexual o identidad de género (homofobia,  transfobia, lesbofibia), fecha que evoca la eliminación de la homosexualidad de la lista de enfermedades mentales por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS). A nivel internacional se avanza en el reconocimiento a los plenos derechos del sector, sin  embargo, en la actualidad las acciones de la Alcaldía de Cali que se desarrollan desde la  Secretaría de Desarrollo Territorial, con apenas una profesional de apoyo, con escasa intervención intersectorial y con poco presupuesto, deja en calculado estado de marginalidad este sector. Lejos de una ciudad para todos, lejos de la construcción de una democracia real y avanzada. ¡Cali no es para todos sino, cada vez más, para unos pocos!
 

*Representante a la Cámara del Polo Democrático Alternativo por el Valle del Cauca.

Cali, 15 de mayo de 2012.

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