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Comité de DH “Daniel Gillard” de Bélgica, destaca labor de congresistas Robledo y Arias en dimisión del cuestionado embajador Carlos Urrutia

El Comité por el respeto de los Derecho Humanos «Daniel Gillard» con sede en Bruselas, considera que la dimisión del embajador de Colombia en Washington Carlos Urrutia es una importante victoria para el movimiento de derechos humanos y la oposición política.

Destacamos la labor de los parlamentarios Wilson Arias y Jorge Enrique Robledo, que fueron quienes denunciaron que las empresas Riopaila y Cargill pagaron cuantiosas sumas de dinero al ex-embajador para conseguir hacerse de forma ilegal con miles de hectáreas de tierra

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El Comité por el respeto de los Derecho Humanos «Daniel Gillard» con sede en Bruselas, considera que la dimisión del embajador de Colombia en Washington Carlos Urrutia es una importante victoria para el movimiento de derechos humanos y la oposición política.

Destacamos la labor de los parlamentarios Wilson Arias y Jorge Enrique Robledo, que fueron quienes denunciaron que las empresas Riopaila y Cargill pagaron cuantiosas sumas de dinero al ex-embajador para conseguir hacerse de forma ilegal con miles de hectáreas de tierra

que estaban destinadas a campesinos sin tierras.

El acaparamiento de tierras a gran escala por parte de multinacionales e inversionistas extranjeros, fenómeno cada vez mas frecuente en Colombia, es una práctica empresarial que condena a la pobreza y al destierro a millones de campesinos y contribuye a la destrucción de la biodiversidad y a la aceleración del cambio climático.

El Comité por el respecto de los Derecho Humanos « Daniel Gillard » recuerda que en 1997, el ex-embajador Carlos Arturo Marulanda, que representaba a Colombia ante la Unión Europea en Bruselas, tuvo que dimitir de su cargo precisamente por practicar el acaparamiento de tierras con la ayuda de grupos paramilitares de extrema derecha.

Sin embargo, hasta el día de hoy los campesinos de la Hacienda Bellacruz en el departamento del Cesar, despojados de sus tierras por el señor Marulanda y sµ familia, no han podido recuperarlas. El ex-embajador consiguió vender ilegalmente gran parte de esta hacienda al magnate brasileño Germán Ephromovich, pasando por encima de los derechos de los campesinos y de los herederos de las víctimas que fueron asesinadas por luchar para que sus derechos fueran respetados.

Por lo tanto, nuestro Comité manifiesta que la dimisión del embajador es un primer paso hacia la clarificación de este presunto delito, pero que es prioritario velar porque las tierras acaparadas sean efectivamente entregadas al campesinado y porque estas violaciones de la ley sean debidamente castigadas.

Bruselas.

 

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