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Crecimiento vacío

Por Eduardo Sarmiento Palacio  

Las cifras de las cuentas nacionales reveladas para el primer trimestre confirman el mal estado de la economía. El producto nacional creció 2.8% en el primer trimestre y la desagregación revela un desempeño mucho peor.

La industria desciende 4%, la agricultura sin café crece cerca de cero,

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Por Eduardo Sarmiento Palacio  

Las cifras de las cuentas nacionales reveladas para el primer trimestre confirman el mal estado de la economía. El producto nacional creció 2.8% en el primer trimestre y la desagregación revela un desempeño mucho peor.

La industria desciende 4%, la agricultura sin café crece cerca de cero,

los servicios y el comercio decaen con respecto a trimestres anteriores y la minería se estancó. Las únicas fuentes de expansión son las obras civiles y la construcción de vivienda que aumentan 16%. Los dos sectores explican la totalidad del crecimiento.

Tanto las obras civiles como la construcción de vivienda se caracterizan por un alto componente de materias primas que vienen de otros sectores. En general, se encuentra que la tercera parte del valor agregado industrial está representado en materiales destinados a la construcción. No es fácil entender como la construcción avanza a una tasa tan alta, cuando la industria desciende, y más, cuando cae la producción de materiales de construcción y hierro. Al parecer, se trata de obras previstas en licencias y presupuestos, pero que no tienen una representación física, y están expuestas a grandes fluctuaciones.

Esta información corresponde a las consideraciones y perspectivas que he planteado haciendo de tiempo atrás y reafirmé a principios del año. La explicación está en el modelo de inversión extranjera, minería, revaluación y TLC, que indujo una estructura en la cual la producción se concentra en minería y servicios y la mayor parte de los bienes industriales y agrícolas se adquieren en el exterior. En la mayoría de los sectores industriales y agrícolas transables los precios internos superan los internacionales. Así, las importaciones agrícolas aumentan por encima de 30% y la producción de confecciones autopartes y hierro caen 15%. En abierta contradicción con las teorías de comercio internacional, lo que se ganó por el abaratamiento de las importaciones se perdió con creces por la destrucción de la producción y el empleo. La economía se quedó sin demanda por los bienes que puede producir. Se configuró un déficit en cuenta corriente de 7% del PIB en términos reales que en un principio se llevó por delante la industria y la agricultura, luego el empleo y ahora los servicios.

A lo anterior se agrega la reforma tributaria, que aumentó los gravámenes del trabajo y bajo los del capital, y, por los errores de predicción y diseño, ha resultado mucho más inequitativa de lo previsto. En plena caída de la actividad productiva, le introdujo un choque represivo a los ingresos laborales. Para completar, los inversionistas reconocieron el deterioro de la economía. Al parecer, por fin advirtieron que el modelo de abaratamiento de importaciones no es sostenible, y, en consecuencia, han procedido a sustituir los activos en moneda nacional por activos en moneda extranjera. Y como lo señalé en columnas anteriores, las salidas de capitales han provocado un proceso de devaluación, que escapa al control del gobierno, y se manifiesta en la elevación de las tasas de interés, caídas de los precios de los TES y títulos financieros y disminución de los rendimientos de las pensiones.

El panorama de la economía no es bueno. Los desaciertos del modelo económico, la reforma tributaria inequitativa y el cambio de expectativas de los agentes económico han llevado a un estado de difícil retorno.  La industria, la agricultura, los servicios y el empleo crecen cerca de cero. La única fuente de expansión es la construcción que no tiene mayor respaldo en materiales y empleo y es altamente inestable. El producto avanzará en el año completo  por debajo de 3% sin creación de empleo.

El Espectador, Bogotá, 23 de junio de 2013.


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