Conecta con nosotros

Nacional

De Astarté al TLC

Por Jaime Enríquez Sansón  

Astarté (Asera o Ashêrâh) o Astarot fue la diosa mesopotámica de la fertilidad, la vida y la naturaleza. La hallamos en Fenicia, asociada con Baal en la Biblia y con diversos nombres en diversas culturas:

Publicado

en

Por Jaime Enríquez Sansón  

Astarté (Asera o Ashêrâh) o Astarot fue la diosa mesopotámica de la fertilidad, la vida y la naturaleza. La hallamos en Fenicia, asociada con Baal en la Biblia y con diversos nombres en diversas culturas:

En ugarítico ‘ṯtrt (también ‘Aṯtart o ‘Athtart, transliterado Atirat).

En acadio DAs-tar-tú (también Astártu).

En etrusco Uni-Astre (según las tablillas de Pyrgi).

Astar: diosa de Abisinia (actual Etiopía).

Athar: diosa de la fecundidad y la lluvia en Arabia del sur.

Ishtar: diosa de Mesopotamia.

Inanna: diosa sumeria del amor, la naturaleza y la fertilidad.

Todas ellas estaban identificadas invariablemente con el planeta Venus. Sus múltiples referencias se explican por el importantísimo papel de la sexualidad en la vida humana y por lo mismo se entiende que el nombre se relacione con el antiguo ejercicio de la prostitución, en muchas culturas con forma ritual, es decir, de una prostitución sagrada o religiosa, orientada a garantizar el apoyo de la divinidad para lograr buenos cultivos. Las culturas agrarias, en consecuencia, miraban con buenos ojos a las que ahora, para usar un socorrido eufemismo, llama la sociedad pacata “mujeres malas”.

La prostitución se puso de moda en la gran prensa durante la llamada cumbre de Cartagena cuando se comprobó que los agentes secretos de los Estados Unidos son los mejores “pesquisas” del mundo porque encontraron con suma facilidad algo que Campo Elías Terán D, flamante locutor convertido en alcalde, se empeñó en ocultar: las prostitutas.

Pero como los gringos jamás pierden su visión colonialista, se negaron a pagar lo convenido y las trabajadoras sexuales (otro eufemismo) pusieron su grito en el cielo para reclamar sus honorarios. ¡Era cuestión de honor!

¡Y qué le han dicho al amarillismo periodístico! Los reporteros gringos acostumbrados a escándalos como el de Clinton y su lenguaraz pasante o el de Nixon y el espionaje Water Gate, no sólo se desplazaron hasta la Ciudad Heroica para hallar a la prostituta criolla y hacerla protagonista de los reportajes con alto tiraje sino que inundaron sus gacetillas con titulares que le dieron la vuelta al mundo.

Y claro que con el espinoso cuento (por algo en la edad media se instituyó el término “ramera”), el mundo pero de especial los colombianos, se olvidaron de los temas de fondo: la explotación económica generalizada, los perjuicios del TLC, la quiebra que afrontarán los arroceros, los caficultores, los cultivadores de caña de azúcar, los paperos y los amedieros de todos los rincones de nuestra geografía, como les ocurrió hace años a los fiqueros desplazados por los industriales de los derivados del petróleo. Y que de paso se quedarán sin discurso los impulsores de los cultivos alternos para desplazar los cultivos ilícitos de la coca: otro pretexto para seguir con la fumigación indiscriminada y criminal, también patrocinada por los Estados Unidos

Con Shakira se desbordó la imaginación colombiana y se dio rienda suelta a toda la malicia indígena y a todo el ingenio que nos caracteriza. Pero con los tacaños agentes de Obama nos distrajeron de lo verdaderamente preocupante: la angustiosa situación que deberán afrontar los productores colombianos que sin subsidios, sin apoyo oficial, en lucha contra la misma naturaleza, sin adecuadas vías de comunicación, presionados por el desplazamiento y la violencia, acosados por los paramilitares y narcotraficantes, tendrán que competir con todo el poder del tío Sam y sus muchachos. Y lo dicho del orden nacional es válido para el orden local: en el Chocó, en La Guajira, en el Putumayo, en Boyacá, en el Cauca, se habla del mismo tema y se hacen a un lado los temas específicos regionales, como en Pasto, valga el ejemplo, los ciudadanos se olvidaron de la ineptitud del actual alcalde para centrarse en el escándalo de Cartagena, escándalo que también fue made in Estados Unidos.

Mientras tanto, nuestros inefables congresistas, uncidos mayoritariamente al carro triunfador de la unidad santista, aprueban a pupitrazo limpio, a pupitrazo descarado, cuanto les ordena el presidente. Y no valen argumentos, no valen reclamos, no valen protestas. Las mujeres de Barbacoas, modernas Lisístratas criollas, cruzan las piernas para protestar; otras mujeres de Cartagena, redivivas Astartés morenas, las descruzan para poder comer. Pero para la mayoría de padres y madres de la patria, eso les tiene sin cuidado. Como les tiene sin cuidado que en este momento pasemos de ser uno de los grandes exportadores de café a compradores del grano que se produce en Perú. Y como les tendrá sin cuidado cuanto ocurra de aquí en adelante con un pueblo de vocación agraria y de economía agraria que se encuentra a las puertas de una verdadera catástrofe económica.

Tiempo vendrá para ajustar las cuentas pues el próximo año será electoral, es decir, de campañas, mentiras, promesas y visitas. Mientras tanto, bien valdría la pena hacernos un estribillo como para no olvidar: Astarté, Astarté, TLC, TLC… y agregarle para que acabe de rimar: “¡Sin café! ¡Sin café!”.

Abril 23 de 2012.

Continúe leyendo
Click para comentar

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Facebook

⚠️LO MÁS RECIENTE ⚠️️

NUESTRO TWITTER