De Gutierritos a Obama o la parábola del infame matoneo

Por Jaime Enríquez Sansón  

Gutierritos había sido prematuro y por eso creció débil, paliducho y timorato. Como en esos días doña Cecilia, la abuela de Vargas Lleras 2.0(también conocido como Vargas Lleras.com) aún no había inspirado la creación del ICBF y su madre era una modesta costurera de barrio,

Gutierritos creció desnutrido y apocado pero con una gran capacidad intelectual a más de ser artista de buen pulso y hábil dibujante. Por todo eso, los niños de su curso le relegaban sus deberes y tareas escolares a cambio de un pedazo de panela o de un banano, de aquellos que se repartían en las escuelas populares antes del invento de los restaurantes que son pingüe negocio de los contratistas amigos del gobierno hoy en día.

En Gutierritos, entonces, se inauguró temprano una institución que apenas ahora atrae la atención de la gran prensa amarillista: el matoneo. Y que se ha fortalecido en proporción inversa al crecimiento físico de Gutierritos y a la preparación intelectual de sus matones. Así, el matoneo lo practican algunos congresistas: le quitan elevados porcentajes de los sueldos a sus asistentes, a los notarios, a los directores y subdirectores de institutos descentralizados del país. Matonean alcaldes y gobernadores a empleados menores en su respectiva jurisdicción. Matonean unos y otros a los electores para constreñirlos a votar. Matonean los gringos a los países tercermundistas para forzar los TLC mediante los fallos de la Corte Internacional o las fumigaciones indiscriminadas. Matonean a sus víctimas los narcos,, los paras y los guerrillos, para sostener sus instituciones. Y ahora con motivo de la celebración del Día de la Secretaria, se ejerció una forma sui generis del matoneo, el moteleo, con el cual se garantiza la estabilidad de las secretarias de gerencia, de rectoría o de cargos similares, durante un año o al menos hasta navidad.

A Gutierritos lo conocí hace 55 años. No tuvo tiempo de aprender a montar en bicicleta porque tenía que pasar sus ratos libres ocupado en ilustrar los cuadernos de sus bien nutridos compañeritos. Claro que tampoco se iban a comprar bicicleta si su madre no tenía dinero y era a su vez matoneada por las señoras adineradas del barrio. Ahora Gutierritos conserva su fisonomía pálida y medrosa y oculta toda la sabiduría acumulada durante todos estos años de privaciones y opresión, tras los gruesos vidrios de las gafas para miope que cabalgan con torpeza sobre su nariz aquilina. Pero ostenta un oscuro aunque poderoso cargo en una entidad oficial además de ser dueño de unos buses, unos taxis y unas motos con las que se dedica a matonear a muchos de aquellos ciudadanos que se aprovecharon del niño canijo y esmirriado que fuera un día.

Colombia, en cambio, no ha tenido la suerte de su modelo en pequeña escala, Gutierritos, y ahora anda torpemente a la deriva con las vacilantes declaraciones de la Canciller en el caso de Nicaragua (la tierra de Rubén Darío, quien fuera cónsul honorífico de Colombia en Buenos Aires, mientras a su vez Vargas Vila fuera designado como representante diplomático de Nicaragua en España,) y los chistes desvergonzados de Obama que ha tomado a broma la grosera y lasciva actitud de los monos encargados de cuidar su seguridad, para darnos un claro ejemplo de cómo un matón puede hacer gala del más típico humor negro con cualquier tema del matoneado Tercer Mundo.

Altos de la Colina, Pasto, 30 de abril de 2012, aniversario del sacrificio de Lara Bonilla.