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El futuro de Colombia

Por José Arlex Arias Arias  

Los países desarrollados lo resolvieron de una vez por todas: “el futuro está en los niños”. Se refieren no solo a la primera infancia sino también a los adolescentes, a quienes preparan en la edad escolar para formar al profesional del mañana. Y su apuesta es integral, partiendo desde el reconocimiento

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Por José Arlex Arias Arias  

Los países desarrollados lo resolvieron de una vez por todas: “el futuro está en los niños”. Se refieren no solo a la primera infancia sino también a los adolescentes, a quienes preparan en la edad escolar para formar al profesional del mañana. Y su apuesta es integral, partiendo desde el reconocimiento

de derechos fundamentales. Para los dirigentes de Colombia sigue siendo un sofisma. ¡Pensar que pretenden insertar a la fuerza al país dizque dentro de los que están en vías de desarrollo!

Basta el recuento de unos pocos hechos para desnudar lo que hacen los dirigentes con nuestros niños y adolescentes. La Constitución Política deja en manos de la “familia y la sociedad” el cuidado de los niños, soslayando el papel fundamental del Estado; con esa base han venido desmantelando los programas del ICBF, con el fin de convertirlos en negocios del sector privado. En el mismo sentido implementan una regresiva reforma educativa que además acorta su permanencia en las instituciones educativas; impulsan una educación superior cuyo eje central es privatizar las universidades y hacer prevalecer los créditos y las becas por encima de una educación pública gratuita, de cobertura universal y de alta calidad. Como si esto fuera poco, se monta un sistema de salud con base en la mercantilización de este derecho.

Con este marco constitucional es fácil deducir las consecuencias: nuestros niños y jóvenes siguen figurando entre los peores preparados; el país renuncia al conocimiento científico, tecnológico y de punta; y nuestro cultivo social cada día está más descompuesto: los niños y adolescentes recurren a la conformación de las pandillas; se hace frecuente el matoneo; se vuelve una práctica cotidiana el trabajo infantil ante la falta de oportunidades de los jefes de hogar, hasta el punto que el presidente Santos reconoce que “el 8 por ciento de los niños en Colombia, en una u otra forma, están trabajando”. A consecuencia de esto los niños y adolescentes son víctimas de todo tipo de violencia, desde la intrafamiliar hasta llegar a la sexual, que es denunciada solo cada vez que el gobierno quiere dar a conocer algún tipo de programa demagógico.

Dentro de todas estas formas de violencia un “informe realizado gracias a los aportes de Free Press Unlimited, War Child Holland y la Agencia de Comunicaciones Pandi, reveló unas cifras escalofriantes sobre el desplazamiento, según el cual, al día, en promedio, 89 niños, niñas o adolescentes son obligados a dejar sus hogares en Colombia; el 69% se encuentra entre los 0 y 12 años. En 2013, entre enero y agosto, 21.373 niños y niñas han tenido que abandonar sus hogares por actos violentos. En los últimos 28 años,  más de 5 millones de personas han sufrido el desplazamiento en Colombia. Durante este mismo periodo, el 38% de las víctimas han sido niños y niñas, o sea cerca de 1.9 millones. “Es un hecho que afecta a las poblaciones más vulnerables: los niños, las niñas, los adolescentes”, afirma la Consultoría para los Derechos Humanos y el Desplazamiento (Codhes).

Al respecto, la Corte Constitucional se pronunció con el Auto 251 de octubre 6 de 2008, estableciendo las obligaciones del Estado frente al restablecimiento de derechos que deben tener los niños y niñas víctimas del desplazamiento. El problema es que ningún gobierno cumple. ¡Con estos dirigentes, Colombia no tiene futuro!

arlexariasarias@hotmail.com

Cartagena, 7 de octubre de 2013.


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