Conecta con nosotros

Nacional

El poder de la palabra

Por Mauricio Cabrera Galvis  

Los bancos centrales de los países desarrollados están descubriendo el poder de la palabra como instrumento de política monetaria para intervenir en los mercados. Esa es la tesis que plantea el editor del Wall Street Journal al analizar el impacto que han tenido las declaraciones de Mario Draghi

Publicado

en

Por Mauricio Cabrera Galvis  

Los bancos centrales de los países desarrollados están descubriendo el poder de la palabra como instrumento de política monetaria para intervenir en los mercados. Esa es la tesis que plantea el editor del Wall Street Journal al analizar el impacto que han tenido las declaraciones de Mario Draghi (presidente del Banco Central Europeo – BCE) sobre las tasas de interés y los flujos de capitales en Europa.

El solo hecho de anunciar que el BCE estaba dispuesto a hacer lo que fuera necesario para defender el euro, o que iba a apoyar con todo a los países en crisis, fue suficiente para que el euro se fortaleciera y para que bajaran las tasas de interés de los bonos españoles, italianos y portugueses. El BCE no tuvo que comprar un solo bono ni tuvo que bajar sus tasas de interés; los mercados reaccionaron ante la sola ‘intervención verbal’.

En la tradición judeo-cristiana la palabra no sólo es profética sino que está investida de poderes cuasi mágicos pues es el instrumento que hace realidad los sacramentos: confirma en la fe, absuelve de los pecados, transforma el pan y el vino, o sella la alianza matrimonial. En otro contexto muy distinto, Freud dio estatus científico al poder sanador de la palabra y la hizo el instrumento esencial de su método terapéutico.

Pero el poder de la palabra de los banqueros centrales no tiene nada que ver ni con las creencias religiosas ni con elpsicoanálisis. Se explica por el ‘comportamiento de rebaño’ de analistas y corredores que compran y venden bonos, divisas y otros activos financieros. Todos ellos están pendientes de la más mínima señal de un evento (por ejemplo una intervención del banco central) que pueda afectar los precios de sus activos y tratan de anticiparse, vendiendo si creen que van a bajar, o comprando si creen que van a subir.

Todos lo hacen porque lo peor que les puede pasar es quedarse fuera del rebaño: si el anuncio resultó verdadero pueden sacar pecho y alardear de cómo su habilidad de predecir les produjo ganancias; y si resultó falso y hay pérdidas, tienen la mejor disculpa que es que todos se equivocaron.

Así se llega al conocido caso de las ‘profecías que se autorrealizan’: cuando muchos creen que un precio, por ejemplo del dólar, va a bajar, todos salen a vender y el precio baja, así no haya pasado nada que lo justifique. “En este pueblo va a pasar algo”, decía el cuento de García Márquez, y pasó, sólo porque todos creyeron que iba a suceder.

¿Por qué, entonces, en Colombia los anuncios del Ministro contra la revaluación no tienen efecto? Porque ha sido más fuerte y reiterativo el anuncio del Banco de la República de que está tranquilo con un dólar por debajo de $1.800. El mercado ha creído esta intervención verbal y por eso la tasa de cambio solo fluctúa 1% o 2% alrededor de ese precio.

***

Coletilla: Que la producción industrial haya caído 4,1% en noviembre, a la vez que las ventas del comercio se incrementaban en 6,7% es una demostración adicional del impacto devastador de la revaluación del peso: los consumidores compran más, pero productos importados que se abaratan con el menor precio del dólar. ¿Cuándo se convencerá el Banco de la República que debe anunciar que va a buscar una tasa de cambio de por lo menos $2.000 para evitar la quiebra de la agricultura y la industria? El solo anuncio movería el mercado.

20 de enero de 2013.

Continúe leyendo
Click para comentar

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Facebook

⚠️LO MÁS RECIENTE ⚠️️

NUESTRO TWITTER