Nacional
El triple salto mortal político de Daniel García-Peña
El hijo pródigo retorna a casa. Tras un largo periodo de transitar por los caminos de la izquierda, Daniel García-Peña Jaramillo, el historiador, profesor universitario y nieto del director emérito del diario El Tiempo, Roberto García-Peña, quien fue un defensor acérrimo del statu quo en Colombia, regresa al seno del establecimiento colombiano al que pertenece (del cual nunca debió salir) y vuelve por el fuero de sus raíces políticas que no son otras que el liberalismo de derecha
El hijo pródigo retorna a casa. Tras un largo periodo de transitar por los caminos de la izquierda, Daniel García-Peña Jaramillo, el historiador, profesor universitario y nieto del director emérito del diario El Tiempo, Roberto García-Peña, quien fue un defensor acérrimo del statu quo en Colombia, regresa al seno del establecimiento colombiano al que pertenece (del cual nunca debió salir) y vuelve por el fuero de sus raíces políticas que no son otras que el liberalismo de derecha que hoy representan en el país políticos como Juan Manuel Santos y Germán Vargas Lleras, y de las que ha abrevado históricamente su familia.
García-Peña Jaramillo deja la militancia de izquierda por un apetitoso cargo diplomático: el Consulado de Colombia en París, al cual accede gracias al gentil nombramiento que le acaba de hacer su amigo personal y exsocio familiar en la Casa Editorial El Tiempo, el presidente Santos.
Al fin y al cabo a las familias García-Peña y Santos las unen lazos comerciales, profesionales y de amistad hace más de medio siglo. Cómo no aprovechar esta “palomita diplomática” en la Ciudad Luz, luego de salir dolido de la Alcaldía de Bogotá por la decisión del burgomaestre Gustavo Petro de prescindir de los servicios de su esposa, María Valencia Gaitán, quien fungía como secretaria distrital de Hábitat.
García-Peña Jaramillo dejó ver su profundo malestar porque le habían quitado su cuota burocrática, y así lo dejó entrever en misiva de protesta al huésped del Palacio Liévano. Y para hacer sentir con mayor ahínco su dolama por el puesto de su cónyuge, decidió renunciar al cargo de director de relaciones internacionales que ostentaba en la administración de la capital de la República.
Luego de salir mal del Polo Democrático Alternativo en junio de 2008 porque en su calidad de secretario general de este partido no pudo sustentar varias cuentas, lo que condujo a que le exigieran su dimisión, decidió unirse a Gustavo Petro y durante su campaña a la Alcaldía de Bogotá fue su jefe de debate.
Gracias a que ha sabido explotar muy bien y con creces su apellido y sus nexos con la poderosa familia Santos, hasta hace poco propietaria del diario El Tiempo, García-Peña Jaramillo sin mérito político alguno, logró meterse en las campañas de Lucho Garzón y de Carlos Gaviria Díaz para fungir como hombre orquesta. Pero además, logró enrolarse en la campaña a la Alcaldía de Bogotá del primero y la presidencial del segundo en 2002 gracias a que había hecho incursión en la AD-M-19 en la década de los 90 como asesor y periodista en el noticiero de televisión de esta corriente insurgente que decidió reincorporarse a la legalidad.
Durante el gobierno del presidente Ernesto Samper Pizano obtuvo figuración burocrática como Alto Comisionado de Paz, luego separándose políticamente de su familia y de su actitud característica de defensora del statu quo como lo atestiguan las trayectorias de su abuelo Roberto y de sus primos Roberto Posada García-Peña y Rodrigo Pardo García-Peña, nuestro ahora flamante cónsul en París probó suerte en la izquierda.
Culminado su periplo político-burocrático tanto en el Polo Democrático como en el movimiento Progresistas de Petro, Daniel García-Peña ingresa a la Unidad Nacional del presidente Santos, sin ningún rubor. Al fin y al cabo él pertenece a las familias de la oligarquía colombiana cuyo talante es saber disfrazar muy bien sus intereses personales con un supuesto “servicio desinteresado a la patria” y para justificar su concupiscente procedimiento aluden a falsos enfrentamientos de principios.
En Colombia es muy común observar este tipo de triple salto mortal político como el de García Peña-Jaramillo, que están en la izquierda o en la derecha según sus conveniencias personales y familiares de momento.
El retorno de Daniel García Peña a la derecha por el lado del santismo obedece en buena medida a que como diría Enrique IV, “París bien vale una misa”.
Julio 18 de 2012.