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En medio de la irrupción de liderazgos femeninos, asumió presidente Correa

Por Fernando Arellano Ortiz 
Enviado especial Quito  

 
Con el surgimiento de liderazgos femeninos y con la misión política de cambiar la matriz productiva del país, se juramentó para un nuevo periodo de cuatro años el presidente ecuatoriano Rafael Correa Delgado.

Esta nueva etapa de la denominada Revolución Ciudadana se inicia no solamente con una contundente mayoría legislativa que le permitirá al mandatario ecuatoriano viabilizar sin mayores obstáculos su proyecto político, sino con el precedente de la irrupción de sólidos liderazgos al frente

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Por Fernando Arellano Ortiz 
Enviado especial Quito  

 
Con el surgimiento de liderazgos femeninos y con la misión política de cambiar la matriz productiva del país, se juramentó para un nuevo periodo de cuatro años el presidente ecuatoriano Rafael Correa Delgado.

Esta nueva etapa de la denominada Revolución Ciudadana se inicia no solamente con una contundente mayoría legislativa que le permitirá al mandatario ecuatoriano viabilizar sin mayores obstáculos su proyecto político, sino con el precedente de la irrupción de sólidos liderazgos al frente

de la conducción de la Asamblea Nacional (órgano legislativo).

En efecto, para presidir la Asamblea se eligieron tres mujeres de probado liderazgo y profundo arraigo popular. Gabriela Rivadeneira, una joven de 29 años de edad que apenas está terminando sus estudios universitarios pero con un interesante recorrido político en el ejercicio de cargos públicos, es la presidenta del órgano legislativo.

Entre tanto, las abogadas Roxana Alvarado y Marcela Aguiñaga estarán al frente de la primera y segunda vicepresidencias de la Asamblea respectivamente, en un hecho sin precedentes en la historia política del Ecuador en cuanto a representación y liderazgo de la mujer.

El discurso que pronunció Rivadeneira al dar posesión al presidente Correa estuvo sustentado en los pilares que guían la Revolución Ciudadana, la cual comenzó hace seis años.

Fue enfática en señalar que en el Ecuador ha cambiado el libreto del vasallaje que por tantos años condenó a esta nación andina y América Latina a la exclusión social.

Recordó cómo los gobiernos neoliberales y corruptos de la denominada “partidocracia” en el Ecuador generaron toda una catástrofe social con sus criminales políticas que ocasionaron la salida de más de tres millones de nacionales al exterior a buscar posibilidades de vida; el saqueo de los ahorros de millares de cuentahabientes por parte de los banqueros corruptos con complicidad de los mandatarios de turno mediante los feriados bancarios; la pérdida de la soberanía monetaria la dolarización de la economía; y el incremento ostensible de la deuda externa.

La presidenta de la Asamblea Nacional dijo que ahora el Ecuador transita por una nueva etapa que se caracteriza por la soberanía nacional, la ejecución de políticas de equidad y el impulso de la integración regional a través de una nueva arquitectura financiera internacional.

No obstante, advirtió, que los intereses del capital a través de las oligarquías decadentes siguen asechando a los gobiernos progresistas como el del Ecuador. Lo mismo que ocurrió hace más de un siglo con el linchamiento y asesinato de Eloy Alfaro, padre de la revolución liberal, ahora esas mismas fuerzas oscuras atentan contra el avance de un proceso político progresista como el que lidera el presidente Correa.

Sostuvo además que el desafío es continuar avanzando en la superación de los lastres que dejó por más de dos década el modelo neoliberal en el Ecuador y agregó que con la inspiración de líderes como Alfaro, el Che Guevara, Fidel Castro y Hugo Chávez, este país va a seguir trabajando por dejar atrás el pasado inicuo de la siniestra caricatura de las desigualdades.

Destacó los avances sustanciales que ha logrado en todos los frentes sociales, económicos, culturales, políticos y ecológicos la Revolución Ciudadana en tan solo seis años.

Vencer la pobreza, el imperativo

Por su parte, el presidente Correa una vez juramentado, pronunció un discurso en el que hizo un balance de su obra de gobierno, destacando los positivos indicadores económicos que muestra el Ecuador: la disminución del desempleo a una tasa del 4.1%; un crecimiento anual del 4.3%, por encima del promedio de América Latina que es de 3.5%.

Anunció que durante este nuevo cuatrienio su gestión se enfocará a disminuir la pobreza a través del cambio de la matriz productiva sustentado en la industrialización del país y la sociedad del conocimiento.

Hizo una serie de pronunciamientos contra la injerencia extranjera, La canalla mediática ecuatoriana y los poderes fácticos que amenazan la estabilidad democrática de los países de América Latina que cuentan con gobiernos progresistas.

Se comprometió a seguir mejorando las condiciones socioeconómicas de los ecuatorianos, a construir un futuro sustentable y a seguir manteniendo la esperanza para lograr la segunda y definitiva independencia.
 
Quito, Ecuador.

 

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