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Nacional

¡Qué cinismo!

Por José Arlex Arias Arias  

Hay personajes que por sus actuaciones se hacen célebres al ocasionar un importante impacto en la sociedad. Unos porque con sus decisiones le traen bienestar social pero también existen otros que causan verdaderos desastres. Se podría decir, con el senador Robledo, que los primeros colocan

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Por José Arlex Arias Arias  

Hay personajes que por sus actuaciones se hacen célebres al ocasionar un importante impacto en la sociedad. Unos porque con sus decisiones le traen bienestar social pero también existen otros que causan verdaderos desastres. Se podría decir, con el senador Robledo, que los primeros colocan

los intereses colectivos por encima de los particulares, y los segundos, los particulares por encima de los colectivos. Para desgracia de Colombia, sus gobernantes clasifican en esta última categoría. Para ellos es más importante la confianza inversionista, el interés privado, las garantías a las multinacionales –nacionales o internacionales– que el bienestar social.

A partir del “Consenso de Washington”, mediante el cual los gobiernos de América se comprometieron con Estados Unidos a implementar la globalización neoliberal, el de Colombia ha sido uno de los alumnos más aplicados, que con conducta dócil implementa el recetario privatizador –interés particular por encima del colectivo– sin el menor remordimiento por las verdaderas catástrofes que le está causando a la población tanto en materia de derechos fundamentales o esenciales –salud, educación, servicios públicos, seguridad social, crédito de fomento, justicia, entre otros– como en el arrasamiento de su aparato productivo. Por último, ha complementado la feria del patrimonio de la Nación con la entrega de sus recursos naturales, como con la concesión de nuestras fuentes mineras.

Todos han asegurado que del fortalecimiento, o sea, de las utilidades del sector privado, depende el bienestar social de toda la población; teoría mediante la cual se desecha o deja en segundo plano el papel del Estado Social, que es el verdadero designado para que, vía redistribución de lo recaudado por impuestos, el erario y el patrimonio, se implementen políticas sociales que cubran las necesidades insatisfechas de la población. Estos neoliberales han trasladado el patrimonio nacional a los bolsillos del sector privado, ampliando la brecha entre ricos y pobres, concentrando el capital y pauperizando el empleo, generando un empleo informal de bajos ingresos que ha extinguido literalmente la clase media.

Los padres de esta oleada neoliberal han sido Cesar Gaviria, Ernesto Samper, Andrés Pastrana, Álvaro Uribe y Juan Manuel Santos, que con todo tipo de ropaje y eufemismos engañan y cooptan líderes bobalicones o desnaturalizados, y todos han aplicado un plan preconcebido con medidas cada vez más aberrantes contra el país,  que los últimos tres gobiernos sintetizaron en la Confianza Inversionista. Ante las consecuencias, el pueblo comienza a hacerse sentir en las calles y se espera que también lo haga en las urnas como una forma de rechazo a toda esta política. La reelección de los mismos significa una patente de corso para continuar con el saqueo.

Álvaro Uribe lanzó su candidatura al Senado por el “Centro Democrático”, un engendro neoliberal que pretende presentar a quienes en gran parte son los causantes de la grave crisis del país como los nuevos salvadores. Tienen que ser muy cínicos o burlarse de la inteligencia de los colombianos para intentar hacernos creer que el mismo fracasado recetario neoliberal de la confianza inversionista, la seguridad democrática –que dejó miles de asesinatos– la cohesión social y un fementido diálogo popular –el mismo diálogo de sordos que utilizó como Presidente– van a resolver los graves problemas de la patria. ¡Al perro lo capan una sola vez!

arlexariasarias@hotmail.com

Cartagena, 23 de septiembre de 2013.

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