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La feria del acueducto

Por Aurelio Suárez Montoya  

El negocio de recolección de basuras en Bogotá, remunerado por alzas crecientes en las tarifas, ha sido lucrativo para los cuatro operadores y ha tenido a los recicladores como grupo marginal.

 
La Corte Constitucional decidió que era indispensable incluir a esa población y exigió que en todo concurso fuera cláusula obligatoria.

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Por Aurelio Suárez Montoya  

El negocio de recolección de basuras en Bogotá, remunerado por alzas crecientes en las tarifas, ha sido lucrativo para los cuatro operadores y ha tenido a los recicladores como grupo marginal.

 
La Corte Constitucional decidió que era indispensable incluir a esa población y exigió que en todo concurso fuera cláusula obligatoria.

En abril de 2012, se dio viabilidad a la propuesta presentada por la Uaesp y se ordenó a la Procuraduría hacerla cumplir.

En agosto, la alcaldía notificó de un operador público para el aseo que, en competencia con los privados, rebajaría las tarifas; luego, el 11 de octubre, la Procuraduría informó a la Corte que la Uaesp tenía 0% de ejecución de la propuesta validada y el 22 de octubre, el alcalde anunció que la EAAB y la Uaesp convinieron que el Acueducto, “de manera directa o a través de un tercero”, “prestara el servicio público de aseo”, incluidos “facturación”, “recaudo y cartera” y “atención al público”.

El próximo 18 de diciembre, la EAAB, por consiguiente, con cientos de camiones adquiridos, miles de trabajadores transitorios y algunos subcontratos, será el operador del aseo en Bogotá, aún sin considerar que organismos de control expresen reparos o que los recicladores manifiesten que están “en el limbo”.

Coincido con las soluciones estatales en servicios públicos; no obstante, la propuesta de la EAAB -como operador de aseo- apareció como plan B, súbitamente; lo cual, al asumir funciones que no había planificado y sin aprendizaje para ellas, impactará sus estructuras financieras y administrativas.

Ese riesgo existe y máxime cuando en enero de 2013 la EAAB retomará la concesión caducada de la comercialización del agua en cinco zonas de la ciudad y del mantenimiento en tres de ellas; cuando enfrentará el sostenimiento del mínimo vital gratuito para 500 mil hogares y de ampliarlo a otros; cuando persiste un contrato leonino para el manejo de la planta Tibitoc y cuando gastos operacionales, costo de ventas y provisiones siguen creciendo y el 50% de las utilidades son ingresos financieros o extraordinarios. Nada tiene asegurado y peor si está por saberse hasta cuándo desempeñará las nuevas tareas, si serán duraderas o se harán en competencia o vendrá una nueva licitación.

Para la EAAB la consigna de basuras cero es otro fardo. Los residuos de alimentos y los sanitarios son el 70% de la basura residencial, lo que complica la meta fijada, igual sucede con los pequeños negocios. Lo ideal era crear una empresa adecuada, fundamentada en estudios técnicos suficientes, y no una solución de “puerta de atrás”. Si se trata de defender lo público, empiécese por preservar lo que tiene tal condición, de no feriarlo.

El Espectador, Bogotá, 24 de octubre de 2012.

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