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Nacional

La inundación y la motobomba

Por Mauricio Cabrera Galvis  

Los intentos del Banco de la República (B de R) de frenar la revaluación y estabilizar la tasa de cambio comprando 20 o 30 millones de dólares diarios recuerdan las dolorosas imágenes de las inundaciones en el sur del departamento del Atlántico cuando se rompió el canal del Dique, y unos desesperados

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Por Mauricio Cabrera Galvis  

Los intentos del Banco de la República (B de R) de frenar la revaluación y estabilizar la tasa de cambio comprando 20 o 30 millones de dólares diarios recuerdan las dolorosas imágenes de las inundaciones en el sur del departamento del Atlántico cuando se rompió el canal del Dique, y unos desesperados pobladores trataban de sacar el agua de sus casas con motobombas.

En realidad puede ser hasta más fácil controlar la fuerza del río Magdalena con motobombas que compensar la inundación de dólares generada por la enorme expansión monetaria del Banco de la Reserva Federal de EE.UU. (FED).

Para reactivar la economía norteamericana la FED ha estado imprimiendo cada mes US$ 85.000 millones que acaban circulando por todo el mundo creando un verdadero tsunami monetario, así lo llamó la Presidenta del Brasil, que presionó la revaluación de casi todas las monedas del mundo. Frente a esa monumental expansión, compras mensuales de US$30 millones no le hacen ni cosquillas.

De hecho las grandes oscilaciones de la tasa de cambio en Colombia, donde el precio del dólar parece un yoyo que sube y baja sin control, se deben mucho más a los anuncios de la FED que a las acciones o políticas del B de R.

En Junio pasado el precio del dólar brincó a $1.950 cuando la FED insinuó que iba a terminar su política expansionista; cuando el rumor no se hizo realidad, volvió a bajar a $1.870, y ahora ha vuelto a subir a $1.930 de nuevo porque el mercado piensa que con la recuperación económica y la creación de empleo en EE.UU. la FED va a dejar de imprimir tantos dólares.

Todas estas fluctuaciones se dieron mientras que la motobomba del B de R seguía absorbiendo la misma pequeña cantidad de dólares.

La alternativa no es aumentar un poco la compra de dólares, ni mucho menos resignarse a la inundación. Como en el caso del Magdalena lo que se debe hacer es reparar el roto del canal del Dique y tapar el hueco por donde se está entrando el agua. No se trata de sacar el agua sino de impedir que entre.

En Colombia el hueco que permite la inundación de dólares es la cuenta de capitales, porque el comercio de bienes y servicios (la cuenta corriente de la Balanza de Pagos) presenta un gran déficit superior al 3,5% del PIB. Pero los ingresos de capitales son tan grandes que compensan este déficit más las compras del B de R. Hay que tapar ese hueco sin limitar los ingresos de la inversión extranjera productiva que traen otros beneficios al país, así no sean gratis y en el futuro nos vayan a pasar la cuenta de cobro.

La mira hay que ponerla en los ingresos de capitales golondrina (de corto plazo) que en lo corrido del año han sido US$4.400 millones; además, como es más barato tomar créditos en el exterior, la deuda externa del sistema financiero se ha incrementado en otros US$4.300 millones, para un total de US$8.300 millones de ingresos, mientras que el B de R solo ha comprado US$6.000 millones en el mismo período.

Es absurdo que ante esta realidad el Gobierno Nacional no solo se haya negado a establecer algún tipo de control a los ingresos de capitales de corto plazo, que hoy son recomendados hasta por el mismo FMI, sino que los estimule con incentivos tributarios, ensanchando el hueco para la inundación y haciendo inútiles los esfuerzos del B de R.

11 de noviembre de 2013.

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