Lado oscuro de la Alianza del Pacífico

Por Gustavo Pérez Ramírez  

Durante la VII Cumbre, los gobiernos de Chile, Colombia, México y Perú han consolidado en Cali su Alianza del Pacífico, tipo ALCA, compartiendo “principios y valores” neoliberales. Su intención es insertarse como un mercado de más de 200 millones de personas, en una de las regiones más prósperas del mundo; si bien uno de los propósitos es superar la pobreza, quizás solo sea una “ilusión movilizadora”.

En el caso de Colombia, el “litmus test” es como se resolverá el problema de la miseria extrema de los habitantes de Buenaventura, una de las peores ciudades del mundo, a pesar de ser el puerto que mueve más del 60% del comercio del país, que enriquece al capital privado, sin que siquiera caigan mendrugos para el pobre, todavía sin solución a sus necesidades básicas.

Allí de joven conocí el mar. El espectáculo de los asentamientos en viviendas primitivas, construidas sobre estacas en el agua y la pobreza extrema que observé, ha quedado grabado en mi memoria, reforzado hoy por documentales que muestran lo poco que ha cambiado.

El actual megaproyecto, Malecón Bahía de la Cruz, para impulsar el turismo y la modernización del puerto Aguadulce, a cargo de la transnacional filipina Ictsi, implica el desalojo de 23.000 personas, afrodescendientes en su mayoría, de sus asentamientos ancestrales obtenidos por históricas luchas.

Abogo por su causa. No fueron tenidos en cuenta para que representantes de los palafitos y del litoral estuvieran presentes en la Cumbre, junto con organizaciones sociales. Solo se dio cabida a observadores de gobiernos extranjeros, entre ellos Rajoy que buscaba triangulación para España y a unos 400 empresarios. Lo que cuenta para la Alianza son los intereses del capital sobre los del ser humano, olvidado en medio de la inseguridad. Cerca de 5.000 personas se han visto obligadas a dejar sus casas ante el temor de la guerra que libran los urabeños y la empresa, que denuncia la Defensoría del Pueblo.

Coletilla: Protesto por la traición del presidente Santos a su colega, el presidente Maduro, sospechosamente después de entrevistarse con el vicepresidente del imperio, que apoya al líder de la violencia opositora en Venezuela, y acabando de firmar el nuevo intento de implantar el ALCA. Hipócrita, le dio a Capriles lo que buscaba.

El Telégrafo, Ecuador, 2 de junio de 2013.