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Nacional

Los ingenieros también están indignados

Por Diego Otero Prada  

Primero se hablaba de la destrucción de la industria y la agricultura por culpa de la firma de TLCs (el gobierno quiere llevarse el record GINNES del país que más ha firmado TLCs en el mundo), la revaluación del peso colombiano, la concentración en un modelo de recursos naturales

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Por Diego Otero Prada  

Primero se hablaba de la destrucción de la industria y la agricultura por culpa de la firma de TLCs (el gobierno quiere llevarse el record GINNES del país que más ha firmado TLCs en el mundo), la revaluación del peso colombiano, la concentración en un modelo de recursos naturales

y las políticas antinacionales de los últimos gobiernos, continuados por el santismo.

Ahora le toca el turno a la ingeniería colombiana y a las diferentes profesiones en general, que se ven enfrentadas a una competencia aguda de empresas extranjeras, entrada favorecida por la multitud de tratados de libre comercio firmados, las facilidades para ejercer cualquier profesión en Colombia para un extranjero, la privatización de empresas públicas y privadas, y lo que es más grave, la actitud de las entidades públicas que en sus pliegos de condiciones  favorecen a empresas extranjeras o a empresas grandes colombianas.

También se está dando otro fenómeno, como es la compra de importantes empresas de ingeniería por empresas extranjeras, situación que ha comenzado a darse también  en el sector educativo, ya que están llegando universidades de quinta categoría a comprar universidades colombianas, con el único propósito del interés monetario. Y el gobierno no hace nada, peor, le encanta la idea que el país se desnacionalice, que sea comprado por el exterior.

Las firmas de consultoría y de construcción tomaron auge en Colombia con la creación de entidades públicas para el manejo de los servicios públicos de  energía, telecomunicaciones, agua y  alcantarillado y la construcción y operación de ferrocarriles, puertos, aeropuertos y carreteras. Este proceso se dio a partir de la segunda guerra mundial y finalizó con la nefasta apertura y onda privatizadora que comenzó con el gobierno del señor César Gaviria, continuada por el social demócrata Samper, los derechistas Andrés Samper y Álvaro Uribe y en la actualidad seguida por el pro estadunidense Juan Manuel Santos. Se destruyó todo el sector estatal para cumplir con los compromisos del Consenso de Washington y las órdenes del Fondo Monetario Internacional y   el Banco Mundial.

A la sombra de este sector estatal se desarrolló la ingeniería colombiana en sus diferentes ramas de consultoría, interventoría y construcción, que se encargaron de implementar los programas puestos en práctica por las empresas estatales. La ingeniería colombiana contribuyó a impulsar el sector de servicios públicos y de infraestructura vial. Se crearon importantes firmas de ingeniería, crecientes, que dieron empleo a numerosos ingenieros, economistas, contadores, administradores de empresa, abogados…

Con el predominio del neoliberalismo a partir de 1991 todo esto cambió. La ingeniería es desplazada en las empresas privatizas con capital extranjero, colocada como subcontratista de empresas extranjeras.  Mucha ingeniería se hace en las casas matrices en el exterior de las empresas transnacionales.

En el sector energético, ECOPETROL, LA CREG y la UPME no se caracterizan por la defensa de las consultoría colombiana. En sus condiciones para participar en concursos se prefiere a los extranjeros, se colocan condiciones que solo las cumplen firmas del exterior. En el sector energético ha primado desde los noventa un grupo de neoliberales que son los que han definido las reglas y dirigido realmente la orientación del sector. Son ellos los que han diseñado las fórmulas tarifarias y los precios de los energéticos que han hecho que Colombia tenga unos precios muy altos comparados internacionalmente, que han beneficiado los intereses privados y del gobierno central, en perjuicio de los hogares y perjudicando la competitividad de la producción nacional.

A diferencia  de casi todos los países del mundo, en Colombia cualquier profesional extranjero puede venir a ejercer su profesión en Colombia sin ninguna restricción. La única condición es la de que muestre que posee un título. En el exterior, en Estados Unidos, por ejemplo, es casi imposible obtener un permiso para ejercer una profesión con título de Colombia. Hay que homologarlo en cada estado. Igual sucede en los países vecinos, hay Colegios de Ingenieros que son una limitación, no imposible, pero que toma tiempo obtener el permiso. Colombia es el país del mundo con mayor facilidad de acceso a extranjeros.

La Constitución de 1991 en estos temas fue de total apertura porque cualquier firma puede entrar a participar en la contratación estatal. No se puede prohibir su ejercicio en Colombia. Y ahora con los TLCs esto si ya es una condición.

El problema es de modelo y de falta de nacionalismo. Nuestras élites están sesgadas hacia lo externo, sus ídolos están en Estados Unidos, son exageradamente   pro estadunidenses, no piensan en Colombia ni mucho menos en Sur América.

Ingenieros, hay que organizarse y protestar como lo están haciendo otros sectores sociales. La pasividad no paga, no hay que temer a la movilización, a la crítica al gobierno y a las pocas entidades públicas que aún quedan.

La lucha de los ingenieros tiene que combinarse con la de los otros sectores sociales para lograr fuerza. Es una lucha feroz porque los intereses extranjeros son muy fuertes en el gobierno y en las élites dominantes.

Todo se resume en el cambio del modelo socio económico imperante. Hay que volver a cierto grado de intervencionismo estatal, prohibir las privatizaciones, crear nuevas entidades estatales para manejar  el carbón, por ejemplo, el control de la minería, defender una educación y salud públicas, promover la industria  y la agricultura, invertir fuertemente en investigación y desarrollo, crear un banco de desarrollo, es decir, prácticamente hay que construir un nuevo país, pero es nuestra obligación hacerlo para beneficio de nuestros hijos y nietos.

21 de agosto de 2013.

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