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Los verdaderos instigadores

Por José Arlex Arias Arias  

El presidente Santos ha recurrido a las retóricas para tratar de hacernos creer y convencer al mundo de que Colombia es el país de las “mil maravillas”; utiliza a sus correveidile fletados por los grandes medios de comunicación para que hagan su trabajo de alienación. Son correas de transmisión

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Por José Arlex Arias Arias  

El presidente Santos ha recurrido a las retóricas para tratar de hacernos creer y convencer al mundo de que Colombia es el país de las “mil maravillas”; utiliza a sus correveidile fletados por los grandes medios de comunicación para que hagan su trabajo de alienación. Son correas de transmisión

bien “aceitadas” que ponen hasta al más humilde de los “parroquianos” a defender verdades torcidas. Pero el encanto del jugador de póquer cada día se debilita, el pueblo reacciona y hoy cerca del sesenta y cinco por ciento de la población rechaza su reelección. ¡Tiene que ser uno demasiado mal gobernante para que teniendo todo el poder del Estado y todos los recursos de los grandes negocios de privatizaciones, se le embolate su nuevo período presidencial!

Las verdaderas razones de ese desencanto tienen que ver con que el presidente Santos ha profundizado un modelo de desarrollo neoliberal que lo convierte en un gobierno plutocrático, al servicio de las multinacionales y de los grandes potentados tanto extranjeros como nacionales. Para ello diseñó “los tres huevitos” –en eso es igual a Álvaro Uribe– que con la Confianza Inversionista les han dado todo tipo de garantías –nuestros recursos, incluyendo la mano de obra pauperizada– hasta convertir a nuestro país en exportador de capitales; su Cohesión Social no es más que demagogia y populismo, que mediante el cambio de los métodos de medición trata de mostrar unos indicadores que no corresponden a la realidad, convirtiendo derechos fundamentales o esenciales de la población en verdaderas minas de dinero para el sector privado –empleo tercerizado, salud, educación, servicios públicos esenciales, seguridad social, justicia, crédito de fomento, entre muchos otros–. Y en relación con la Seguridad Ciudadana, lo que existen son verdaderos ejércitos de grupos armados ilegales, con un recrudecimiento permanente de todo tipo de delitos.

Los colombianos comienzan a padecer el impacto de las políticas antinacionales de libre comercio con las que el presidente Santos complace a los circuitos de poder. En su momento, los sectores productivos y los trabajadores fueron advertidos de que los Tratados de Libre Comercio, como los con Estados Unidos, Canadá, la Alianza del Pacífico, Unión Europea, Corea, etc., negociados en condiciones desventajosas, terminarían arrasando el aparato productivo y con ello, el empleo digno. En este último año de gobierno se hace patente esta situación, motivando a los sectores agrario, pecuario, industrial, minero e incluso a algunas empresas de bienes y servicios absorbidas o a punto de caer en bancarrota, y a los mismos trabajadores sometidos a intermediarios y al rebusque, a pronunciarse con protestas. Ante la falta de seriedad del presidente Santos, que les ha incumplido los acuerdos o les quiere imponer dicha política nacional, se han visto forzados a salir a defender su propio patrimonio familiar, encontrando el respaldo de la oposición democrática del país.

En ese contexto se reactiva la protesta social que el presidente Santos y su Administración –con la finalidad de imponer sus propósitos– va criminalizando, estigmatizando a sus dirigentes y equiparando, con torvas intenciones, con las extremas, buscando así su descrédito o eliminación física. Con ello se demuestra que, además de ser un gobierno antinacional y antipopular es, al igual que el de Uribe, un gobierno de ribetes antidemocráticos propio de los verdaderos instigadores. ¡Las garantías a la oposición democrática son el reflejo de lo que es un gobierno!  

arlexariasarias@hotmail.com

Cartagena, 12 de agosto de 2013.


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