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Nacional

Modelo industrial exportador, laberinto sin salida

Por Aurelio Suárez Montoya  

Los resultados de la industria colombiana en el primer trimestre de 2013 son los más negativos en 48 meses.  El ministro de Hacienda los atribuye a los “festivos” de marzo y otros los vinculan a la evolución de subsectores encadenados con la construcción y al declive del “entorno global

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Por Aurelio Suárez Montoya  

Los resultados de la industria colombiana en el primer trimestre de 2013 son los más negativos en 48 meses.  El ministro de Hacienda los atribuye a los “festivos” de marzo y otros los vinculan a la evolución de subsectores encadenados con la construcción y al declive del “entorno global

y (de) las relaciones comerciales con los vecinos”.  (http://www.portafolio.co/opinion/consultorio-realidades-la-industria-0). No obstante,  existen otras explicaciones, fundamentadas en razones estructurales. 

La industria viene perdiendo participación en el PIB. En 1996 era el 19 %, en 2012 fue el 12%. Esta disminución está en conjunción con un cambio de perfil, al orientarse hacia la exportación, dejando el mercado interno en segundo plano. Para ello optó por un modelo de ensamble, con insumos importados, intensivo en equipo y maquinaria, rubro que fue el 58% de la inversión manufacturera total aplicada entre 1996 y 2006. Sin embargo, respecto al valor agregado, lo invertido está actualmente entre el 10% y el 15%, cuando décadas atrás fue del 25%. (http://www.urosario.edu.co/urosario_files/75/758d0198-305c-464b-8d4d-388b1f6ce20e.pdf).

Carranza y Moreno (BanRepública, 2013) no creen en la denominada “desindustrialización” y, a la vez, observan que la petroquímica es la rama con mayor dinámica  y que la principal pérdida de participación de la industria en la economía general se presentó entre 1990 y 2000. Según estos autores,  la reducción del tamaño de la industria obedece a una “desintegración” de servicios e insumos que ahora son suministrados por terceros.

Maldonado liga la caída industrial a cambios en la composición de la estructura productiva atrasada, “deficientemente desarrollada en la producción de bienes intermedios, de capital y transporte, con alto contenido tecnológico, y altamente concentrada y dependiente en los sectores de la industria liviana” , la cual es más marcada que en 1975.  (http://www.bdigital.unal.edu.co/2021/1/TESIS_ORIGINAL_OCTUBRE_12_(1).pdf)

Una retrospectiva de varias décadas muestra que la variación del crecimiento ha sido cíclica, con periodos alternados -positivos y negativos- ligado al curso de la economía nacional y del contexto internacional. No obstante, en el transcurso, el cambio ocurrido en la composición hace mayor la diferencia entre importaciones y exportaciones industriales, desde el equilibrio en 1990 hasta un déficit de más 30 mil millones de dólares en 2012.

En el lance exportador, la industria nacional no conquistó las ventas externas esperadas y perdió buena parte de las internas; supeditando su desarrollo  a los mercados internacionales, ya no es motor de crecimiento. Y vale añadir que la especialización minero-energética la afecta todavía más, no sólo por la “enfermedad holandesa” y sus efectos en la tasa de cambio, sino  porque además los recursos disponibles y las posibilidades son cada vez más escasos. Para rematar, en el trance de este laberinto sin salida, un cúmulo de TLC viene a reforzar sus muy graves quebrantos presentes. 

Bogotá, 27 de mayo de 2013.

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