Polo pide hundir la polémica reforma a la salud

El Espectador  

El senador Jorge Robledo dijo que el proyecto del Gobierno es “la peor reforma desde 1993”.

El senador Jorge Enrique Robledo, del Polo Democrático Alternativo, pidió este lunes hundir la actual reforma a la salud que está en trámite en la plenaria del Senado.

A juicio de Robledo, el proyecto del Gobierno, junto a la reforma estatutaria que tramitó el semestre pasado, “es la peor reforma a la salud desde 1993”. (Escuche los argumentos del senador Robledo).

Según él, aunque hace un año estaba claro que era necesario acabar con la EPS, el ministro Alejandro Gaviria logró “resucitar y mantener” vivas dichas entidades.

¿Por qué es la peor reforma?

Reencaucha las EPS al solo cambiarles de nombre dándoles la facultad de intermediación financiera. “Estas empresas van a seguir ganando de la plata de la salud de los colombianos”, explicó.

Se mantiene el POS y sólo cambian de nombre al término PLAN. “Este será el mismo POS restringido y los colombianos nos vamos a seguir enfermando y muriendo de males que la medicina sí sabe curar”, sostuvo.

La reforma de una u otra manera golpea la tutela. “Lo único bueno que le había pasado a la salud en los 20 años era la tutela pero termina afectada con la reforma”, indicó.

La falta de quórum

El senador Robledo tras advertir que el Polo sí está asistiendo a los debates, dijo que no pueden decir que la reforma a la salud es buena sólo porque los legisladores no están acudiendo a las plenarias.

“Los santistas son tantos que de ellos depende el quórum y en general los del Polo están asistiendo a las sesiones…los santistas pueden tener distintas razones para no ir a las sesiones pero no quiere decir que no estén acudiendo a los debates prueba que la reforma es buena, como lo han querido hacer ver en algunos sectores”, resaltó.

Y agregó: “Eso podría ser interpretado como un silogismo porque se quiere decir que como los congresistas son malos y no van a las sesiones, la reforma pasa a ser buena…eso es por completo inaceptable”.

El Espectador, Bogotá.