Sanción ejemplar e histórica hace falta para quienes ejecutaron el macabro golpe de Estado contra Allende, afirma Clara López

Al conmemorarse cuarenta años de uno de las mayores crímenes de la historia de América Latina como el macabro golpe de Estado contra el presidente constitucional de Chile, Salvador Allende Gossens, la presidenta del Polo Democrático Alternativo, Clara López Obregón, no solamente relievó su estatura de estadista y su proyección política sino que, además, sostuvo que aún hace falta una sanción ejemplar e histórica para todos quienes hicieron posible esta ignominiosa acción que oscurece de sangre,

humillación y envilecimiento el devenir de buena parte de los países de la región.

En efecto, López Obregón recordó que con el golpe militar no solo Allende pagó con su vida su actitud digna y valiente de defender la democracia chilena sino que también con la usurpación del poder por el pinochetismo se inauguró a sangre y fuego en América Latina la aplicación de la nefasta doctrina económica neoliberal, de la cual no ha podido salir aún un país como Colombia, acompañada de una estrategia feroz de represión que fue fundamental para la ejecución del genocida Plan Cóndor que asoló entre las décadas 70 y 80 siglo pasado al Cono sur.

Si bien, dijo la presidenta del Polo, algunos actores políticos y militares en Chile que participaron directa o indirectamente en el golpe contra el presidente Allende han pedido perdón, no se sabe hasta ahora dónde están miles de desaparecidos y los responsables de tantos asesinatos durante la dictadura pinochetista.

Tampoco han asumido su responsabilidad en el crimen golpista gobiernos como el de Estados Unidos que lo aupó y auspició, ni los medios de comunicación que lo socaparon ni las entidades internacionales cómplices, precisó López Obregón.

Puntualizó que el sacrificio de Salvador Allende, cuya única aspiración política era construir en Chile una sociedad más justa e incluyente, tiene que ser un una lección para América Latina, que aún no ha terminado por procesar su impacto político, social e histórico, que posibilite construir democracia, solidificar justicia y defender los derechos humanos.

Bogotá.