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Nacional

Santos: la reelección de más neoliberalismo

Por José Arlex Arias Arias  

Como estaba previsto, el pasado 20 de noviembre, mediante una alocución transmitida en cadena por los medios de comunicación públicos y privados, el presidente Juan Manuel Santos anunció su interés en ser candidato a la Presidencia para el próximo periodo: “Colombianos, hoy quiero anunciarles

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Por José Arlex Arias Arias  

Como estaba previsto, el pasado 20 de noviembre, mediante una alocución transmitida en cadena por los medios de comunicación públicos y privados, el presidente Juan Manuel Santos anunció su interés en ser candidato a la Presidencia para el próximo periodo: “Colombianos, hoy quiero anunciarles

que el 25 de noviembre, como lo establece la ley, radicaré ante la Registraduría la carta en la que protocolizo mi interés en ser candidato a la Presidencia de la República para el periodo 2014–2018”. La primera pregunta razonable es: ¿por qué no esperó hasta el mismo 25 de noviembre para hacer el anuncio, cuando entraba en rigor la Ley de Garantías Electorales que le prohíbe utilizar los bienes y recursos del Estado en la campaña electoral? Esta es una sola muestra de la desventaja que tienen el resto de candidatos frente a las aspiraciones presidenciales, que comete todo tipo de abusos de autoridad en la utilización de los recursos del Estado en beneficio propio, como en este caso los medios de comunicación

En su alocución agregó: “Lo hago porque estoy convencido de que hemos avanzado lo suficiente y que –por fin– es posible llegar a ese futuro de prosperidad y de paz que merecemos todos los colombianos… Ustedes me eligieron para crear empleo. Hemos cumplido… Para reducir la pobreza y la desigualdad. Hemos cumplido… Para fortalecer los resultados que habíamos logrado en materia de seguridad. Hemos cumplido… Para mejorar la calidad de vida de todos y cada uno de los colombianos. Hemos cumplido… Ahora tenemos que continuar”.

Es importante reseñar que en general, toda la población tiene la paz como un anhelo, y con mayor énfasis en este país donde la violencia se volvió norma. Todos estamos con ese anhelo de paz, pero su consecución no se obtendrá solo con los Diálogos de La Habana; por ello es mezquino utilizar los mismos como una bandera de campaña electoral, sacando partida de una política de Estado establecida en la Constitución, abusando del conocimiento exclusivo, en una verdadera ventaja contra el resto de candidatos presidenciales. Pero además, la prosperidad no la tendrán los colombianos mientras se siga implementando un modelo económico excluyente que concentra todas las riquezas del país en el sector financiero, las multinacionales y los más ricos.

Los colombianos deben recordar que las políticas aplicadas por el Presidente Candidato, las mismas que ya han mostrado su fracaso, no van a resolver sus posibilidades de “prosperar”: Le quitó el manejo de las regalías a los entes territoriales con las cuales hace politiquería “oficial”; profundizó la implementación de los TLC que arrasan la producción nacional; la industria va en permanente picada; le entrega los recursos naturales a las multinacionales; le generó exoneraciones en impuestos a los empresarios por $14.4 billones, que balanceó con impuestos a toda la población; continúa la privatización de empresas productivas; les garantiza altísimas utilidades al sistema financiero; en contra del interés nacional, prorrogó el contrato a Cerro Matoso BHP Billinton; es pírrica la defensa que hace de la soberanía nacional que conlleva la perdida de mar con Nicaragua; criminalizó la protesta social; sigue la masacre de dirigentes sociales y la inseguridad campea. Sobre ello deben detenerse a analizar los electores: ¿Será la continuidad de este drama lo que quieren los colombianos?

arlexariasarias@hotmail.com

Cartagena, 2 de diciembre de 2013.

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