Nacional

Las Dignidades se organizan

Por Eudoro Álvarez Cohecha  

En Agosto de 2010, unos 4000 arroceros se movilizaron a Bogotá y en combativa manifestación, agricultores del cereal provenientes de Casanare, Meta, Huila, Tolima y Cundinamarca, desfilaron por la carrera séptima desde la plaza de Santamaría hasta el Ministerio de Agricultura en la Avenida Jiménez. Allí, luego de sesudas intervenciones reclamando condiciones para la competencia desigual que avizoraban, a causa de los TLC,

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Por Eudoro Álvarez Cohecha  

En Agosto de 2010, unos 4000 arroceros se movilizaron a Bogotá y en combativa manifestación, agricultores del cereal provenientes de Casanare, Meta, Huila, Tolima y Cundinamarca, desfilaron por la carrera séptima desde la plaza de Santamaría hasta el Ministerio de Agricultura en la Avenida Jiménez. Allí, luego de sesudas intervenciones reclamando condiciones para la competencia desigual que avizoraban, a causa de los TLC,

taponaron la entrada del ministerio con cascarilla en señal de protesta y descontento; cada bulto regado simbolizó el inconformismo de los agricultores quienes percibían como desde el Estado se promovía su ruina.

Allí surgió la idea de nombrarse como la “Dignidad Arrocera” y luego continuaron suscribiendo las comunicaciones con dicha denominación, para diferenciarse del gremio de marras y acariciar la posibilidad de una organización alternativa que consolidara una entidad que se apersonara de la defensa de los cultivadores de arroz.

Lo de las “dignidades pegó” se dijeron quienes inventaron el nombre para denominar la inconformidad que se fue expresando poco a poco por diferentes sectores que fueron brotando por doquier hasta que los paperos, los lecheros, los cafeteros, los cacaoteros, los paneleros, los cebolleros, expresaron sus reparos con paros sectoriales, cada uno de los cuales empezó a salir a las carreras y finalmente un gran torrente confluyó en el 2013 en uno solo que conmovió al país e hizo retroceder a un autista gobierno que se atrevió a decir “ese tal paro agrario no existe”.

A comienzos de febrero de 2013, los arroceros y los cafeteros a finales del mismos mes; los papicultores en mayo y todos a una como en Fuenteovejuna, unidos conmovieron al país con el más amplio, extendido y combativo paro agrario, de la historia reciente, y, en agosto y septiembre destaparon lo que el país sabía: la agricultura nacional padece la crisis más amplia de su acaecer por los desaciertos y “embarradas” de la política agraria del régimen.

Aurelio Suarez sabiamente advirtió: la historia no nos perdonará si no se torna la indignidad agraria, de corriente de inconformismo, en una organización cuyo propósito sea salvar la producción rural nacional. En el “Suamox”, sencillo hotel capitalino, lugar de reunión de las Dignidades, convinieron los indignados agrarios: se debe constituir una organización de los campesinos de todos los tamaños y los empresarios agrícolas que eche sobre sus hombros la defensa de una agricultura que garantice la soberanía alimentaria de la nación.

El próximo 16 de septiembre, con declaración de principios, programa y estatutos, la “Dignidad Agropecuaria Colombiana”, emergerá y deberá ser la garantía de que nuestros descendientes no tengan que hablar, con añoranza, de cuando en Colombia existía un sector rural base de su economía y fuente de la alimentación de nuestros compatriotas.

Villavicencio.

 

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