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Dura y categórica carta de hija de magistrado que pereció en retoma de Palacio de Justicia a Santos por defender a Arias Cabrales

Revista Semana  

La hija del magistrado Carlos Urán, muerto en la retoma del Palacio, envió una dura carta al presidente.

A la gira de Juan Manuel Santos por Europa en busca de apoyo para financiar el posconflicto le llegó una carta de una de las víctimas del Palacio de Justicia con la exigencia al presidente de tomar una sola línea de acción para no entrar en contradicciones con lo que dice y lo que hace.

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Revista Semana  

La hija del magistrado Carlos Urán, muerto en la retoma del Palacio, envió una dura carta al presidente.

A la gira de Juan Manuel Santos por Europa en busca de apoyo para financiar el posconflicto le llegó una carta de una de las víctimas del Palacio de Justicia con la exigencia al presidente de tomar una sola línea de acción para no entrar en contradicciones con lo que dice y lo que hace.

Se trata de una misiva firmada por Helena Urán Bidegain, residente en Berlín, Alemania, e hija del magistrado auxiliar Carlos Horacio Urán, torturado y muerto por los militares durante la contratoma a la sede de la justicia, asaltada a sangre y fuego por la guerrilla del M-19.

“Cuando tenía 10 años, las autoridades colombianas nos dijeron que mi padre, una de las víctimas del holocausto de la justicia, había muerto por causa del fuego cruzado. Veintidós años después, por la acción de la propia justicia colombiana y por pruebas contundentes sabemos que nos han mentido. Hoy sabemos que mi padre fue privado de la libertad cuando salía herido del Palacio, torturado y ejecutado por las Fuerzas Militares que dirigía Arias Cabrales”, le cuenta Helena Urán Bidegain a Santos.

Precisamente, la semana pasada, un tribunal ratificó la condena de primera instancia a 35 años de prisión al general en retiro del Ejército Jesús Armando Arias Cabrales por su responsabilidad en la desaparición de cinco personas en la retoma del Palacio de Justicia, arrasado en 1985 tras el demencial asalto guerrillero.

La decisión judicial es por la desaparición de Bernardo Beltrán, quien era mesero de la cafetería del Palacio; Carlos Rodríguez, administrador; David Suspes, administrador; Luz Mary Portela e Irma Franco Pineda, esta última guerrillera del M-19, grupo insurgente que asaltó la edificación. Esta sentencia del Tribunal Superior de Bogotá ratifica la condena contra Arias Cabrales, de 78 años, que en el 2011 profirió el Juzgado 51 Penal del Circuito de Bogotá.

Al conocer la sentencia, Santos reaccionó calificándola de “injusta” y “exagerada”. El mandatario agregó, además, que él personalmente conocía al oficial y que le constaba su honestidad. Helena Urán Bidegain le dijo al jefe del Estado: “Me gustaría entender cómo puede Colombia acercarse siquiera a la paz cuando usted pretende darle más fuerza al Ejército con un fuero militar y debilita a la justicia ordinaria con sus declaraciones. ¿De qué paz se trata? ¿Es esto un Estado de Derecho? O ¿Lo que se pretende en realidad es establecer una dictadura militar disfrazada de democracia? ¿Realmente le parece exagerado 35 años de condena a alguien que desaparece, tortura y asesina? ¿Realmente cree que el coronel Arias Cabrales no tiene responsabilidad en esto?”.

Ella también señala al grupo armado ilegal: “Igual que la tienen la guerrilla que entró abruptamente al Palacio hace 29 años. La diferencia es que los guerrilleros no representaban al Estado, eran delincuentes”.

La autora de la nota le dice a Santos: “Usted busca la paz, lo que a mí personalmente y a muchos colombianos que lo votamos nos llena de esperanzas. Sin embargo, me llama la atención que le deje un sabor amargo la condena un responsable de violar y/o dejar violar los derechos humanos. Aquellos derechos humanos que usted dice querer respetar. ¿No es esto una contradicción?”

El tema es tan sensible y genera tan distantes puntos de vista, que fue objeto de un profundo análisis de SEMANA en su edición impresa, actualmente en circulación. “Estas condenas contra los militares siempre han sido polémicas, pero la sentencia contra Arias Cabrales despertó una polarización aún mayor por cuenta del proceso de paz. En últimas, lo que se debate no es la suerte de un general, sino del estamento militar ad portas del proceso de negociación más importante del país. Muchos colombianos consideran que no es justo que mientras los miembros del M-19 que se tomaron el Palacio de Justicia fueron indultados y hoy están en cargos de elección popular, el coronel Plazas Vega y el general Arias Cabrales, quienes defendieron la institucionalidad, acaben pagando 30 años en la cárcel. Claro, esa es una visión muy simplista pues la guerrilla de la época negoció un acuerdo de paz y tiene todo el derecho y las garantías para reintegrarse a la vida civil y hacer política. Y también es cierto que muchos militares están condenados porque cometieron delitos y merecen estar en la cárcel”, dice la revista.

Para Helena Urán Bidegain, como escribe en su carta, “los señores de la guerra deben responder, deben contarnos la verdad, y usted debe exigir que así sea. De lo contrario, bien sabe que su paz será algo efímero. El país lo votó para la paz y es su deber hacer respetar los derechos humanos y velar por que se castigue a los que los violan. Incluso, a los altos mandos del Ejército colombiano. Deles sentido a los diálogos de paz más allá de las posibles inversiones que pueda eso traerle a Colombia y absténgase de poner en duda lo que hace la administración de justicia y de hacer comentarios tan peligrosos para las víctimas y el país entero”.

A continuación, el texto íntegro de la carta al presidente:

Señor
Juan Manuel Santos Calderón
Presidente de la República de Colombia

Estimado Señor Presidente,

Usted busca la paz, lo que a mí personalmente y muchos colombianos que lo votamos nos llena de esperanzas.

Sin embargo, me llama la atención que le deje un sabor amargo la condena un responsable de violar y/o dejar violar los derechos humanos. Aquellos derechos humanos que usted dice querer respetar. ¿No es esto una contradicción?

Como pretende usted acercarse a la paz mientras desacredita la justicia dando opiniones peligrosas sobre sus fallos, creando malestar entre las personas y poniendo en peligro la vida de los defensores, abogados de derechos humanos y jueces involucrados en valientes sentencias. Bien sabe que sus comentarios ponen en peligro hasta a las propias víctimas.

Cuando tenía 10 años, las autoridades colombianas nos dijeron que mi padre, una de las víctimas del holocausto de la justicia, había muerto por causa del fuego cruzado. Veintidós años después por la acción de la propia justicia colombiana y por pruebas contundentes sabemos que nos han mentido. Hoy sabemos que mi padre fue privado de la libertad, cuando salía herido del Palacio, torturado y ejecutado por las fuerzas militares que dirigía Arias Cabrales.

De qué sirve reconocer que hay víctimas cuando usted presidente es el primero en revictimizar.

Me gustaría entender cómo puede Colombia acercarse siquiera a la paz cuando usted pretende darle más fuerza al ejército con un fuero militar y debilita a la justicia ordinaria con sus declaraciones. ¿De qué paz se trata? ¿Es esto un Estado de Derecho? O ¿Lo que se pretende en realidad es establecer una dictadura militar disfrazada de democracia? ¿Realmente le parece exagerado 35 años de condena a alguien que desaparece, tortura y asesina? ¿Realmente cree que el Coronel Arias Cabrales no tiene responsabilidad en esto? Igual que la tienen la guerrilla que entró abruptamente al palacio hace 29 años. La diferencia es que los guerrilleros no representaban al Estado, eran delincuentes.

Los señores de la guerra deben responder, deben contarnos la verdad, y usted debe exigir que así sea. De lo contrario bien sabe que su paz será algo efímero. El país lo votó para la paz y es su deber hacer respetar los derechos humanos y velar por que se castigue a los que lo violan. Incluso, a los altos mandos del Ejército colombiano. Dele sentido a los diálogos de paz más allá de las posibles inversiones que pueda eso traerle a Colombia y absténgase de poner en duda lo que hace la administración de justicia y de hacer comentarios tan peligrosas para las víctimas y el país entero.

Un saludo cordial,

Helena Urán Bidegain

Revista Semana, Bogotá.

 

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