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El Polo indígena abriga con esperanza los vientos de cambio
La problemática que padecen los diferentes pueblos indígenas de Colombia posee unos elementos comunes, entre ellos: la discriminación, la exclusión, los efectos del conflicto armado (como lo son el exterminio y el desplazamiento forzoso) y el abandono y victimización de parte del Estado.
Después de la firma del acuerdo de paz entre el gobierno y la FARC se esperaba que la calidad de vida de los pueblos indígenas mejorará, al entregar las armas la guerrilla con mayor presencia en nuestros territorios, pero contrario a todo pronóstico el conflicto se recrudeció porque al salir las FARC las estructuras paramilitares y la militarización de parte del estado han generado una crisis sin precedente en las comunidades indígenas que ha desencadenado violaciones a los derechos humanos como asesinatos, amenazas, persecuciones, desplazamiento, confinamiento y el reclutamiento de menores. Todo ello, especialmente, durante el gobierno de Iván Duque. Lo anterior ha propiciado la concentración de tierras en manos de gamonales y terratenientes, la minería ilegal y la destrucción del medio ambiente, favoreciendo los intereses de multinacionales extranjeras.
La crisis que hoy viven los pueblos indígenas de Colombia y especialmente el exterminio sistemático puede compararse con lo padecido durante el descubrimiento y colonización de América. El gobierno de Duque no tuvo la capacidad de llegar a los territorios indígenas con intervención social, sino con mera militarización al servicio de intereses oligarcas, capitalista y transnacionales. Por ello, es preciso afirmar el absoluto abandono estatal a los pueblos indígenas del país en el supuesto escenario de postconflicto.
Con la pérdida del territorio y el desplazamiento a los focos urbanos se pierden las practicas ancestrales, al no contar con los espacios ni ambientes propicios para desarrollarlas, así dejan de trasmitirse los saberes de generación en generación y poco a poco van desapareciendo, al mismo tiempo que desaparece la lengua materna, proceso que extingue la cultura. Eso sin contar que los y las indígenas víctimas del desplazamiento en las ciudades entran a engrosar los cinturones de miseria, enfrentándose al desempleo, el hambre, la marginación social, la discriminación, la exclusión y el abandono del Estado.
Por ello celebramos la articulación del Polo Democrático Alternativo al Pacto Histórico como proyecto político propio, que genera la posibilidad de reconocimiento estatal de nuestras diferencias, particularidades y necesidades y respalda los principios de nuestra lucha que consiste en defender nuestra cultura, mantener la unidad, defender el territorio y mantener la autonomía. Confiamos que con el gobierno de Gustavo Petro y la bancada congresista del Pacto Histórico lograremos poner fin a los más de 500 años de ultraje, marginación, persecución, exterminio y desplazamiento forzoso y lograremos gozar del ejerció pleno de nuestros derechos. Vamos a escribir una nueva historia y a construir una patria justa y soberana.
¡Que viva el Polo Democrático!