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Iván Cepeda: más de un año batallando contra el cáncer
Cepeda fue diagnosticado pocos meses antes de las elecciones legislativas y presidenciales de 2018. Desde entonces, contrario a lo que se esperaba, ha dedicado su tiempo a seguir luchando por defender el Acuerdo de Paz, su mejor antídoto, dice.
Cepeda fue diagnosticado pocos meses antes de las elecciones legislativas y presidenciales de 2018. Desde entonces, contrario a lo que se esperaba, ha dedicado su tiempo a seguir luchando por defender el Acuerdo de Paz, su mejor antídoto, dice.
Cepeda fue diagnosticado pocos meses antes de las elecciones legislativas y presidenciales de 2018. Desde entonces, contrario a lo que se esperaba, ha dedicado su tiempo a seguir luchando por defender el Acuerdo de Paz, su mejor antídoto, dice.
Ha pasado prácticamente un año y medio desde que le diagnosticaron cáncer de colon y, aun así, a Iván Cepeda no se le ha pasado por la cabeza, ni un solo instante, retirarse de la política. Es más, ha ganado peso desde entonces y se ve más activo, a pesar de los difíciles procesos de quimioterapia a los que se somete con frecuencia. “El trabajo por la paz de Colombia”, responde sin titubeos, para explicar por qué nunca se apartó de sus actividades para dedicarse exclusivamente a su salud. “Le atribuyo poderes curativos a esa convicción que tengo, porque esa es la forma en la que he podido ir superando una por una las etapas de este desafío que es la lucha contra el cáncer”, dice.
Hoy, como hace año y medio, cuenta que el recuerdo de su madre, Yira Castro, es el que lo mantiene en pie de lucha. Sobre todo, porque no puede evitar ponerse en su lugar al rememorar aquel julio de 1981 cuando un cáncer se la llevó. Por eso, son sus familiares más cercanos, su pareja y sus compañeros de lucha política, como él los llama, los que han permanecido a su lado en todo este proceso. No ha habido momentos de crisis, tampoco de desesperación “o de sentir que estoy perdido en este reto”. Eso, a pesar de que es consciente de que el tratamiento contra el cáncer, según cuenta, no solo impacta el aspecto físico, sino también el psicológico.
“Pero, reitero, en ninguno de esos momentos difíciles me he sentido desfallecer. La solidaridad que he recibido no solamente de la gente de mi entorno más cercano, sino en las redes sociales o en las calles, en sitios públicos, ha sido un estímulo muy fuerte”. El libro que tiene sobre su mesa de noche, en este momento, se titula Revelaciones al final de una guerra, la más reciente publicación de Humberto de la Calle, exjefe de la delegación de paz del gobierno Santos para los diálogos con la hoy desarmada guerrilla de las Farc. El prólogo es del reconocido escritor Juan Gabriel Vásquez, un texto que lo puso a reflexionar.
La razón es que coincide con la respuesta que le dio De la Calle al escritor cuando este indagó el porqué de su decisión de asumir una tarea tan compleja como la de llevar las riendas de un proceso de paz para terminar un conflicto que duró más de 50 años. “Hubiese sido inmoral no hacerlo. Comparto esa visión. Es decir, en Colombia es inmoral no hacer cierto tipo de cosas en la vida pública, si es que es esa la orientación que uno tiene en su vida y, para mí, mis convicciones morales, éticas, el sentido del deber que tengo, es lo que me estimula profundamente a seguir adelante, a pesar de todas las adversidades”. Así que no promete retirarse pronto de la vida pública y menos en este 2019, año electoral.
Para Cepeda, nunca antes hubo un momento tan importante para la centro-izquierda colombiana como ahora, en donde se han abierto nuevos espacios de participación política, y destaca que en el Congreso la fortaleza de este sector está cada vez más consolidada. Entonces, vislumbra para sí mismo un año más activo, como trabajar por las coaliciones y alianzas regionales, principalmente, en aquellas zonas más golpeadas por la guerra. “Mi preocupación esencial hoy -dice- es que Colombia termine de nuevo en una guerra ilimitada y que se pierda lo que hemos logrado ganar en estos años de implementación del Acuerdo”.
No en vano, el congresista ha sido una de las voces más activas en defender los textos de La Habana. Asunto que, de hecho, le ha costado varios señalamientos y acusaciones frente al rol que ejerce. En lo corrido de 2019, por ejemplo, ha recibido al menos una amenaza semanal -algunas de ellas han salido a la luz pública, otras no- por parte de quienes dicen ser las Águilas Negras. Y a eso se le suma la cada vez más álgida relación con el nuevo gobierno de Iván Duque, sobre el que, confiesa, tenía expectativas positivas. “Comenzó siendo un Gobierno que anunció un acuerdo nacional y una relación de permanente concertación, pero se ha ido convirtiendo en uno marcadamente de extrema derecha que le ha cerrado cualquier posibilidad al diálogo”.
La lucha en el plano jurídico tampoco ha sido menos compleja para Cepeda. La confrontación en los estrados judiciales con el expresidente y hoy senador Álvaro Uribe ha venido arreciando y, en momentos en que las redes se han convertido en el nuevo campo de batalla, no son pocos los insultos que recibe. Pero en el mediano plazo, es decir, para las elecciones de 2022, tampoco planea despedirse. “Me siento a gusto y me siento útil con lo que hago. No veo otro escenario distinto. Así que, por ahora, no me atrevo a hacer ningún vaticinio ni expresar ningún tipo de proyecto distinto a este que estoy ejerciendo”. Como quien dice, pese a sus contradictores, habrá Iván Cepeda para rato.
Tomado de https://www.elespectador.com