La reforma tributaria de Santos, otro golpe a las mujeres

Por: Natalia Moreno Salamanca* 

El debate de los impuestos remite de inmediato al problema de la desigualdad. Colombia es el país con la mayor desigualdad de América Latina y el cuarto en el mundo. En ese marco, la situación económica de las mujeres es aún más inequitativa: la pobreza en hogares con jefatura femenina es del 31% y en las mujeres el desempleo femenino llega a niveles del 13%, siendo el más alto el de las jóvenes, con 21%. Hay más de 5 millones de amas de casa en actividades de trabajo doméstico y de cuidado que, al no generar ingresos, quedan en situación de alta vulnerabilidad.

La política tributaria, en vez de corregir la inequidad, la profundiza. De aprobarse la reforma, en los próximos 6 años se recaudarán 67 billones adicionales por impuestos indirectos que, como el IVA, afectan más a quienes menos tienen. 

Subir la tarifa general del 16% al 19% impactará fuertemente el bolsillo de las mujeres por cinco razones cuando menos: 

1. Caerá con mayor fuerza sobre los hogares pobres con jefatura femenina; 2. Debido a la brecha salarial del 20% entre hombres y mujeres, disminuirá aún más el ingreso disponible de ellas; 3. Encarecerá artículos femeninos tales como toallas higiénicas y tampones, que hoy tributan a la tarifa plena y aportan al fisco 200 mil millones de pesos al año, como si fueran artículos de lujo; 4. Aumentará el precio de las mercancías etiquetadas para mujeres (rosadas), ya hoy con sobreprecio en comparación con las demás (cuchillas, champús, talcos) y 5. Subirá el costo de la industria cosmética, una de las que generan más ganancias en el mercado, dirigida particularmente al sexo femenino.  

Los estudios sobre el comportamiento del gasto por sexo han evidenciado que son las mujeres las que destinan una mayor proporción de su ingreso a los artículos de primera necesidad. En ese sentido, cualquier modificación a la canasta básica atenta contra el presupuesto de los hogares y puede terminar empeorando los altos índices de desnutrición. 

Disminuir el umbral a partir del cual se debe declarar impuesto de renta inducirá además a que muchos de los nuevos contribuyentes sean mujeres, por causa de la brecha salarial. Y la idea del monotributo pondrá en riesgo su vinculación parcial al mercado laboral, pues se sabe que muchas deciden trabajar desde su propia casa para atender la economía del cuidado. Por ello, grabar pequeños negocios como peluquería, misceláneas y tiendas, podría conducir a elevará más el desempleo femenino. 

Finalmente, la eliminación del CREE no debe poner en riesgo la financiación del ICBF. Si un gobierno quiere aliviar la carga de trabajo de las mujeres, que en Colombia es en promedio de 13 horas al día sumando el trabajo remunerado y el no remunerado, debe asumir las funciones del cuidado y fortalecer la oferta pública para que, de otra manera, no se siga recargando en los hogares y, dentro de ellos, en las mujeres.

Coletilla. El 25 de noviembre es el día de la No Violencia hacia las Mujeres. La invitación es a movilizarnos contra la reforma tributaria. Desde el grupo Género y Justicia Económica impulsaremos la campaña Menstruación Libre de Impuestos y exigiremos al gobierno no gravar los artículos femeninos. Las condiciones biológicas de cada sexo no deben ser motivo de un trato tributario diferencial en contra de las mujeres. 

Bogotá, 23 de noviembre de 2016

* Economista, candidata a magister en estudios de género. Integrante grupo Género y Justicia Económica

@NatiMorenoS