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La reserva moral de Cartagena

Por José Arlex Arias Arias  

Las elecciones atípicas para la alcaldía de Cartagena realizadas el pasado 14 de julio, que se saldaron con el triunfo de Dionisio Vélez, merecen un análisis. Sigue siendo un denominador común que en Cartagena se impongan los grupos de presión o financistas de campañas electorales,

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Por José Arlex Arias Arias  

Las elecciones atípicas para la alcaldía de Cartagena realizadas el pasado 14 de julio, que se saldaron con el triunfo de Dionisio Vélez, merecen un análisis. Sigue siendo un denominador común que en Cartagena se impongan los grupos de presión o financistas de campañas electorales,

cuyos objetivos son secuestrar el presupuesto y recibir los más grandes negocios, contratos y concesiones. En ese sentido, hubo varios hechos que señalaron a dos de los candidatos en liza.

A Vélez, respaldado por los empresarios que pusieron sus medios de comunicación a su servicio. De plácemes se declaró la Asociación Nacional de Empresarios, antes de industriales, ahora de importadores -ANDI-, quienes seguirán recibiendo exención de impuestos, aplicando la intermediación laboral y recibiendo el patrimonio en concesión. Las denuncias indican que lo acompañaron Nicolás Curi, los excongresistas Vicente Blel y Miguel Rangel, Alex Char, el hombre del grupo Olímpica, y la exalcaldesa Judith Pinedo, quien en su ejercicio entregó a seis medios de comunicación $3.060 millones, encabezados por El Universal –facturó $1.260 millones–, según denunció el excandidato Wilson Borja. Ahí se configuró la gran alianza que eligió al alcalde. Del otro lado, María del Socorro Bustamante, presa fácil de la propaganda efectista, pues de entrada asistió a una reunión de campaña convocada por el senador Luis Alfonso López, hijo de Emilse López, empresaria del chance que se encuentra sub judice.

Solo quedaba un candidato que le podía hacer daño al de los empresarios: Wilson Borja, quien señaló la importancia de hacer una reforma a la estructura impositiva, por ser regresiva. Les ofreció garantías a los empresarios para el desarrollo de la producción, pero les exigió corresponsabilidad, pagando impuestos justos y eliminando las tercerías laborales, para que los trabajadores con un salario digno y estabilidad laboral puedan obtener capacidad adquisitiva y pagar impuestos. Además, propuso recuperar para el Estado las concesiones de servicios públicos esenciales y concertar la priorización de las obras y el presupuesto con las comunidades organizadas.

La estrategia ganadora fue denunciada por los otros candidatos: lanzaron una primera encuesta para “amarrar” el voto; Vélez ganaba a Bustamante por más de veinte puntos porcentuales e invisibilizaba a los demás. La encuesta, con todo tipo de artimañas como que iban a votar el 70% –Vélez ganó por nueve puntos y votaron 29,31%– puso a sus “comunicadores” a “moler” al resto; hasta el extremo, según denuncias, que se les negó divulgar la propaganda pagada. El debate se redujo a: Vélez prometiendo “Manos limpias”, Bustamante, sin discurso y Borja presentando, persona a persona, su propuesta de oposición al modelo neoliberal y por la restauración moral. Ganó “Manos limpias”: ¡qué casualidad! El magnate Silvio Berlusconi se inició en política con el movimiento Manos Limpias, fue Primer Ministro y hoy está condenado a siete años de cárcel, dejando a Italia en banca rota. Per se lo privado no siempre será mejor que lo público; detrás está la ambición de los empresarios.

Para fortuna de los cartageneros, no todo está perdido. Los 9.815 votos de Borja y los 10.924 en blanco –porque no conocían o no les gustó los candidatos– son un significativo número de cartageneros que constituyen una reserva moral. ¡Vélez, una cara nueva que significa: los mismos con las mismas!  

Cartagena, 15 de julio de 2013.


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