Nacionales
Los rostros de un inconveniente TLC
Según Oxfam, el comportamiento desfavorable del comercio del agro contribuyó con el 7,5% del balance negativo de la balanza comercial con EE.UU., que en 2014 superó los US$7 mil millones.
Mientras Colombia logró colocar 434 nuevos productos en el mercado estadounidense y las mipymes resultaron ser las más fortalecidas durante los tres primeros años del TLC con ese país, el sector agrícola ha sido golpeado fuertemente.
Según Oxfam, el comportamiento desfavorable del comercio del agro contribuyó con el 7,5% del balance negativo de la balanza comercial con EE.UU., que en 2014 superó los US$7 mil millones.
Mientras Colombia logró colocar 434 nuevos productos en el mercado estadounidense y las mipymes resultaron ser las más fortalecidas durante los tres primeros años del TLC con ese país, el sector agrícola ha sido golpeado fuertemente.
Un estudio titulado Efectos del TLC Colombia-Estados Unidos sobre el agro, elaborado por la ONG Oxfam, concluyó que “el comportamiento desfavorable del comercio agropecuario y agroindustrial contribuyó con el 18% al balance negativo de la balanza comercial con Estados Unidos durante el primer año de vigencia del TLC y con 7,5% en el segundo año”. El déficit en 2014 superó los US$7.000 millones.
Cifras del Ministerio de Comercio aseguran que las exportaciones colombianas a EE.UU. en 2012 alcanzaron US$21.979 millones, 0,05% más que en 2011, pero un año después habían caído a US$16.152 millones.
Si bien, las exportaciones de productos agrícolas han crecido levemente desde 2009, las importaciones estadounidenses que ha hecho Colombia en el mismo período se han más que triplicado, es decir, el país del norte ha sabido aprovechar el acuerdo.
“Hubo un TLC que Estados Unidos ha sabido aprovechar; Colombia no. Hemos seguido igual con las tradicionales flores, el banano, el café, que suman 90% de los que exportamos. No estamos produciendo para exportar. Es aterrador que casi el 28% de lo que nos comemos diariamente es importado”, asegura el presidente de la Sociedad de Agricultores de Colombia, Rafael Mejía.
Uno de los efectos evidentes —sin que haya sido evaluado el último año de vigencia del TLC— es que los productores han visto disminuida su ganancia neta entre el 70,2% y 5,3% y el ingreso total de los hogares se ha reducido entre 45,4% y 3,4%.
Como las cifras dimensionan la problemática pero son abstractas y generalmente les quitan el rostro a los afectados por algún hecho, sea político, social o económico, Oxfam incluyó en este trabajo la historia de los dolientes, quienes, en su parcela, tienen que competir obedeciendo las reglas del libre mercado.
“El debate del TLC con Estados Unidos ha estado plagado de apreciaciones políticas y pasiones sobre si funciona o no. Por eso ellos (los campesinos) relatan con sus vidas el impacto que tiene en la microeconomía, porque no hay un sistema de monitoreo público que le haga un seguimiento”, explicó la directora de Oxfam en Colombia, Aída Pesquera.
El costo de los insumos, coinciden los representantes campesinos incluidos en el estudio, es uno de los factores que más impactan su actividad.
Luis Ernesto Benavides, un pequeño productor de leche y papa de Sotaquirá (Boyacá), asegura que “hace 30 años un bulto de abono costaba entre $3.000 o $4.000 y hoy pagamos $70.000. Estoy abandonando mi finca y no sé para dónde irme porque lo único que sé hacer es ordeñar vacas”.
Por su parte, Denise Banguero, cultivadora de arroz en Guachené (Cauca), dice que existe una competencia desleal entre los productores locales y los del país del norte, pues ellos reciben subsidios del Gobierno y cuentan con acceso a tecnología.
Basándose en los resultados del trabajo de Oxfam, en el que participaron Aurelio Suárez Montoya y Fernando Barberi Gómez, se puede concluir que los esfuerzos del Gobierno han sido insuficientes para fortalecer el agro.
No ha bastado con triplicar el presupuesto para este sector, estar en camino a reducir la inversión por convocatoria (que no es eficiente a la hora de beneficiar a todos los productores) ni la creación de cadenas de valor con seguimiento constante que, asegura el ministro de Agricultura, Aurelio Iragorri, van en la misma vía de las sugerencias presentadas por la OCDE.
La reivindicación de los campesinos de la que se habló durante el debate por la firma del TLC con Corea a finales del año pasado tampoco parece ser la solución para el futuro de la agricultura colombiana.
“La solución para un TLC mal negociado no puede ser otro precariamente negociado. Tiene que haber medidas serias para proteger la economía campesina”, dice Pesquera. Este acuerdo está pasando de resultados agridulces a sinsabores.
El Espectador, Bogotá.