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Negociar o conversar

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La portentosa movilización nacional realizada el 21 noviembre 2019 destapó la realidad que vive el pueblo colombiano. Quedan a la vista dos bandos en conflicto. Uno, Duque, elegido por el 21,4% de los colombianos mediante un sistema electoral anacrónico, corrupto y manipulado por los medios de comunicación que viven del inmenso gasto en publicidad que pagan con nuestros impuestos los organismos estatales. Y dos, el Comando Nacional del Paro, con su bandera izada el 21N: contra el paquetazo de Duque, el FMI y la OCDE

La desaprobación del presidente Iván Duque llega al 70% (Ver: https://bit.ly/2rsHF6u). Entonces ¿cuál de las dos partes enfrentadas tiene más legitimidad?

En este escenario, Duque y su panda neoliberal afinan su capacidad de engaño con maniobras de corto vuelo y proponen una “gran conversación nacional” con todos los sectores del país, donde se hable de lo divino y humano. Ya han sido escuchadas mil personas con más de 5.000 propuestas, esto con el fin de diluir la propuesta concreta de 13 puntos, presentada por el Comando de Paro para negociar, los cuales recogen el sentir de la gente. Desde 1991, con una Constitución Política, escrita bajo la luz del Consenso de Washington (Ver: https://bit.ly/2Syj3EJ), el país siente cómo cada gobierno es peor que el anterior. Mientras que a la clase media y a los sectores populares se les carga el mayor peso de la crisis, a las multinacionales y superricos se les rebajan los impuestos. A los estratos 1 y 2, Duque les tira unos mendrugos con el fin que a la postre sirvan de carne electoral.

Con las fiestas navideñas y de año nuevo, Duque tiene un breve respiro. ¿Qué sigue? En este periodo de acumulación de fuerzas, el pulso está en si aceptamos meramente conversar o reforzamos las movilizaciones creativas y pacíficas para que el gobierne acepte negociar con el Comité Nacional del Paro, que reúne a las principales fuerzas organizadas de la nación, centrales obreras, pensionados, FECODE, USO, indígenas, campesinos, las Dignidades Agropecuarias, un gremio de confeccionistas a quienes Duque les prometió defenderlos de las importaciones y el contrabando y no les cumplió. Solo ganaremos el pleito si mantenemos la unidad del Comité con el método del consenso y los acuerdos.

Así las cosas, en el 2020 la lucha continúa. ¿Cómo actuar? Le hacemos el juego a Duque y a su conversación nacional? Ahora el presidente Duque autorizo conversaciones regionales, y hay quienes salieron presurosos a proponer desarrollar ejes temáticos regionales para llevar a Bogotá, con lo cual sería una lista interminable de peticiones, ya de todas maneras incluidas en el pliego de 13 puntos, desmenuzado en 104 subtemas, uno de ellos, la defensa del Páramo de Santurbán. De aceptar, estaríamos haciéndole el juego al gobierno, convirtiéndonos en el disolvente que necesitan para dividir y dispersar el movimiento.

Seguiremos haciendo sonar las cacerolas, movilizando creativa y pacíficamente a la población y realizando los sacrificios que sean necesarios para explicar pacientemente a nuestros familiares y amigos que la única manera de dejar un futuro mejor a nuestros hijos y nietos es creando riqueza, defendiendo el agua y nuestros recursos naturales, industrializando la ciudad y el campo, protegiendo la educación, la salud, el patrimonio y los servicios públicos, los cuales debe servir para apalancar el desarrollo de Colombia y no para llenar el bolsillo de multinacionales. En otras palabras, defendiendo la soberanía nacional, una verdadera democracia, el trabajo, la producción y la paz.

Por José Rafael Espinel Páez, Cúcuta,  enero de 2020.

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