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Quinto año del TLC con Estados Unidos: La Gran Estafa

Cedetrabajo  

No ha sido suficiente, para ocultar el fracaso de los Tratados de Libre Comercio, TLC, el descomunal esfuerzo publicitario hecho por el Gobierno Nacional. La realidad ha demostrado que los cuestionamientos de organizaciones gremiales, sindicales, sociales y políticas fueron ciertos y superan las predicciones más negativas sobre los resultados de estos acuerdos internacionales. La sumatoria de hechos perjudiciales en el manejo económico y sus consecuencias sociales, ha provocado un desplome colosal en la aceptación por parte de la opinión pública del actual Gobierno de Juan Manuel Santos, que tan solo cuenta con el respaldo del 21% de la población1.

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Cedetrabajo  

No ha sido suficiente, para ocultar el fracaso de los Tratados de Libre Comercio, TLC, el descomunal esfuerzo publicitario hecho por el Gobierno Nacional. La realidad ha demostrado que los cuestionamientos de organizaciones gremiales, sindicales, sociales y políticas fueron ciertos y superan las predicciones más negativas sobre los resultados de estos acuerdos internacionales. La sumatoria de hechos perjudiciales en el manejo económico y sus consecuencias sociales, ha provocado un desplome colosal en la aceptación por parte de la opinión pública del actual Gobierno de Juan Manuel Santos, que tan solo cuenta con el respaldo del 21% de la población1.

Entre estos hechos, merecen especial atención los impactos que están provocando los TLC, especialmente el de Estados Unidos que está en su quinto año de implementación. Es necesario que se fortalezca el proceso de unidad entre las fuerzas democráticas del país, para que se motive un debate a fondo en el Congreso de la República, la academia, los gobiernos regionales y locales, y el mismo Gobierno Nacional, que lleve a conclusiones sobre si es necesario revisar, renegociar o incluso denunciar estos acuerdos.

Los TLC no son solamente tratados comerciales; son, en lo fundamental, normativas sobre la orientación y el manejo económico de los países, con una aclaración: en el caso del TLC con Estados Unidos, mientras para el país del Norte su aplicabilidad solo compromete al Gobierno Federal y en muchos aspectos depende de la aceptación de cada uno de los 51 estados de ese país, para Colombia es de obligatoria aplicación a todos los niveles.

Esto marca una diferencia sustancial porque los TLC, como se mencionó, imponen orientaciones sobre el manejo económico del país. En otras palabras, los TLC son una especie de supraconstitución, en donde la política macroeconómica queda supeditada a lo acordado.

¿Qué se acuerda? Son tratados para establecer garantías a la inversión extranjera que dan a los inversionistas extranjeros derechos de los cuales no gozan los ciudadanos. Estos tratados conceden toda clase de protección a los inversionistas extranjeros, incluyendo la posibilidad de demandar al Estado ante tribunales internacionales, sin tener que acudir a las Cortes nacionales, cosa que no puede hacer el gobierno cuando los inversionistas afectan el medio ambiente, la salud pública o las finanzas gubernamentales con mecanismos como la manipulación de los precios de transferencia.

Cuestionar los TLC no implica oponerse al comercio, pero sí entraña un debate profundo sobre la soberanía económica, que es un elemento vital para el desarrollo. De ahí la importancia en evaluar los resultados obtenidos hasta la fecha. Este documento se referirá específicamente al quinto año de aplicación del TLC con Estados Unidos.

Más y mejor comercio: estas y otras promesas rotas

El argumento favorito de políticos y tecnócratas defensores de los TLC, es que estos pueden abrir las puertas a mercados de altos ingresos. Evidentemente eliminar barreras comerciales es un factor importante a la hora de promover la competencia, cuya búsqueda debe beneficiar tanto a productores como a consumidores.

Pero eso no es lo que hacen los TLC. Por el contrario, estos ponen obstáculos al comercio de manera directa e indirecta, siendo un atentado a la libre competencia. De manera directa, hay normas técnicas, de etiquetado, empaque, sanitarias y fitosanitarias que dificultan el comercio y se conocen como barreras no arancelarias. Indirectamente, países ricos como Estados Unidos se reservan el derecho a seguir subsidiando con millonarios recursos a sus productores, lo que en la práctica les da ventajas en términos de competitividad sobre sus pares en países como Colombia.

De lo que se habla entonces no es de libertad de comercio, como se pregona, sino de un negocio desequilibrado en donde los únicos ganadores son las grandes empresas de los países más competitivos, y los perdedores son los productores de países subdesarrollados, los trabajadores y los consumidores de ambas partes que son víctimas de una nivelación salarial por lo bajo, pérdida de puestos de trabajo y manejo monopólico de los precios.

Las cifras ayudan a reforzar estas ideas. Los gobiernos colombianos que negociaron, aprobaron e implementaron el TLC con Estados Unidos, prometieron que con este tratado el país iba a aumentar sus exportaciones y diversificarlas. En 2011 la balanza comercial de Colombia con Estados Unidos, es decir la diferencia entre las exportaciones y las importaciones, tenía un resultado positivo US$ 8.946 millones. A partir de la implementación del TLC en 2012, Colombia ha perdido US$ 14.347 millones en comercio con ese país2, unos $29,6 billones. Esto equivale a 3,5 veces el descalabro de Reficar, también ejecutado por empresas estadounidenses que se sienten respaldadas por los derechos adquiridos en los tratados internacionales. En este sentido, no es una exageración afirmar que el TLC con Estados Unidos se constituye en la peor estafa para el erario público en toda la historia de Colombia.

Las exportaciones totales hacia Estados Unidos, entre 2012 y 2015, cayeron US$ 12.126 millones, mientras las importaciones desde ese país aumentaron US$ 1.300 millones. Entre enero y marzo de 2016, las exportaciones presentaron una caída de US$ 391 millones. En la gráfica 1 se puede observar que las importaciones luego de la firma del Tratado de Libre Comercio en 2012, tuvieron una tendencia al alza, como lo señala la línea de tendencia en la serie. Sin embargo, la coyuntura internacional que ha perjudicado la economía colombiana desde 2014 con la fuerte caída en los precios del petróleo haciendo que los términos de intercambio disminuyan también, generaron una caída en las importaciones en el año 2015 que entre enero y febrero de 2016 cayeron US$ 765 millones.

La explicación de la caída de las exportaciones no se debe solamente a una situación exógena por la caída en los precios del petróleo y otros minerales, que significaron una pérdida de US$ 11.815 millones en el periodo enero-diciembre de los años 2012-2014 hasta agosto de 20153. En agricultura se perdieron US$ 489 millones, en manufacturas US$ 189 millones y en servicios, uno de los supuestos sectores ganadores, se perdieron US$ 2.347 millones.  Sin embargo, estos no son los únicos sectores que redujeron en gran medida sus exportaciones hacia Estados Unidos desde el año 2012. El sector de productos tradicionales que incluye las exportaciones de petróleo crudo y sus derivados, café, ferroníquel y carbón ha tenido una pérdida de US$ 11.815 millones, siendo el sector que más redujo sus ventas hacia este destino, como lo muestra la gráfica 2. En todos los aspectos comerciales del TLC Colombia es un perdedor neto.

En cuanto a la composición del comercio, tampoco hay ningún avance para Colombia, que tras la implementación del TLC sigue exportando los mismos bienes que ya vendía a Estados Unidos sin tener acuerdo, mientras desde ese país sí se ha abierto la posibilidad de exportar productos que se enfrentan directamente a la ya débil producción nacional.

Lo peor está por llegar

La situación para Colombia ya es complicada por las enormes pérdidas, pero no ha llegado lo peor. El cronograma de desgravación arancelaria del TLC está ordenado en categorías y productos en periodos que van de 0 a 15 años. Aunque se están ejecutando el quinto año de implementación del tratado, realizado el 15 de mayo de 2012. Esto significa que desde enero de 2016 se está en la segunda etapa de desgravación plena, con el que se abarcaría el 91% de los productos agrícolas y el 79% de los no agrícolas.

En la nueva etapa de desgravación a cero por ciento (0%), están incluidos: carnes, leche y productos lácteos, hortalizas, café y sus productos, productos de molinería, grasas y aceites, azucares, cacao, entre otras. En los productos industriales sobresalen: preparaciones de pescados y moluscos, aceites, productos químicos, jabones, plásticos, maderas, papel y cartón, hierro, acero y sus manufacturas, cobre, aluminio y sus manufacturas, maquinas, vehículos y sus partes, entre otros.

El impacto negativo sobre estos bienes empeorará la ya delicada situación de producción y empleo en la agricultura y la industria, que a pesar de la fuerte devaluación no ha logrado recuperarse. Por el contrario, para el primer trimestre de 2016 se destruyeron 49.000 empleos en la agricultura y 225.000 en la industria.

Un análisis realizado con las cifras disponibles al tercer año del TLC, muestra que aún con aranceles las importaciones desde Estados Unidos han presentado aumentos sustanciales. En leche y productos lácteos, por ejemplo, el arancel pasó del 27 al 10% entre 2011 y 20144, generando un aumento en las importaciones de 1.404%, al pasar de 3,3 a 50 millones de dólares. En carne, en el mismo periodo, creció 490%, de 31,7 a 187 millones de dólares. En la tabla 2 se pueden apreciar los datos correspondientes a los demás productos cuya desgravación arancelaria para el presente año es 0%, como cacao, producto cuya importación pasó de US$ 4,6 millones a US$ 19,4 millones; las importaciones de plástico pasaron de US$ 672,6 millones en 2011 a US$ 818,3 millones en 2014; para los azúcares el aumento de las importaciones entre 2011 y 2014 fue de US$ 6 millones aproximadamente;  y, finalmente el sector de autopartes, de tener importaciones de US$ 111,8 millones en 2011, pasó a importar US$ 115,7 millones en 2014, lo que significó un aumento del 3%.

De igual forma, las importaciones en 2015 durante el periodo enero a septiembre (último dato disponible), aumentaron 462% en carnes, 1452% en leche y productos lacteos, 61% en azucares, 318% en cacao y 9% en plástico y sus manufacturas, comparados con el mismo periodo de 2011.

Las masivas importaciones tienen efectos en la sustitución del empleo en los sectores donde se presenta la desgravación arancelaria. Como se ha demostrado en los informes del Observatorio de los TLC y la iniciativa TLC al Banquillo, el empleo industrial y agrícola es vulnerable al crecimiento de las importaciones, dado que trasladan el empleo calificado por insumos, maquinarias y bienes finales provenientes de Estados Unidos, Europa y China. De esta manera, la desgravación arancelaria de los productos de categoría B, pondría en riesgo a un total de 150.911 trabajadores, de los cuales, 27.255 trabajadores son temporales y 32.688 están contratados por una agencia (tercerizados), quienes presentan una baja estabilidad laboral y por tanto, son más vulnerables ante las masivas importaciones. Entre los sectores más afectados estarían el plástico con una pérdida de 20.721 empleos; carnes, con la pérdida de 17.331 puestos de trabajo; o el sector lácteo que pone en riesgo 9.393 personas que laboran por medio de agencias o son de carácter temporal.

Desviación de comercio regional

El comercio con Estados Unidos ha impactado el comercio regional entre Colombia y los demás países suramericanos como lo muestra la gráfica superior, mientras en los últimos años de la década de los 90 el comercio entre la CAN, MERCOSUR y EEUU con Colombia era similar, con la firma del tratado de libre comercio en el 2012, hay un aumento exponencial de la actividad comercial con Estados Unidos en contraste con un declive con MERCOSUR que pronuncia el déficit comercial, mostrando un cambio en el destino de las exportaciones.

La desviación de comercio se da cuando las importaciones con otro socio comercial son más económicas que las importaciones con un miembro de una unión, que para el caso de Colombia representa la CAN y los países de la región están representados además de la CAN por MERCOSUR. Como fue explicado anteriormente, la asociación comercial con Estados Unidos, desvió el comercio regional, haciendo que Colombia dejara de intercambiar bienes y servicios con sus países vecinos pares, y comenzara a expandir su intercambio de estos con Estados Unidos dadas las bajas tarifas que este intercambio trae consigo bajo el libre comercio.

Es hora de evaluar, renegociar o denunciar

Los servicios serían una de las áreas en las que Colombia tendría oportunidad de ampliar el comercio con Estados Unidos, porque bastaría con el ingenio y la creatividad para competir en el mercado global. Sin embargo, como era obvio, en esta tarea también se ha fracasado. Entre 2013 y 2015 el déficit en el comercio de servicios es de US$ 6.382 millones, especialmente por los subsectores de viajes, licencias de programas, licencias de productos audiovisuales y servicios de informática.

Se suponía también que tras la implementación del acuerdo más inversionistas estadounidenses estarían interesados en Colombia, como si se tratara de una cuestión de promoción del país. Pero entre 2012 y 2015 la inversión pasó de US$ 2.475 millones a US$ 2.120 millones, una pérdida de US$ 355 millones.

Las recientes demandas en contra del Estado de US$ 16.500 millones, 4 veces Reficar que tendría que pagar Colombia a la estadounidense Tobie Mining, si un tribunal internacional de arbitramento, invocando el TLC, llegara a fallar en contra del país. La demanda se presentó porque el Estado colombiano ha determinado que no puede haber explotación minera en zonas de reserva natural. En octubre de 2009, antes de que entrara en vigencia el tratado, se estableció el parque natural Yaigojé-Apaporis y dos días después Ingeominas otorgó una licencia para extraer oro en el parque, la cual fue revocada en 2013.

Otras amenazas de demandas en contra del Estado se han expresado en el marco de tratados vigentes, como la de Carlos Slim de Claro en el TLC con México, Glencore en el TLC con Suiza y Eco Oro en el TLC con Canadá. En síntesis, el TLC con Estados Unidos ha significado más perdidas en el comercio de bienes y servicios para Colombia, la afectación cierta a productores nacionales con el respectivo impacto en materia de empleos y ningún beneficio adicional en materia de inversión. Pero más grave aún, este tratado es una amenaza permanente a la estabilidad macroeconómica de Colombia, por cuenta de los privilegios desmedidos otorgados a los inversionistas, que ya están pasando cuenta de cobro.

Por estas razones, es urgente que se motive un debate a fondo sobre los impactos de los TLC, las afectaciones que están teniendo para el país y se exija una renegociación o incluso una denuncia de los mismos. Es el principal mecanismo para proteger la economía y adoptar medidas de fomento a la producción agrícola e industrial del país, en medio de una profunda crisis económica que está afectando la calidad de vida de la mayoría de colombianos.

1. Encuesta Gallup del mes de mayo de 2016.

2. Departamento Administrativo Nacional de Estadística. Anexos: Serie de Importaciones Diciembre (2012-2015). Recuperado de: http://www.dane.gov.co/index.php/esp/comercio-exterior/importaciones/97-boletines/comunicados-y-boletines/4465-importaciones-boletines

3. ProColombia. Estadísticas de Exportación-País de Destino. Recuperado de: http://www.colombiatrade.com.co/herramienta/estadisticas-exportacion/importacion-pais-de-destino

4. Se toma los valores de importaciones a 2014 porque es el último dato disponible en la base de datos de comercio exterior de la Dian.

Cedetrabajo, Bogotá.

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