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Resisten los productores agropecuarios

Por José Arlex Arias Arias  

Está quedando claro el debate sobre las fatídicas consecuencias que traería para Colombia el abrir el mercado interno en condiciones desfavorables para nuestros productores, sin tomar las medidas de protección necesarias para un sector tan estratégico de la economía -por su clara incidencia

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Por José Arlex Arias Arias  

Está quedando claro el debate sobre las fatídicas consecuencias que traería para Colombia el abrir el mercado interno en condiciones desfavorables para nuestros productores, sin tomar las medidas de protección necesarias para un sector tan estratégico de la economía -por su clara incidencia

en el empleo, la soberanía alimentaria y la sostenibilidad-, como es el agropecuario. Es una verdadera conspiración la que se tejió contra la Nación, afectando desde luego a estos compatriotas que han luchado y expuesto, en muchos de los casos, sus exiguos patrimonios con el fin de mantenerse en “esta guerra de los mercados”.

Antes de que Cesar Gaviria impusiera su Apertura Económica, mandato de los Acuerdos con la banca multilateral, Colombia importaba cerca de 750 mil toneladas anuales de productos alimenticios y al finalizar el 2012 se pasó a diez millones de toneladas anuales. “En 2012 las importaciones colombianas crecieron 7,2%, al pasar de US$54.674,8 millones a US$58.632,4 millones, pero las agropecuarias, de alimentos y bebidas presentaron un aumento de 26,5%. En el 2011 las importaciones de alimentos y bebidas sumaron US$2.849 millones, es decir, US$637 millones más que en 2010”, indica el Dane. Maíz amarillo, aceites vegetales, sorgo, cebada, carne, frutas, productos lácteos, hortalizas y café son importados. Muchos como materias primas pero otros listos para el consumo como la carne, manzanas y peras. Colombia compra 1,5 millones de toneladas anuales de trigo, 3 millones de maíz, 260.000 de cebada, 30.000 de fríjol y 50.000 de lentejas. Pastas alimenticias, pescado, conservas, cebolla, ajos, arveja, canela, jugos y extractos, arroz y el maíz pira para crispetas vienen del extranjero.

Un estudio de Diego López para la Universidad Nacional establece que de la disponibilidad alimentaria, se importa el 64,36% del arroz, 67,33% del maíz, 35,58% de cebada y 23,98% del trigo. Se ha perdido autosuficiencia en dichos cultivos, así como en el del frijol, creando una dependencia de su importación; además, van por esa vía la papa y el plátano. Estos productos pierden presencia por su sustitución con palma de aceite, cacao, frutas y en general, productos tropicales -reorientación impartida por la banca multilateral a la economía-. Una de las herramientas para abrir nuestras fronteras y convertirnos en importadores son las políticas de libre mercado, como los Tratados de Libre Comercio, mediante los cuales se rebajan o eliminan aranceles de ingreso para hacer más rentables los productos extranjeros, golpeando al productor nacional, al que le quitaron todos los mecanismos de fomento como tierra, asistencia técnica y crédito oportuno, barato y suficiente, mediante la liquidación de las entidades estatales existentes.

En sana lógica, nuestros productores de café, leche y carne, arroz, cacao, maíz y ahora los papicultores, han salido a las carreteras a resistir contra la quiebra a la que los conduce el modelo neoliberal, agenciado por el gobierno del presidente Santos, materializado en medidas como el incremento de importaciones, la revaluación y la eliminación de los precios de sustentación. ¡Los productores deben comprender que sólo con un gran frente para derrotar este modelo se les garantiza las condiciones para poder competir! 

arlexariasarias@hotmail.com

Cartagena, 14 de mayo de 2013.


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