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Siguen los atentados contra líderes sociales

Disparos y una granada. Eso fue lo que tuvieron que soportar varios miembros de la Asociación de Consejos Comunitarios del Norte del Cauca (Aconc) mientras se encontraban en una reunión para organizar sus peticiones al Gobierno en el marco de la minga nacional. Continúa la crisis en Colombia por la persecución de los líderes sociales.

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Disparos y una granada. Eso fue lo que tuvieron que soportar varios miembros de la Asociación de Consejos Comunitarios del Norte del Cauca (Aconc) mientras se encontraban en una reunión para organizar sus peticiones al Gobierno en el marco de la minga nacional. Continúa la crisis en Colombia por la persecución de los líderes sociales.

 

Disparos y una granada. Eso fue lo que tuvieron que soportar varios miembros de la Asociación de Consejos Comunitarios del Norte del Cauca (Aconc) mientras se encontraban en una reunión para organizar sus peticiones al Gobierno en el marco de la minga nacional. Continúa la crisis en Colombia por la persecución de los líderes sociales.

Francia Márquez, ganadora en 2018 del Premio Goldman (considerado el “nobel de medioambiente”), hizo la denuncia en su cuenta de Twitter: “Como pueblo negro del norte del Cauca, estábamos preparando una reunión para los diálogos en el marco de los acuerdos con la minga y fuimos atacados con armas y granadas por hombres armados. Tenemos dos hombres de la Unidad Nacional de Protección (UNP) heridos”.

Según versiones conocidas después de la denuncia inicial, los líderes sociales y defensores de derechos humanos fueron atacados durante 15 minutos, primero por dos hombres y luego por un tercero, quien habría lanzado la granada. No sobra preguntarnos: ¿sin la presencia de los miembros de la UNP, cuál habría sido el resultado del atentado?

El presidente de la República, Iván Duque, dijo que “fue doloroso, pero afortunadamente reaccionó muy bien el equipo de la UNP (…) Hay una instrucción para dar con los culpables y esta tiene que ser la oportunidad para que todos rechacemos a los que están detrás de esos grupos que están detrás de esos crímenes. Son grupos disidentes, residuales, el Eln, Los Pelusos, El Clan del Golfo, entre muchos otros, porque no podemos permitir que en nuestro país se siga amenazando la libre expresión de los líderes sociales y la libre expresión de cualquier ciudadano”.

Estamos de acuerdo con lo expresado por el mandatario. También celebramos el actuar efectivo de las autoridades y ojalá pronto tengamos más información sobre los responsables.

Sin embargo, la realidad invita al pesimismo. Desde hace varios años el país viene sufriendo con el sabor amargo de los asesinatos y amenazas constantes contra líderes sociales, personas que le apuestan a la democracia y la institucionalidad, a la crítica constructiva, en las regiones del país donde el Estado no ha podido cumplir con sus mandatos y promesas.

Márquez, por ejemplo, ha sido reconocida a escala internacional por su lucha contra la minería ilegal en el norte del Cauca. Su mensaje en defensa de la sostenibilidad ambiental y la equidad en la distribución de los recursos es esencial para el futuro de Colombia. Pero desde el principio sus reclamos han intentado ser obstaculizados por actores ilegales que ven en sus denuncias una amenaza para sus dominios.

Como ella, son muchos los líderes en todo el país que están ejerciendo un oficio de alto riesgo. La persecución en su contra es inaceptable y debemos decir, esta y todas las veces que sea necesario: hay que detener el goteo de asesinatos. Colombia no podrá vivir nunca en paz si no puede defender a sus defensores de la democracia.

 Tomado de https://www.elespectador.com

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