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Alerta por lo que ocurre en el Erasmo Meoz en Cúcuta

Una situación muy preocupante está ocurriendo en Cúcuta y las autoridades relevantes deberían intervenir. Después de denunciar irregularidades en contratos multimillonarios del Hospital Universitario Erasmo Meoz, el asesor de control interno de gestión de esa institución, Carlos Martín Rojas, ha recibido amenazas de muerte y hostigamientos. No puede permitirse que se silencie a quien prende alarmas sobre posibles actos de corrupción.

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Una situación muy preocupante está ocurriendo en Cúcuta y las autoridades relevantes deberían intervenir. Después de denunciar irregularidades en contratos multimillonarios del Hospital Universitario Erasmo Meoz, el asesor de control interno de gestión de esa institución, Carlos Martín Rojas, ha recibido amenazas de muerte y hostigamientos. No puede permitirse que se silencie a quien prende alarmas sobre posibles actos de corrupción.

 

Una situación muy preocupante está ocurriendo en Cúcuta y las autoridades relevantes deberían intervenir. Después de denunciar irregularidades en contratos multimillonarios del Hospital Universitario Erasmo Meoz, el asesor de control interno de gestión de esa institución, Carlos Martín Rojas, ha recibido amenazas de muerte y hostigamientos. No puede permitirse que se silencie a quien prende alarmas sobre posibles actos de corrupción.

El Erasmo Meoz es el centro de salud más importante de Cúcuta y de todo Norte de Santander. Desde hace un año, Rojas se desempeña allí como asesor de control interno.

Según le contó a El Espectador, en medio de sus investigaciones encontró un contrato por más de $1.700 millones realizado a nombre de Jorge Emilio Parra Montoya, primo hermano de Juan Agustín Ramírez Montoya, gerente del hospital. Luego encontró otro contrato con más primos y un cuñado. Según sus cálculos, el monto total de los dineros que habrían sido apropiados de manera irregular alcanzaría los $2.000 millones. Gravísimo, más teniendo en cuenta que la ley es clara sobre la prohibición que recae sobre los servidores públicos para contratar con familiares.

Sin embargo, las denuncias de Rojas parecen haber caído en oídos sordos. Aunque les informó a todos los entes de control, los procesos no han avanzado. Mientras tanto, él y su esposa han recibido amenazas, hostigamientos y temen por sus vidas.

“Mi esposa se quiere ir del país y mi mamá, una persona de avanzada edad, no duerme. Eso es terrible, mi único delito es hacer las cosas bien”, le dijo a El Espectador. En días recientes, además, Rojas ha denunciado a través de su cuenta de Twitter que en el hospital lo agredieron verbalmente y lo están hostigando. “Me realizaron un mitin con más de 200 empleados”, escribió, e insiste en que tiene miedo y rabia.

¿Cómo es posible que una situación así ocurra en una entidad crucial para una capital del país y las autoridades no hayan intervenido? ¿Qué debe ocurrir para que las denuncias sean investigadas y, sobre todo en este momento, para que quien ha prendido las alarmas sea protegido?

Por supuesto, nada de esto significa que las acusaciones sean ciertas. Los implicados tienen derecho al debido proceso y a la presunción de inocencia. Pero ¿no es contradictorio que, cuando las personas cuyo trabajo es denunciar irregularidades lo hacen, sean ignoradas y además a cambio tengan que temer por su vida? ¿Ese es el mensaje que se les quiere enviar a todas las personas que tienen funciones de vigilancia y control? ¿Cómo combatimos la corrupción sin respaldar a estos funcionarios?

Pedimos a las autoridades nacionales y locales relevantes que presten atención a la situación de Rojas y a sus denuncias. Por el bien de los cucuteños y de todos los colombianos, el mensaje de respuesta tiene que ser claro y contundente: estamos con quienes investigan y no toleramos las amenazas y los hostigamientos.

Queda en el aire la pregunta: ¿qué está ocurriendo en el Hospital Erasmo Meoz de la capital de Norte de Santander? Esperamos, y buscaremos, las respuestas.

Tomado de https://www.elespectador.com

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