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Ante cientos de seguidores, Clara López inscribió su candidatura para la Alcaldía de Bogotá

Clara López Obregón, realizó este jueves la inscripción de su candidatura para la Alcaldía de Bogotá ante cientos de personas, quienes la acompañaron desde tempranas horas de la mañana en Corferias, para darle su apoyo y hacerle saber que será la próxima alcaldesa de la ciudad.

“Se inicia una nueva etapa, rodeada de todos los que me han venido acompañando en el proceso de precampaña, quienes elaboramos el programa y quienes hemos venido estructurando la organización.

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Clara López Obregón, realizó este jueves la inscripción de su candidatura para la Alcaldía de Bogotá ante cientos de personas, quienes la acompañaron desde tempranas horas de la mañana en Corferias, para darle su apoyo y hacerle saber que será la próxima alcaldesa de la ciudad.

“Se inicia una nueva etapa, rodeada de todos los que me han venido acompañando en el proceso de precampaña, quienes elaboramos el programa y quienes hemos venido estructurando la organización.

Gracias a esto, me siento muy optimista y muy preparada para estos tres meses, que significarán que Bogotá pueda encontrar el camino de la unidad y de la paz”, afirmó López Obregón.

Al evento, también asistió toda la bancada de parlamentarios del Polo Democrático Alternativo, al igual que representantes del Partido Liberal, la Unión Patriótica y el Movimiento MAIS, quienes en días anteriores hicieron su adhesión oficial a la campaña.

“He diseñado el plan de gobierno en tres ejes fundamentales: la libertad, la oportunidad y la felicidad. Estos temas implican el desarrollo individual en sociedad y el desarrollo colectivo, con el cual tenemos que buscar emprendimientos comunes y metas compartidas con miras a construir esa calidad de vida que todos deseamos”, aseguró la dirigente política.

Para Clara López, el acompañamiento de dos mil personas en su inscripción, le generó un sentimiento de fuerza, vitalidad y compromiso. “Esta es la alargada y estoy muy preparada para la Alcaldía. No puedo esperar a que llegue el 1 de enero del año 2016, pues desde el primer día empezaremos a ejecutar el programa de gobierno que presentamos hoy, y que va a transformar a Bogotá y la vida de cada uno de sus habitantes”, finalizó la candidata.

“Porque Bogotá ha sido esta última década una isla social en medio del mar neoliberal”, Clara López se compromete a profundizar el modelo de inclusión para no volver atrás

Texto del discurso pronunciado por la presidenta del Polo Democrático Alternativo, Clara López Obregón durante el acto de inscripción de su candidatura a la Alcaldía de Bogotá, el pasado 23 de julio de 2015.

Tomo la palabra con tres toques del bastón de mando que me han entregado las comunidades milenarias de nuestra ciudad. Hoy, 23 de julio de 2015, me inscribo como candidata a la Alcaldía porque creo en Bogotá.  Me inscribo acompañada de personas provenientes de los más diversos sectores ciudadanos: “flor de razas, compendio y corona” como reza nuestro himno.

Y me inscribo más convencida que nunca de la idea principal que me ha llevado a hacerlo:  

Bogotá no puede volver atrás.

Durante la última década Bogotá ha demostrado que es posible hacer compatible el crecimiento económico y la justicia social, el progreso y la inclusión.

Ha reducido la tasa de desempleo en 10 puntos; la de pobreza en más de 20 puntos; la de homicidio en 7 puntos… Ha crecido un promedio anual del 4,6% y ha multiplicado por dos las empresas con capital extranjero, hasta ser la cuarta parte del PIB del país.

Bogotá, en definitiva, ha demostrado que todas y todos estamos llamados a participar en el desarrollo. Y que solo así es posible generar riqueza y políticas que garanticen los derechos. Todos los derechos.

Por eso, porque Bogotá ha sido esta última década una isla social en medio del mar neoliberal que ha empobrecido al mundo, no solo somos un ejemplo de inclusión social, sino también de éxito económico y hemos resistido mejor que otros lugares del país los embates de la crisis.

Pero Bogotá  está en una etapa difícil, y es en estos momentos que tenemos que dar lo mejor de cada uno, para luchar por nuestra ciudad y por nosotros mismos. Como ciudadana siento una responsabilidad y obligación de ser parte de este esfuerzo, y como Alcaldesa tengo la certeza de que puedo ayudar a encontrar ese camino deseado.

Debemos corregir los errores; mitigar las injusticias; solventar las insuficiencias. Bogotá ha tenido un proceso de modernización muy fructífero que debe ser consolidado, desarrollado y proyectado hacia el futuro.

Vivimos una época de cambios intensos que nos obliga a afrontar retos muy complejos: la generación de empleo estable; la inclusión con equidad en la sociedad del conocimiento; el desarrollo de la economía colaborativa; la articulación con la región; la protección de nuestro patrimonio público y ambiental…  

Pero sobre todo, y como reto principal de esta generación: la paz y la unidad. Deténganse un momento a pensar en estas dos palabras; paz y unidad. No tanto a pensar qué significan o lo bonito que suenan… Les pido que se detengan a pensar qué nos reclaman; qué exigen de nosotros como individuos, como ciudad, como pueblo.

Porque la paz no es solo una cuestión del Gobierno nacional y de la guerrilla allá en La Habana. No. La paz es una cuestión de todos y cada uno de los colombianos y las colombianas; de sus ciudades; de sus veredas y de sus departamentos, porque es a todos ellos a quienes la paz exige cambios.

Y por eso todos nosotros debemos pararnos a pensar en esos cambios; en las acciones que nos reclama el tiempo que estamos viviendo. Solo después de hacerlo podemos realmente decir “yo me comprometo con la paz y con la unidad de Colombia”.

Eso es precisamente lo que llevamos haciendo durante meses en la candidatura que hoy hemos inscrito: Pensar los cambios que demanda el reto de la paz y la unidad. Y proponer las acciones que permitirán a la Capital de la República ser el modelo de las transformaciones sociales, económicas y democráticas que la consolidación de la paz exige. Y esas transformaciones están recogidas en el programa de gobierno que acabamos de inscribir y que ejecutaré a cabalidad durante mi gobierno.

De ahí el llamado a la unidad que he venido realizando y que quiero reiterar aquí. Para retomar el camino en Bogotá es necesario que todos y todas encontremos una conversación común, un terreno compartido. Debemos aportar cada cual nuestro grano de arena para superar la polarización, la estigmatización y el pesimismo. Llegó la hora de unirnos con un propósito común o de hundirnos dispersos en propósitos mezquinos.

Cuando dentro de unos años nuestras hijas  o nuestros nietos nos pregunten: oiga ¿y usted qué hizo en el tiempo de transformaciones que le tocó vivir? Todos nosotros podremos decir: yo estuve por allá en Corferías un 23 de julio, apoyando la inscripción de un Plan de Gobierno comprometido con el progreso; con  la modernización de Bogotá y con la autonomía de las personas.

Un Plan de Gobierno consciente de que la paz y la unidad exigen la construcción de una sociedad incluyente con oportunidades reales de empleo, de educación, de ocio; con seguridad efectiva para todos y todas.

Una candidatura y un programa de gobierno plenamente conscientes de que la democracia y la educación para la democracia, son la mejor garantía para la paz, como nos enseñó el maestro Carlos Gaviria que también hoy, como tantas veces antes, nos sigue acompañando con su enseñanza y su ejemplo.

Podremos decir, en definitiva: yo estuve en la inscripción de una candidatura y de un plan de gobierno que ofrece la mano a todos y todas y que mira directamente a los ojos del futuro. Porque no hay un segundo que perder. Porque Bogotá ya está en marcha hacia el progreso y no puede permitirse ningún freno. Porque BOGOTÁ NO PUEDE VOLVER ATRÁS.   

Conozco íntimamente Bogotá y sé que podemos aprender de los errores del pasado, podemos construir sobre los aciertos y podemos gobernar con una visión de futuro. Los meses que fui Alcaldesa me dejaron esa lección. Asumí las riendas de la Alcaldía en uno de sus peores momentos. Prometí transparencia, eficiencia y una comunicación honesta y abierta. Cumplí y Bogotá respondió. Ahora, con cuatro años por delante, lo vamos a volver a lograr con creces.

En un encuentro iberoamericano de ciudades realizado en Lisboa hace cinco años expresé lo que muchos bogotanos y bogotanas reconocemos como una de las principales fortalezas de Bogotá. Con pocas excepciones, desde hace muchos años hemos aprendido a construir sobre lo construido. La emblemática ciclovía dominical se ideó en el gobierno Luis Prieto Ocampo a mediados de los setenta, la institucionalizó ese gran demócrata y forjador de paz Augusto Ramírez Ocampo y hoy es imitada en el mundo entero. La estructura fiscal para las finanzas sanas corresponde a la arquitectura de Jaime Castro y a la modernización de la hacienda a cargo de Juan Ricardo Ortega en la administración de Samuel Moreno cuando el Distrito ingresó a las ligas de la competitividad y de la capacidad financiar grandes emprendimientos con la calificación triple AAA y grado de inversión en sus finanzas (2011) que también comparten sus grandes empresas de servicios públicos.

A Antanas Mockus lo recordamos por el aporte de la cultura ciudadana que, sin embargo hoy debe avanzar para convertirse en cultura democrática. Y a nadie le cabe duda del gran aporte a la movilidad que significó Transmilenio en la administración de Peñaloza. Aunque somos muchos los que pensamos que la oportunidad perdida de un metro para Bogotá fue un coste mayor. Mayor incluso que el de las losas que aún hoy seguimos teniendo que reparar.

A los gobiernos del Polo debemos el viraje social y democrático: la atención primaria en salud a su hogar, la educación gratuita hasta el grado once y el refrigerio escolar que permitió que el casi millón de alumnos  de los colegios públicos distritales aumentara una talla completa según estudio de la Universidad de Harvard y que pasáramos de una brecha en calidad de 40 puntos a una de apenas 7 frente a los colegios privados medida por las pruebas de Estado. A Petro, sin lugar a dudas, la concientización de la ciudad sobre la necesaria adaptación al cambio climático.

Respecto a mí: ustedes me conocen. Yo soy Clara, así, transparente. Los siete meses que fui Alcaldesa devolví a esta ciudad la confianza que había perdido. Lo hice imprimiendo un nuevo estilo de gobierno: el Gobierno del diálogo, de la concertación, de la igual consideración a todos y todas, del respeto por el otro y de los acuerdos. Moderación y prudencia en el lenguaje y la acción, escucha abierta a los intereses afectados y firmeza en las decisiones construidas sin atropellar a nadie.

Eso es lo que me propongo hacer de nuevo: construir sobre los aciertos de las anteriores administraciones, sin importar su color político ni su ideología. Vamos a nombrar los mejores profesionales y gerentes en cada Secretaría sin barreras de partido, ni de clase social, ni de origen étnico o  color político. El gabinete reflejara cual espejo la formidable variedad de quienes componen la ciudad. La mitad de los cargos directivos serán para mujeres. Vamos a recuperar el civismo que alguna vez ejercimos, vamos a demostrar que somos capaces de metas y propósitos comunes de largo aliento. Para lograrlo, voy a gobernar rigiéndome bajo tres pilares fundamentales: la libertad, la oportunidad y la felicidad.

La libertad. Sin libertad no hay vida.  La libertad es la expresión de los deseos y las diferencias.  Es proteger los derechos de los ciudadanos y fomentar su participación activa en la construcción de una ciudad diferente. Vamos a aumentar la participación de las mujeres en las decisiones políticas de la ciudad. La Secretaría y el Consejo Distrital de la Mujer se fortalecerán con presupuesto propio y con incidencia política en cada una de las secretarías de la Administración. No habrá más discriminación contra los grupos minoritarios. La lucha contra el racismo será una prioridad. Se profundizarán las políticas públicas de reconocimiento de las identidades sexuales, de las víctimas de la violencia, de la población con discapacidad y de las comunidades étnicas. Los animales y la naturaleza tendrán carta de ciudadanía. Y vamos a atacar al crimen desde sus orígenes. Nadie nace delincuente, entonces combatiremos el crimen de forma democrática fortaleciendo medidas policivas y a la vez creando programas de cultura, empleo y oportunidades para los jóvenes. Tenemos la obligación de arrancarle la base social a la criminalidad.

La oportunidad. Sin oportunidad no hay libertad. La oportunidad permite que la ciudadanía realice sus sueños.  Es el motor para el desarrollo de la ciudad y una tarea fundamental de cualquier administración. La generación de oportunidades es la que permite una vida plena. Se creará un banco de empleo público-privado para incluir a los ciudadanos en la construcción de la infraestructura de la ciudad. Un banco de oportunidades entre el Distrito y la empresa privada que ofrezca empleos formales en condiciones dignas para tantos de nuestros ciudadanos que lo necesitan. Ampliaremos la cobertura educativa para acabar con la deserción estudiantil, nuestros jóvenes y nuestras familias necesitadas no necesitan cargar con el peso de cubrir los costos de alimentación, uniformes, de útiles y de transporte.

Junto con la empresa privada y la Universidad Distrital crearemos un programa de emprendimiento en cada localidad fortaleciendo a nuestros futuros pequeños empresarios. Quitaremos las trabas económicas, fiscales, y urbanas para fomentar la creación de empresa dándole vía libre al emprendimiento. Los jóvenes de las clases populares podrán estudiar medicina en la Universidad Distrital. Abrigamos el sueño de poder hacerlo, junto con los estudiantes de La Universidad Nacional en el San Juan Dios que fuera el hospital universitario de excelencia. Y haremos de la ciencia y la tecnología una prioridad para crear una ciudadanía visionaria, una ciudadanía que mira hacia futuro, una ciudad del conocimiento al servicio de la calidad de vida de sus ciudadanos.

La felicidad. Sin felicidad no hay oportunidad.  La felicidad permite que la oportunidad y la libertad se den en condiciones dignas del ser humano.  Crea comunidades solidarias y permite una relación de apoyo y corresponsabilidad donde toda la ciudad progresa. Genera un ambiente de confianza y satisfacción que permite el desarrollo de sentimientos y propósitos comunes. Vamos a aprovechar y reutilizar nuestros recursos para generar ejemplos prácticos y útiles para la ciudadanía. Las llantas desechadas que invaden las aceras y esquinas de la ciudad se convertirán en viviendas, muros de contención y terrazas que transformarán nuestros barrios. Concretaremos los grandes proyectos de movilidad para acabar con el martirio diario de los bogotanos. Un sistema de transporte realmente integrado tanto en visión como en su funcionamiento, desde el metro al Transmilenio, al metrocable, a los buses azules y la malla vial local. Sanearemos el sistema de salud de la ciudad. Los hospitales públicos recuerarán solvencia financiera, no tendrán que cerrar secciones, ni servicios, y sus trabajadores serán dignificados. Realizaremos un proceso de mejoramiento y renovación de los barrios bogotanos sin desplazar a sus habitantes tradicionales. Los Cerros Orientales y los humedales serán protegidos y potenciados. Al barrio llegarán la cultura y las políticas ambientales. El ciudadano será consciente de sus activos ambientales y se convertirá en su mayor defensor.

Libertad, oportunidad y felicidad. Voy a gobernar con estos tres pilares como guía y con un objetivo preciso: construir entre todos y todas, una BOGOTÁ PARA VIVIRLA, un espacio en el que la libre elección de las oportunidades haga ciudadanos conscientes, felices y orgullosos del espacio que habitan.  Los invito a ser parte de este nuevo comienzo.  

Inscribir una candidatura y un programa es uno de los actos políticos más importantes. Damos a conocer a la ciudad aquello en lo que llevamos meses trabajando y toda una vida elaborando. Es como coronar un repecho de uno de esos puertos durísimos que Nairo Quintana está subiendo en Los Alpes. Uno mira hacia abajo y ve todo el camino recorrido; pero apenas tiene tiempo de felicitarse, porque mira hacia arriba y aprecia todo lo que le queda aún por recorrer para llegar a la meta.

Es este el momento en que, al poner a disposición de Bogotá nuestras propuestas, todos los integrantes de la candidatura nos reafirmamos en nuestro compromiso, tomamos aire y seguimos dando pedales.

Quiero dar las gracias de todo corazón a todas las personas que han puesto en común su trabajo, su conocimiento, su ilusión y su compromiso para sacar adelante este proyecto.  Los veo trabajar cada día con una generosidad infinita y no me cabe duda de que ellos y ellas encarnan los valores de esa Bogotá que hoy les invito a construir.

Ellos y ellas son las personas que me rodean. Nuestra sede está abierta: vayan y véanlos trabajar; pregúnteles; conózcanlos.

Otra vez les digo: ustedes me conocen. Yo soy Clara, así, transparente. Hace cuatro años pude devolver a esta ciudad la confianza que había perdido. Lo hice con esfuerzo, con tesón, con humildad, escuchando a todos los que se acercaron a hablar conmigo; pero también con firmeza, con honradez y con dignidad.  Acepté el reto de trabajar día y noche por mi ciudad y ustedes conocen los resultados.

Hoy les pido su apoyo para hacerlo de nuevo.

Muchas Gracias.

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