Nacional
Brasil: el paisaje después de la batalla
Por Emir Sader
Después de los intensos cambios durante la campaña electoral, la espuma de las olas baja, ¿y qué escenario presenta Brasil? Que Brasil emerge de las urnas y con qué perspectivas para los próximos años.
El apretado resultado final sugiere un país dividido. ¿Pero entre quiénes y quiénes? Una visión apresurada diría que entre el retrasado nordeste y la avanzada Sao Paulo.
Por Emir Sader
Después de los intensos cambios durante la campaña electoral, la espuma de las olas baja, ¿y qué escenario presenta Brasil? Que Brasil emerge de las urnas y con qué perspectivas para los próximos años.
El apretado resultado final sugiere un país dividido. ¿Pero entre quiénes y quiénes? Una visión apresurada diría que entre el retrasado nordeste y la avanzada Sao Paulo.
(Cardoso, el expresidente, llegó a decir, como casi siempre de forma desastrada, que los petistas no son pobres, sino ‘mal informados’.) Es la vision de la élite paulista, que se considera la locomotora de la nación, que arrastra, con dificultades, vagones perezosos. Se consideran casi como que un estado de primer mundo, frente al retraso del nordeste.
Si es verdad que el nordeste es el bastión del gobierno del PT -donde su candidata obtuvo en todas las provincias más del 70% de los votos- ello se debe justamente a los espectaculares avances de la región desde el comienzo de los gobiernos del PT. Los datos son impresionantes, pero la visión del nuevo nordeste lo es todavía más. Al punto que ya no se le puede caracterizar como expresión del retraso: la región es la segunda en estudiantes universitarios en todo el país, las 5 nuevas universidades públicas creadas durante los gobiernos de Lula y Dilma están fuera de las capitales, en un formidable proceso de descentralización.
Pero los votos de Dilma se distribuyen de forma prácticamente homogénea entre las tres principales regiones del país: el sur, el sudeste y el nordeste. Desde ese punto de vista, Brasil no está dividido. Sí lo está entre los electores de Aécio Neves, que tuvo siempre menos del 30% en el nordeste y tuvo sus más grandes votaciones en el sur y en el sudeste.
Aun así, en la principal region del país -el sudeste-, Aécio Neves tuvo su más grande votación en Sao Paulo, pero perdió en las dos otras grandes provincias de la región -en Minas Gerais, su provincia, Aécio fue derrotado tres veces: por Dilma en la primera y en la segunda vuelta, y tuvo su candidato a gobernador derrotado en primera vuelta por un candidato del PT; y Río de Janeiro, donde también triunfó Dilma.
Pero más allá de la geografía electoral, ¿cómo se presenta el escenario para los próximos 4 años del segundo mandato de Dilma Rousseff? La reelección por su gran desempeño en la campaña fortalece políticamente a Dilma pero, a la vez, debe haber una fuerte presencia de Lula en su segundo gobierno, lo cual mejora su capacidad de articulación, tanto en el plan político como en lo económico. Ella lo va a necesitar, porque tiene frente a sí resistencias tanto del gran empresariado como de un Congreso más conservador que el anterior -aun con apoyo holgado a favor del Gobierno-. Va a seguir enfrentando, también, la oposición de los grandes medios .
Por su énfasis en la campaña, Dilma dará prioridad a la retomada de un nuevo ciclo de expansión económica, para lo cual va a renovar su equipo en esa área del ministerio. Para ello tendrá que volver a la promesa no realizada del primer mandato: bajar las tasas al nivel promedio internacional, para no seguir atrayendo a los capitales especulativos.
Tendrá, como prometió en la campaña, que colocar en práctica la norma constitucional que impide la existencia de monopolios y oligopolios en los medios de comunicación, así como la propiedad de esos medios por parte de políticos con mandato. Al igual que tendrá que promover la reforma política, para terminar con el financiamiento privado de las campañas electorales, un tema reiterado de los discursos de Dilma.
Si Dilma tiene problemas a enfrentar, en peor situación se encuentra la derecha, derrotada por cuarta vez consecutiva, habiendo perdido la segunda provincia del país -Minas Gerais- y solo disponiendo del gobernador de Sao Paulo -Geraldo Alckmin- como candidato. Que, además de no disponer de ningún carisma, ya fue derrotado por Lula en 2010, con el cual posiblemente tenga que enfrentarse de nuevo.