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Clara López se caminó Barranquilla bajo un fuerte sol

Por Ángela Mejía Cano / El Tiempo  

La candidata presidencial del Polo-UP demostró su capacidad en la campaña.

Clara López es una mujer de abolengo que a la hora de hacer campaña está lista para lo que le salga. No tiene problema para ‘echar pata’ bajo un sol canicular, no le da miedo viajar en la carrocería de un camión y no le disgusta comer fritanga en cualquier esquina.

Es una máquina para trabajar. Quienes están a su lado saben que sus jornadas son de más de 14 horas.

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Por Ángela Mejía Cano / El Tiempo  

La candidata presidencial del Polo-UP demostró su capacidad en la campaña.

Clara López es una mujer de abolengo que a la hora de hacer campaña está lista para lo que le salga. No tiene problema para ‘echar pata’ bajo un sol canicular, no le da miedo viajar en la carrocería de un camión y no le disgusta comer fritanga en cualquier esquina.

Es una máquina para trabajar. Quienes están a su lado saben que sus jornadas son de más de 14 horas.

Hace menos de una semana la candidata presidencial del Polo-UP estuvo en Barranquilla, donde demostró su capacidad en la campaña.

“Eso es muy duro para el ‘cachaco’, ella qué va a poder”. Así, en tono escéptico, se refirieron a Clara López algunos de los participantes de la marcha que ese día ella iba a liderar en esa capital.

Pero pronto comenzaron a cambiar de opinión, cuando la vieron subirse sola por una escalera metálica a la carrocería del camión que le serviría de tarima.

En un tono emotivo, que solo era suspendido por los aplausos de los asistentes, durante 40 minutos pronunció un discurso bajo un intenso sol a las 10 de la mañana, en un día que en la Arenosa sobrepasaba los 30 grados centígrados.

“Tenemos que romper con el mito de que se ha acabado el desempleo. Hay que preguntarles a los informales: ¿es que acaso ustedes están en el rebusque en la calle porque hay empleo de sobra en la capital del Atlántico?”, cuestionó la candidata desde su improvisada tarima usando un tono de voz enérgico que invadió toda la avenida en la que se agolparon los participantes de la marcha.

“¡No!”, gritaba su auditorio, compuesto por líderes sindicales que en su mayoría vestía camisetas y gorras color naranja con la sigla de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT). Entre ellos se destacaban otros dos grupos: los que de amarillo acompañaban a la candidata y elevaban banderas, casi todos de la Unión Patriótica, y otro más pequeño que portaba camisetas moradas con consignas de rechazo a la violencia contra la mujer. Entre la amarilla y la morada, López optó por la segunda.

Empapada por el sudor y con la cara roja, la candidata bajó emocionada por la misma escalera por la que había trepado.

Enseguida la rodearon sus seguidores (de camiseta amarilla) y los tres hombres claves de su esquema de seguridad, que en ningún momento volvieron a dejarla sola. López, en el centro del corrillo, pacientemente sonreía y aceptó tomarse fotos con cada una de las personas que se lo solicitaron.

Esta situación frenó el recorrido de los trabajadores, hasta el punto de que tuvieron que pedirle a la candidata que se ubicara a un costado de la calle para que la marcha pudiera continuar.

López eligió a Barranquilla para presentarse en la marcha del día del trabajo, entre otras razones porque la capital del Atlántico concentró varias organizaciones de empleados de toda la costa Caribe.

Y para muchos, su movida fue acertada. “No sabía que ella venía, pero me gustó lo que dijo. Yo voy a votar por ella. Además, porque es mujer”, dijo Graciela, una de las personas que marchaba representando a la CUT.

Por más de dos horas, la candidata de la izquierda acompañó la marcha. Siempre sonriente, dispuesta a dejarse fotografiar, sin escondérsele al sol. Hasta se subió a un bicitaxi para descansar por un tramo.

Sin duda, desafió a quienes no creyeron que tuviera las condiciones físicas para soportar la marcha.

Pero por más de que quiso cerrar con la misma altura con la que abrió la jornada, el final de esta fue un poco discreto. Unos encapuchados se enfrentaron con la Policía de Tránsito, lo que hizo que interviniera el Escuadrón Móvil Antimontines, por lo que su equipo de seguridad le recomendó que abandonara el lugar.

En efecto, ella se retiró, pero para continuar con su campaña en otro sector de la ciudad. Tuvo un encuentro con un grupo de adultos mayores que les expresaron su preocupación por el escaso incremento de sus mesadas. Ella los escuchó y se comprometió a que si llega a la Presidencia, buscará que el incremento pensional sea equilibrado.

Pasadas las 8 de la noche, y tras otros encuentros, llegó al hotel para reunirse con sus colaboradores y planear la agenda de la siguiente jornada en Santa Marta.

Como todos estos últimos días, el siguiente lo comenzó muy temprano. Pero a Clara López, que fue secretaria económica de la Presidencia, se le vio radiante y lista para otro tramo de su campaña en la costa Caribe. Parte de su emoción se debía a que el recorrido hasta la capital del Magdalena incluía una parada obligatoria: desayuno con arepa de huevo.

El Tiempo, Bogotá.

 

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