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Clara López solicita a Consejo Nacional Electoral investigar distorsión informativa de firmas encuestadoras y garantizar criterios mínimos de confiabilidad

Abrir investigación sobre distorsión informativa de las firmas encuestadoras Datexco, Cifras y Conceptos e Invamer Gallup, solicitó en carta al Consejo Nacional Electoral (CNE), la aspirante a la Alcaldía de Bogotá, Clara López Obregón, en razón a que estos estudios de demoscopia publicados en las últimas 48 horas no solo se contradicen entre sí respecto a las supuestas preferencias de los ciudadanos en la competencia electoral en la capital de la República, sino que además, se han convertido “en un instrumento de propaganda y manipulación electoral destinado a mover las preferencias electorales hacia un candidato determinado”.

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Abrir investigación sobre distorsión informativa de las firmas encuestadoras Datexco, Cifras y Conceptos e Invamer Gallup, solicitó en carta al Consejo Nacional Electoral (CNE), la aspirante a la Alcaldía de Bogotá, Clara López Obregón, en razón a que estos estudios de demoscopia publicados en las últimas 48 horas no solo se contradicen entre sí respecto a las supuestas preferencias de los ciudadanos en la competencia electoral en la capital de la República, sino que además, se han convertido “en un instrumento de propaganda y manipulación electoral destinado a mover las preferencias electorales hacia un candidato determinado”.

“Es evidente que las encuestas afectan las posibilidades que tienen de ser elegidos los candidatos, por cuanto se ha comprobado en diferentes estudios de comportamiento electoral que, a la vista de los resultados de las encuestas, en muchas ocasiones los electores deciden no votar a su candidato preferido sino a otro al que las encuestas otorgan posibilidades de victoria”, señala López Obregón en su misiva dirigida a los magistrado del CNE.

Igualmente, la candidata del Polo Democrático Alternativo dirigió una carta al director del diario El Tiempo, Roberto Pombo, en la que reclama transparencia y veracidad en la publicación de los sondeos de opinión, tras la evidente manipulación de la encuesta difundida el pasado 4 de octubre por este medio periodístico, la cual fue realizada por la firma Datexco, y cuya metodología utilizada deja muchas dudas de rigurosidad y transparencia.

“Los medios de comunicación social tienen una responsabilidad aumentada en el respeto al juego limpio y en la garantía del derecho ciudadano a una información veraz y completa, que permita el libre ejercicio de la participación política y la deliberación, en una sociedad libre y democrática”, expresa López Obregón en su misiva al director del mencionado diario capitalino.

La candidata a la Alcaldía de Bogotá considera que en  el actual proceso electoral es evidente que las “encuestas están menoscabando los derechos constitucionales de participación política y a la información veraz y completa de los ciudadanos, así como el derecho de sufragio pasivo de quien suscribe”.

En ambas comunicaciones, López Obregón sustenta una serie de consideraciones en virtud de las cuales solicita al máximo órgano rector en materia electoral del país “especial vigilancia” en el manejo de la información, revisando de inmediato los procesos y metodologías utilizadas por las distintas firmas encuestadoras que publican a través de los medios de comunicación, sus sondeos sobre la competencia por la Alcaldía de Bogotá.

Texto de la carta al Consejo Nacional Electoral

Bogotá, 5 de octubre de 2015.
Señores
CONSEJO NACIONAL ELECTORAL
E.        S.        M.

Señora Magistrados y Señora Magistrada:

Por medio de la presente, me permito elevar ante ustedes la solicitud para que, en ejercicio de la competencia de “especial vigilancia” establecida en el artículo 30 de la Ley 130 de 1994, procedan de inmediato a revisar las encuestas de intención de voto  las elecciones a la Alcaldía de Bogotá 2015, que vienen publicando los medios de comunicación.

Tales encuestas están menoscabando los derechos constitucionales de participación política y a la información veraz y completa de los ciudadanos, así como el derecho de sufragio pasivo de quien suscribe.

El derecho de participación política comprende el derecho a participar en los asuntos públicos de manera indirecta a través de representantes (art. 40.1 CP). En la medida en que las aspiraciones de un candidato se vean afectadas por la publicación de encuestas que no cumplen  unos requisitos mínimos de confiabilidad, no solo se está afectando el derecho “a ser elegido” del candidato en cuestión, sino también el derecho a participar a través de representantes de los electores ya que, como ha establecido el Tribunal Constitucional español en múltiples Sentencias (SSTC 5/1983, de 4 de febrero, FJ 3; 10/1983, de 21 de febrero, FJ 2;28/1984, de 28 de febrero, FJ 2; 32/1985, de 6 de marzo, FJ 3; 161/1988, de 20 de septiembre, FJ 6 y 40/2003, FJ 2, entre otras), dicho derecho incluye el derecho a ser representado por el candidato de su preferencia, en una competición electoral igualitaria.

Es evidente que las encuestas afectan las posibilidades que tienen de ser elegidos los candidatos, por cuanto se ha comprobado en diferentes estudios de comportamiento electoral que, a la vista de los resultados de las encuestas, en muchas ocasiones los electores deciden no votar a su candidato preferido sino a otro al que las encuestas otorgan posibilidades de victoria[1]. Por eso las encuestas pueden convertirse en un instrumento de propaganda y manipulación electoral destinado a mover las preferencias electorales hacia un candidato determinado. 

Para evitarlo, debe exigirse que todos y cada uno de los aspectos técnicos relacionados con las encuestas cumplan estándares rigurosos de fiabilidad y transparencia, como es el caso de la reforma político-electoral realizada en México en 2014, cuya intención era, precisamente, evitar la utilización de las encuestas como propaganda, como llegó a ocurrir en las elecciones de 2012[2].

Resulta alarmante la disparidad de resultados que muestran las múltiples encuestas sobre intención de voto a la Alcaldía de Bogotá. En solo las últimas 48 horas se han dado a conocer tres encuestas correspondientes a Datexco publicada por El Tiempo, Cifras y Conceptos por Caracol Radio  e Invamer Gallup por Caracol Televisión que son contradictorias entre sí.  Ni siquiera la tendencia en dirección al alza o disminución en la intención de voto de los candidatos coincide entre una y otra encuesta.

No cabe duda que la demoscopia no es una ciencia exacta, pero existen criterios universales de calidad y de buenas prácticas establecidos por las asociaciones internacionales de encuestadoras tales como la WAPOR (Asociación Mundial de Investigadores de Opinión Pública), ESOMAR (Sociedad Europea de Opinión e Investigación de Mercados y AAPOR (Asociación Norteamericana de Investigación de Opinión Pública). Debería comprobarse que todas las firmas cuyas encuestas reciben difusión pública cumplan los estándares de calidad y de ética establecidos por estas asociaciones. Porque, en otro caso, podría concluirse que la distancia entre encuestas no es el resultado de legítimas opciones de técnica demoscópica, sino manipulaciones conscientes de los resultados brutos para conseguir escenarios preestablecidos.

La Corte Constitucional en su Sentencia C-89 de 1994, estableció que la vigilancia de las encuestas está destinada a preservar la autenticidad y objetividad de las mismas sin que puedan “dar pábulo a la distorsión informativa.” Precisamente el control de los criterios de calidad y de los estándares éticos son lo único que puede evitar esa distorsión.

No parece que la práctica existente en nuestro país de contratar en exclusiva una compañía encuestadora para un determinado medio o alianza de medios de comunicación sea lo más adecuado a efectos de impedir la “distorsión informativa”. Tampoco es plausible que la decisión final de publicar o no y de determinar la fecha de publicación de una encuesta, corresponda en exclusiva al medio o medios que la contratan.

Observando los resultados de las encuestadoras y los resultados oficiales de las dos últimas elecciones para la Alcaldía de Bogotá y la última elección para la Presidencia de la República, tenemos que concluir que existe una distancia enorme entre la situación que pintan la mayoría encuestas y la realidad. Y que en esta distancia cabe precisamente esa distorsión informativa que la vigilancia del CNE está llamada a evitar según la Corte Constitucional.

Además, resulta alarmante comprobar que esa distancia tiene un sesgo favorable a un candidato determinado que se ha presentado a todas as elecciones analizadas: Enrique Peñalosa.

En el caso de Datexco, en 2007, después de ir dando como ganador a Enrique Peñalosa hasta el mes de octubre, tuvieron un error de más de 5 puntos respecto al resultado final. En 2011, también dieron como ganador a Enrique Peñalosa hasta el mes de octubre, momento en el que lo desplazaron al tercer lugar, por detrás de Gina Parody. El error esta vez fue de entre 6 y 8 puntos respecto a los resultados finales, con Enrique Peñalosa en segundo lugar. En las elecciones presidenciales de 2014, pusieron a Enrique Peñalosa por delante de mí hasta la encuesta del 16 de mayo, en que pronosticaron un empate entre ambos con el 9,7% de los votos. Como es conocido, en la primera vuelta yo obtuve el 15,23% de los votos y Enrique Peñalosa, el 8,28%.

Las encuestadoras Cifras y Conceptos, Gallup, Centro Nacional de Consultoría e Ipsos, en la elección presidencial de 2014 fueron dando ganador a Enrique Peñalosa sobre mi persona en las encuestas de enero, febrero y marzo, registrando al máximo un empate técnico entre ambos en las de mayo.

Como ya he afirmado, casi doblé en porcentaje de voto al candidato Peñalosa en la primera vuelta presidencial. Resulta prácticamente imposible, como la práctica política demuestra, que todos esos electores decidieran votar por mí en la última semana de la primera vuelta.

Casi es ya un adagio popular y en los medios que las encuestadoras “inflan” a Enrique Peñalosa en las elecciones a las que se presenta. Los datos recopilados parecen darle la razón. En todo caso es una práctica fraudulenta prohibida por el ordenamiento jurídico colombiano cuyo control compete a este CNE y para la que el intento de autorregulación por parte de las propias empresas encuestadoras que se encuentra en el documento de diciembre de 2014, entregado a este CNE, se ha demostrado inútil.

Por todo ello, respetuosamente

SOLICITO:

Se proceda a investigar la incursión en “distorsión informativa” por parte de las encuestas de intención de voto en las elecciones a la Alcaldía Mayor de Bogotá 2015, publicadas en las últimas 48 horas correspondientes a Datexco publicada por El Tiempo, Cifras y Conceptos por Caracol Radio e Invamer Gallup por Caracol Televisión, y que se hagan públicos los resultados de la investigación; así como a establecer criterios mínimos de confiabilidad, transparencia y calidad que las futuras encuestas que deberán cumplir para poder ser publicadas por los medios que las han contratado.

En su defecto, solicito se ordene que se ponga a mi disposición toda la información técnica y documentos originales de las referidas encuestas para proceder a una auditoría de las mismas, cuyo procedimiento estará abierto a la veeduría ciudadana y sus resultados serán públicos.

Atentamente,

CLARA LÓPEZ OBREGÓN
Candidata a la Alcaldía de Bogotá

cc. Misión de Observación de la OEA, Atención Presidente Collo.

Carta a director de El Tiempo

Bogotá, 5 de octubre de 2015
Doctor
ROBERTO POMBO
Director EL TIEMPO
Ciudad.

Apreciado señor Director:

Le escribo con motivo de la publicación del diario El Tiempo del domingo 4 de octubre, relacionada con la encuesta telefónica de la firma Datexco. Como usted bien sabe, los medios de comunicación social tienen una responsabilidad aumentada en el respeto al juego limpio y en la garantía del derecho ciudadano a una información veraz y completa, que permita el libre ejercicio de la participación política y la deliberación, en una sociedad libre y democrática.

Las encuestas deben ser probabilísticas, lo que se deriva del tamaño de la muestra, su carácter proporcional respecto de los grupos sociales y el nivel de fiabilidad del método empleado para obtener la información, de suerte que resulte representativo del electorado.

En cualquier elección, las encuestas pueden tener una influencia determinante para ganar la elección, influyendo para que el elector vote una opción que no era su preferida, en la creencia errónea de que la de sus afectos no tenía posibilidades de ganar.

La responsabilidad de los medios para con la democracia es tanto mayor cuando de publicar encuestas se trata, y tanto mayor cuando las circunstancias convierten las encuestas en un poderoso instrumento de influencia electoral.

Esta influencia es un efecto que debe aceptarse en encuestas robustas, con una metodología correcta y una consolidación de datos transparente y conocida. Pero es un efecto indeseable de sondeos y consultas telefónicas que no pueden asegurar un carácter mínimamente representativo del cuerpo electoral.

Y esto es lo que ocurre con el sondeo telefónico de Datexco que ustedes publicaron el domingo.

Por una parte, resulta difícil de comprender cómo siguen trabajando con una empresa con una hoja de resultados tan cuestionada como Datexco. En 2007, después de ir dando como ganador a Enrique Peñalosa hasta el mes de octubre, tuvieron un error de más de 5 puntos respecto al resultado final. En 2011, también dieron como ganador a Enrique Peñalosa hasta el mes de octubre, momento en el que lo desplazaron al tercer lugar, por detrás de Gina Parody. El error esta vez fue de entre 6 y 8 puntos respecto a los resultados finales, con Enrique Peñalosa en segundo lugar. En las elecciones presidenciales de 2014, pusieron a Enrique Peñalosa por delante de mí hasta la encuesta del 16 de mayo, en que pronosticaron un empate entre ambos con el 9,7% de los votos. Como es conocido, en la primera vuelta yo obtuve el 15,23% de los votos y Enrique Peñalosa, el 8,28%.

La fiabilidad de Datexco fue puesta en duda por uno de sus empleados en una denuncia realizada en el portal lasillavacia.com en 2011 y comentada en una columna de Ramiro Bejarano.

Por otra parte, el sondeo telefónico es una metodología muy poco confiable en una ciudad como Bogotá, porque no puede garantizarse ni el carácter proporcional por estrato, ni por grupo de edad.

Por todo ello, tanto  los resultados del sondeo como la firma que los avala están muy lejos del rigor y el prestigio de una casa editorial de referencia en el país. Además el sondeo telefónico de Datexco fue duramente cuestionado en las redes sociales que vieron un instrumento de propaganda política y manipulación electoral, y no un mecanismo demoscópico de información a los electores.

Coincidirá conmigo que hasta tanto las instituciones nacionales regulen convenientemente las encuestas, exigiendo transparencia y estándares de calidad como hizo México en 2014, y puesto que la autorregulación propuesta por las encuestadoras colombianas no está dando frutos, deben ser los propios medios quienes se autorregulen y exijan empresas probas y metodologías transparentes para evitar que las encuestas se conviertan en propaganda.

El momento histórico que vivimos y la necesaria modernización de nuestra democracia que conlleva, así nos lo demanda.

Atentamente,

CLARA LÓPEZ OBREGÓN
Candidata a la Alcaldía Mayor de Bogotá D.C.

 


[1] Ver, por ejemplo, las referencias en MOLINA, Blanca Olivia Peña, «Porqué la gente vota como vota? Teorías del comportamiento electoral», Revista Trayectos UABCS, Vol.1, 2007.
[2] Ver http://mexico.cnn.com/adnpolitico/2015/03/20/las-encuestas-no-volveran-a-usarse-como-propaganda-asegura-el-ine

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