Titulares
Concreción de la paz es la mejor alternativa para que Colombia deje de ser el laboratorio de represión social y criminalidad estatal: Iván Cepeda
La suscripción de los acuerdos de paz entre el gobierno y la insurgencia permitirán que Colombia deje de ser el laboratorio en América Latina de la represión social y criminalidad estatal, afirmó el senador del Polo Democrático Alternativo, Iván Cepeda Castro, durante su intervención en el marco del seminario internacional en apoyo al proceso de reconciliación política en este país, organizado por el Foro de Sao Paulo, el cual se realizó en Bogotá, el pasado 10 de abril.
Cepeda explicó que como consecuencia de la inequidad social y el inveterado conflicto interno, Colombia es uno de los Estados más militarizados del mundo, así como ha servido de laboratorio y plataforma de represión y persecución a los sectores sociales y alternativos.
La suscripción de los acuerdos de paz entre el gobierno y la insurgencia permitirán que Colombia deje de ser el laboratorio en América Latina de la represión social y criminalidad estatal, afirmó el senador del Polo Democrático Alternativo, Iván Cepeda Castro, durante su intervención en el marco del seminario internacional en apoyo al proceso de reconciliación política en este país, organizado por el Foro de Sao Paulo, el cual se realizó en Bogotá, el pasado 10 de abril.
Cepeda explicó que como consecuencia de la inequidad social y el inveterado conflicto interno, Colombia es uno de los Estados más militarizados del mundo, así como ha servido de laboratorio y plataforma de represión y persecución a los sectores sociales y alternativos.
Por esa connotación, recordó que este país ha servido de ensayo para los experimentos mortíferos de Estados Unidos antes de exportarlos a otras naciones como ocurrió con las bombas de napalm que luego de probarlas en Colombia fueron utilizadas en la guerra contra el pueblo vietnamita. Además, dijo el congresista del Polo, la terrorífica Doctrina de la Seguridad Nacional de la época de la guerra fría” se aplicó en medio de “una supuesta normalidad democrática”, a través del estado de sitio, o estado de excepción, en el que su suprimieron buena parte de las libertades públicas y a través del cual se legalizó en Colombia la tortura y la desaparición forzada por parte de los agentes del Estado.
Al señalar que estos antecedentes se pueden constatar en el Informe de la Comisión Histórica del Conflicto y sus Víctimas presentado a la mesa de diálogos de La Habana entre el gobierno y la insurgencia de las Farc, Cepeda Castro recordó que a finales del siglo XX, en Colombia se privatizó y delegó la violencia estatal a través de las bandas paramilitares, que no son más que ejércitos de despoblamiento.
Dijo también que la lucha contra el narcotráfico ha servido de pretexto para generar desplazamiento forzado de millares de comunidades y consecuentemente con ello la desposesión de sus tierras. Y en todo esto, agregó Cepeda, ha intervenido Estados Unidos, que fue uno de los impulsores y cofinanciadores del funesto Plan Colombia.
El Estado colombiano también fue uno de los primeros que incorporó el nuevo modelo de seguridad a raíz de los atentados del 11 de septiembre del 2001 y en consecuencia se convirtió en exportador a otros países de la concepción de la mal denominada Seguridad Democrática, que durante los ocho años del gobierno del cuestionado expresidente Álvaro Uribe, se caracterizó por la abierta persecución a los sectores alternativos y sociales, los mal denominados “falsos positivos”, el espionaje estatal y la violación flagrante de derechos humanos.
Para la puesta en marcha de dicha concepción de seguridad nacional, Colombia ha venido prestando asesoría militar y policial a países como México, Honduras, Paraguay y Argentina, resaltó el senador Cepeda.
Señaló igualmente que Colombia viene sirviendo de plataforma continental para la restauración conservadora y es alfil de primera línea de Estados Unidos para debilitar y conspirar contra los gobiernos progresistas de la región. Esta intervención regional se puede evidenciar a través de los planes mediáticos, de desestabilización y confrontación contra países vecinos como Venezuela, Ecuador y Nicaragua, dijo el dirigente político.
Además, recordó que el gobierno colombiano apoyó primero de manera subrepticia y luego en forma abierta los golpes de Estado de Honduras y Paraguay, así como el intento de derribamiento por parte de la ultraderecha venezolana contra el presidente Hugo Chávez en 2002.
En la actual coyuntura histórica, afirmó Cepeda, el gran capital transnacional promueve la guerra permanente global para reproducir el criminal modelo neoliberal. Por ello, puntualizó, la paz de Colombia constituye un avance para contribuir no solo al equilibrio de América Latina, disminuir la injerencia norteamericana, y sobre todo, para que este país andino deje de ser por fin el laboratorio de los ensayos de represión y criminalidad estatal a nivel continental.