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¿De qué se asombran?

Por Eudoro Álvarez Cohecha  

Conocidos los primeros datos del censo agropecuario, las declaraciones gubernamentales son como si estuvieran descubriendo un secreto celosamente guardado.

“El país había abandonado el campo”, “Este censo demuestra que falta todo por hacer en el campo y veo con preocupación que allí se concentra la desigualdad”, expresó el Presidente y el Ministro de Agricultura no se quedó atrás con términos equivalentes.

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Por Eudoro Álvarez Cohecha  

Conocidos los primeros datos del censo agropecuario, las declaraciones gubernamentales son como si estuvieran descubriendo un secreto celosamente guardado.

“El país había abandonado el campo”, “Este censo demuestra que falta todo por hacer en el campo y veo con preocupación que allí se concentra la desigualdad”, expresó el Presidente y el Ministro de Agricultura no se quedó atrás con términos equivalentes.

La pobreza insultante, la distribución inequitativa de la tierra, la carencia de salud (sisbenizados no significa atendidos), el analfabetismo, la falta de asistencia técnica, la insuficiencia del crédito, la vivienda precaria, vías inexistentes o en pésimo estado, conforman un cuadro que se venía denunciando, con una indiferencia gubernamental culposa.

Vías como la que comunica San Juanito y El Calvario, son una verdadera tortura para los campesinos que necesitan utilizarla y una vergüenza para el Gobernador del Meta, quien hasta cables aéreos prometió para esa provincia y no manda ni volquetas con relleno para remediarla.

Sistemas de mercadeo para sus productos, empobrecen a los campesinos de Puerto Concordia y Puerto Rico – ejemplarizando estos casos, pues la penuria es generalizada – a pesar de las infructuosas gestiones que hacen los campesinos ante una Secretaría de Desarrollo Agropecuario, “Shakirizada”, que ni oye ni habla ni entiende cuestiones diferentes al clientelismo rampante y la soberbia de quienes asumen responsabilidades que los rebasaron; coincide todo ello con la expresión presidencial cuando los labriegos se rebelaron: “ese tal paro agrario no existe” fue cuanto acertó a decir.

Para enmendar la tragedia rural, nada dicen de modificar la raíz de su asombro; o mejor, persisten en formular las medicinas que han fracasado para curar las graves dolencias agrarias. Los recortes al presupuesto es la repuesta a las carencias de bienes públicos; el Banco Agrario desintonizado y volcado hacia las APP, no corregirá las falencias del crédito; la ley Zidres, que profundiza la distribución desigual de la tierra es bandera del actual gobierno; cacarean la entrega de una vivienda donde se requieren mil; en salud seguirán entregando el dinero a las voraces EPS, mientras los carnets del Sisben no garantizan su asistencia; para las vías prometen cuerdas aéreas, en tanto no tapan ni los huecos y trochas a lomo de mula persisten; dicen invertir hasta en “pispirispis” pero la comercialización se realiza con gravosa intermediación; los pasma el analfabetismo y recortan presupuesto de los internados rurales. Los TLC arruinadores son su manera de “desarrollar” el campo.

El asombro y los golpes de pecho de los gobernantes son fariseísmo extremo.

Villavicencio.

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