Economía: la formula colombiana del “éxito” neoliberal

Por Alberto Donadio  

La imparable y sostenida pujanza de la economía colombiana fue la noticia de finales de 2013. En Europa hay desempleo y desesperación, en el Japón parálisis, en Estados Unidos desempleo alto y apretón general.

Hay que concluir que la fórmula colombiana es la ideal: narcotráfico, paramilitares, guerrilla, bacrim, corrupción a gran escala, intocables conglomerados financieros y económicos y uno que otro negocio lícito, son la combinación perfecta para garantizar una economía en que siempre hay plata a chorros.

No se han mencionado otros motores de la economía colombiana. El lavado de activos, por ejemplo. La Uaif, Unidad de Análisis e Información Financiera del ministerio de Hacienda, estima de manera oficial que anualmente se lavan 18 billones de pesos, 18 millones de millones. Tampoco se ha mencionado a los esmeralderos, el contrabando de la China, el contrabando de queso y de cerdos de Venezuela. Los negocios ilícitos tienen que contribuir al impulso de la economía nacional. Hay otros ingredientes para la fórmula exitosa: los empleados de la Dian se roban los impuestos de los contribuyentes. Claro que este éxito —llevamos unos 15 años sin recesión— oculta la gran vergüenza de la economía colombiana: la inequitativa distribución del ingreso.

En el 2011 el director de Planeación Nacional, Hernando José Gómez, señaló: “Somos el más desigual, pero no el más pobre. Tenemos un alto ingreso per cápita, pero mayor desigualdad. Estamos por debajo de Brasil, Chile o de cualquier país centroamericano.” ¿Por qué? El funcionario contestó: “Desafortunadamente hay una excesiva concentración de la tierra. Tenemos una alta informalidad, un sistema tributario que no es tan progresivo como quisiéramos, problemas de desigualdades regionales profundas, zonas del país muy pobres que cada vez se distancian de las más pudientes. Un tercer problema es que la calidad de la oferta pública de servicios sociales no es tan efectiva como queremos.”

En el 2011 el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (Pnud) indicó que entre 129 países, solamente hay dos países más desiguales que Colombia. Son Haití y Angola.

Si no fuera por este pequeño detalle, se debería celebrar todos los años este suceso. Colombia es un gran país exportador, tiene una moneda fuerte, atrae inversión extranjera a montones, recibe más turistas que nunca y no vive en el pesimismo que infecta a casi todos los europeos.

Hace poco un informe de cómo Irlanda, un país de menos de 5 millones de habitantes, implantó la austeridad, recortando el 20 por ciento de los gastos del presupuesto, el 20 por ciento de los sueldos de los empleados públicos, y generando desempleo del 28 por ciento y gente sin vivienda, contaba la historia del dueño de una ferretería que quebró por la crisis, a los 55 años perdió su residencia y tuvo que irse a vivir a la casa de la mamá, estudió dos carreras y no consiguió sino un puesto con sueldo mínimo, el cual aceptó ansiosamente. Antes vivía en una casa de 5 habitaciones y tenía botes y carros.

Para economizar en el supermercado, este irlandés caza palomas y las asa en el patio. Muchos irlandeses cenan con un plato de cornflakes, decía el artículo del New York Times. Dos opciones que en Colombia no lo son para quienes están por fuera de la Prosperidad para Todos.