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Nacional

El de Santos, un gobierno agresivo

Por José Arlex Arias Arias  

No es ningún santo. Tiene gran capacidad de manipulación, que puede venir de su afición por el póquer –según algunos de sus biógrafos, es un buen jugador de cartas–, que es precisamente la capacidad de engaño al contrincante. Ha vivido rodeado de poder, puesto que su tatarabuelo paterno, José María Eduardo Santos Plata, y el materno, Arístides Calderón Reyes, fueron presidentes de Colombia. Antes de heredar también la presidencia, Juan Manuel Santos Calderón ingresó a la Federación Nacional de Cafeteros y durante nueve años la representó ante la Organización Internacional del Café –OIC– en Londres, facilitándole a Estados Unidos la principal agresión contra este gremio, cuando ayudó a derrumbar el Pacto del Café, golpe del cual aún no se recuperan estos productores colombianos.

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Por José Arlex Arias Arias  

No es ningún santo. Tiene gran capacidad de manipulación, que puede venir de su afición por el póquer –según algunos de sus biógrafos, es un buen jugador de cartas–, que es precisamente la capacidad de engaño al contrincante. Ha vivido rodeado de poder, puesto que su tatarabuelo paterno, José María Eduardo Santos Plata, y el materno, Arístides Calderón Reyes, fueron presidentes de Colombia. Antes de heredar también la presidencia, Juan Manuel Santos Calderón ingresó a la Federación Nacional de Cafeteros y durante nueve años la representó ante la Organización Internacional del Café –OIC– en Londres, facilitándole a Estados Unidos la principal agresión contra este gremio, cuando ayudó a derrumbar el Pacto del Café, golpe del cual aún no se recuperan estos productores colombianos.

Su dogma neoliberal lo llevó a ser ficha clave para implementarlo, como ministro de Comercio Exterior de César Gaviria y Designado Presidencial. Cuando los líos del presidente Samper, se conoció una versión periodística de que Santos hacía parte de “los conspiretas”, que buscaban derrocarlo. Ingresa al gobierno de Andrés Pastrana  como ministro de Hacienda. Pasa al de Álvaro Uribe, deja el Partido Liberal y fue uno de los creadores de La U; como ministro de Defensa de Uribe, aún nos debe la verdad sobre uno de los episodios más agresivos de la historia de Colombia, los eufemísticamente llamados “falsos positivos”, que no es otra cosa que la ejecución por parte de agentes del Estado, bajo su mando, de cerca de 4 mil inocentes a los que hicieron pasar como sediciosos. Reformas tributarias, Tratados de Libre Comercio, normas para limitar las garantías democráticas, congelación salarial y de mesadas de pensión, privatizaciones y concesiones; es decir, “un mundo” de agresiones a nombre de la democracia y de la justicia social. No en balde es uno de los presidentes con el peor nivel de aceptación, incluso por debajo del de Samper, que terminó con una favorabilidad del 32% y rayando con Pastrana, que finalizó con el 20%.

No se necesita desaparecer físicamente o golpear a la oposición civil y democrática para agredirla, también se hace cooptándola y minimizándola. Hay dos clases de oposición al gobierno de Santos: de derecha, del Centro Democrático de Uribe, que coinciden en todo menos en el proceso de paz –o sea, se reduce a una lucha por la burocracia y el poder–; y la oposición del Polo Democrático y algunos grupos minoritarios que respaldan una salida negociada al conflicto, en lo que están de acuerdo con Santos, pero le han declarado una lucha frontal a su política neoliberal que pasa por lo económico y lo social. Ante la caída de su imagen -21% favorable-, Santos quema los fusibles de los ministerios y sin consultar a los partidos designa a la presidenta del Polo, Clara López, como ministra del Trabajo, y ministro de Justicia a Jorge Eduardo Londoño, del Partido Verde. Todos la tenemos clara, los ministros no llegan con agenda propia, sino a cumplir el Plan de Desarrollo neoliberal de Santos.

Esto ha puesto en una crítica división a los dos partidos. Es la agresión que Santos implementa para protegerse de esta oposición; por eso cometen un grave error quienes creen que López y Londoño pueden desarrollar, con Santos, lo que piensan sus “expartidos”. Los ejemplos contundentes son las medidas emitidas por el “ministro obrero Lucho Garzón”. ¡Gobierno neoliberal solo puede tener ministros neoliberales!

arlexariasarias@yahoo.com

Cartagena de Indias.

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