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El desafío del siglo XXI es pasar de una economía de recursos finitos a la de infinitos, como el conocimiento y la innovación: Jorge Glas, vicepresidente del Ecuador

Intervención de Jorge Glas Espinel, vicepresidente del Ecuador, en el acto de inauguración del II Encuentro Latinoamericano Progresista (ELAP), Democracias en Revolución: por la Soberanía y la Justicia Social”, Quito, 28 de septiembre de 2015.

Bienvenidos queridas amigas y amigos; compañeras y compañeros de América Latina, Europa, Asia y África. Un saludo especial a nuestros invitados especiales académicos, luchadores destacados por los derechos humanos, ex Presidentes y Vicepresidentes. Damos además la bienvenida a los 5 hermanos luchadores antiterroristas cubanos.

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Intervención de Jorge Glas Espinel, vicepresidente del Ecuador, en el acto de inauguración del II Encuentro Latinoamericano Progresista (ELAP), Democracias en Revolución: por la Soberanía y la Justicia Social”, Quito, 28 de septiembre de 2015.

Bienvenidos queridas amigas y amigos; compañeras y compañeros de América Latina, Europa, Asia y África. Un saludo especial a nuestros invitados especiales académicos, luchadores destacados por los derechos humanos, ex Presidentes y Vicepresidentes. Damos además la bienvenida a los 5 hermanos luchadores antiterroristas cubanos.

Para nosotros es un gran honor tenerlos a todos en nuestro país, a ustedes que con sus luchas en nuestra región y el mundo han iluminado e inspirado nuestra Revolución Ciudadana y llenado de dignidad y esperanza a la Patria Grande.

Su ejemplo de lucha por un mundo mejor, nos alienta todos los días para continuar profundizando los cambios de nuestros procesos revolucionarios. Hoy más que nunca debemos seguir luchando frente a las adversidades, que son muchas, pero que solo nos dan más fuerza para defender lo logrado en beneficio de las grandes mayorías.

Un saludo muy especial también a nuestra querida militancia de Alianza País y del Frente Unidos presentes aquí como anfitriones de esta fiesta de los pueblos. Son Ustedes compañeros quienes cada día están forjando este maravilloso proyecto, defendiéndolo en las calles y en las plazas contra el embate desestabilizador. Un agradecimiento especial a los organizadores de este encuentro, la compañera Doris Solíz y el compañero Guillaume Long.

En nombre del compañero Presidente Rafael Correa y en el mío propio, permítanme darles la bienvenida a Quito, capital de UNASUR. Bienvenidos al Ecuador, inmenso país en hospitalidad y cariño y que hoy les recibe con los brazos abiertos.

Ha pasado casi un año ya desde que aquel 30 de septiembre de 2014 en el que en el marco de la clausura del ELAP 2014, en la Plaza de San Francisco, en esta misma ciudad, los movimientos progresistas que hoy nos convocamos aquí, convinimos en aprobar la “Declaración por la Segunda Emancipación Latinoamericana”.

Un año en el que hemos sido consecuentes con nuestros principios, con nuestro discurso y nuestras acciones. Un año en el que hemos fortalecido la presencia de los movimientos progresistas en nuestros territorios y en la región.

Todo esto a pesar de las turbulencias en el contexto geopolítico global y la economía mundial. A pesar de las afrentas de los poderosos que no se resignan a haber perdido el control que les permitía manejar a su antojo la economía, la comunicación, el destino y los sueños de nuestros pueblos.

Si   miramos   con   detenimiento   el   mapa   político   y   económico   regional, confirmaremos los grandes avances logrados por las fuerzas progresistas y revolucionarias de nuestro Continente. Estos avances de los pueblos latinoamericanos son el resultado concreto y tangible del trabajo político y de la organización social alcanzados en estos intensos años por las fuerzas que ustedes y nosotros representamos aquí y ahora.

Es el resultado de un progresismo moderno, inteligente, que planifica y ejecuta con un horizonte claro: la gente, los antes olvidados, sus derechos y necesidades, privilegiando la dignidad humana  por sobre el capital, la insaciable acumulación y la ambición desmedida. Y teniendo siempre presente que el único mandante es el pueblo y a él debemos cada acción y decisión que tomemos cada día.

II

Este encuentro nos convoca tras muchos años de lucha en cada uno de nuestros países, cada historia es distinta pero todos contamos con objetivos comunes: creemos en el ser humano, en la justicia social, en la equidad, en que todos tengan las mismas oportunidades y los mismos derechos.

Mucho se ha conseguido en estos años, porque hay una izquierda que se animó a tomar el poder y dejar de lado las conversaciones de café sobre la ¨revolución inmaculada”. Nos animamos a escuchar la voz potente de nuestros pueblos que exigían cambiar los sistemas económicos y sociales perversos que dominaban nuestros países.

Claro que todavía falta mucho, pero gracias a grandes líderes como Lula y Dilma en Brasil, Hugo Chávez y Nicolás Maduro en Venezuela, Néstor y Cristina en Argentina, Pepe Mujica y Tabaré Vásquez en Uruguay, Daniel en Nicaragua, Fidel y Raúl en Cuba, Rafael Correa en nuestro país y tantos otros luchadores que han hecho que hoy el camino esté trazado para que América Latina siga estando a la vanguardia de acciones y prácticas políticas transformadoras y progresistas.

Este proceso en muchos de nuestros países es irreversible, porque los pueblos ya cambiaron su forma de pensar y actuar. Ya no nos vemos como la sumisa mano de  obra  de  los  grupos  de  poder,  sino  que  nos  reconocemos  como  actores

protagonistas en la construcción del Buen Vivir, de una patria nueva, libre, equitativa, soberana y alegre.

Por eso, quienes estamos aquí, nos reconocemos como trabajadores de este proceso que todavía está en construcción. En el caso ecuatoriano, son muchos los logros que conseguimos gracias al liderazgo de Rafael Correa, gracias al trabajo duro y a que nos animamos a dejar atrás el dogma dominante que nos hizo creer que ¨No se puede¨, ¨que es imposible hacer las cosas de otra manera¨… hasta que las hicimos y funcionaron infinitamente mejor que las formas anteriores. Nos decidimos a cuestionar el paradigma neoliberal como un destino manifiesto, como camino inexorable.

Muestra de aquello, es que desde el inicio de nuestro Gobierno hemos invertido en educación alrededor de 20 mil millones de dólares. Esta es la más grande demostración de que hacemos lo que decimos y decimos lo que pensamos. Ya hay más de 11 mil jóvenes ecuatorianos estudiando con becas completas, en las mejores universidades del mundo. Para que cuando regresen, ese gran conocimiento esté al servicio del país.

Gracias a una estricta política de crecimiento con justicia social, 1.6 millones de ecuatorianos salieron  de  la  pobreza  estructural formando una nueva clase media emprendedora y pujante, mientras que 900.000 compatriotas salieron de la pobreza extrema en el mismo período, y ahora tienen una vida digna, con salud y educación provistos por el Estado.

No  hay  donde  perderse  compañeros  ¡la  eliminación  de  la  pobreza  debe  ser siempre nuestro norte!

Estas transformaciones son reconocidas por la ciudadanía, en el último estudio de Latinobarómetro el 56% de los ecuatorianos manifestaron que el país está siendo gobernado para bien de todo el pueblo y no solamente para una minoría privilegiada, siendo el ecuatoriano el índice más alto de toda la región.

III

Hoy, el gran reto de los gobiernos progresistas y revolucionarios de Nuestra América es construir una estrategia regional inteligente y  organizada, que tenga la suficiente fuerza  y solidez  para  frenar    la “restauración  conservadora”  que pretende retomar el poder, calentando las calles, manipulando la información a través de los grandes medios de comunicación, y auspiciando “golpes blandos”, que sin tapujos, buscan desestabilizar a los gobiernos progresistas de la región porque no pueden hacerlo por la vía democrática, saben que no cuentan con la confianza de sus pueblos porque ya los han traicionado.

La derecha mundial está bien organizada, tiene muchos recursos, opera de las formas más inusitadas, más violentas.

Por eso es imperativo que nos organicemos, que concertemos, que actuemos como un solo puño. Los desafíos actuales son muchos.   Hoy las fuerzas hegemónicas globales están unidas, coordinadas y con desesperación  de volver al poder para poder servirse de él.

Lo vemos todos los días en Venezuela, donde las viejas oligarquías no tienen vergüenza de menoscabar la imagen de su propio país, de orquestar rumores falsos para crear zozobra en sus propios coterráneos.

Lo  vimos en los golpes  de estado en Honduras y Paraguay, donde  con una supuesta legalidad otorgada por los congresos, se han destituido a presidentes progresistas democráticamente elegidos en las urnas.

Lo vemos en los intentos de desestabilización que se dieron y que continúan en Bolivia, Argentina, Brasil y en nuestro país Ecuador. Los antiguos grupos de poder cuentan con recursos infinitos tanto financieros como de comunicación, prefieren instalar el caos en cualquiera de nuestros países antes de permitir que las grandes mayorías puedan tener un futuro de dignidad.

Por eso hay quienes no están interesados en que funcione UNASUR y la CELAC, como espacios potentes de integración política, económica y geoestratégica. No podemos permitir que nos dividan, que nos debiliten, debemos mantener ese espíritu combativo que nos trajo hasta aquí.

No podemos olvidarnos ni por un segundo que estamos haciendo lo correcto. Nuestra tarea inquebrantable es combatir la pobreza y la desigualdad, construir sociedades libres de toda forma de sometimiento y esclavitud. Nuestro horizonte es construir una América Latina, un Sur global basado en la dignidad y la felicidad de nuestros pueblos.

Quiero insistir en esta idea; el neoliberalismo, el imperialismo tiene colectivos de pensamiento, tiene recursos, están unidos   y coordinados. Qué son si no las ONGs que con financiamiento y recursos humanos pretenden imponer agendas “extranjerizantes” sobre la democracia de nuestros países, agendas “extranjerizantes” sobre nuestros recursos naturales y nuestra amazonía. De estas instituciones salen asesores, consultores y especialistas que están todos los días construyendo una amplia red de redes de comunicación y coordinación de la derecha mundial.

Sin embargo, si logramos estar organizados, con el apoyo de los intelectuales de izquierda podremos fácilmente neutralizarlos. Para ponerles un ejemplo, de nada les sirvieron todos estos think tanks para frenar el triunfo de la izquierda encabezada  por  Jeremy  Corbyn  quien  recientemente  asumió  el  liderazgo  del

Partido  Laborista  británico.  Aprovechamos  para enviarle  un saludo latinoamericano y le deseemos lo mejor en su lucha por construir un país más justo y solidario en el Reino Unido.

Tampoco le han servido estas fundaciones a la extrema derecha española para frenar el avance de los compañeros de PODEMOS. A ellos, a Pablo Iglesias nuestro abrazo latinoamericano.

La ELAP y todos los esfuerzos de coordinación de la izquierda deben servir para frenar estos grupos de extrema derecha e impedirles que regresen al poder. Si ellos organizan una estrategia nosotros debemos organizar 10; si ellos producen
10 ideas que fundamentan su concepción neoliberal del mundo nosotros debemos tener la capacidad de articular a todos nuestro contingente de intelectuales de izquierda, muchos de ellos aquí presentes, para producir mil ideas, argumentos y debates que contrarresten y desenmascaren sus intereses frente e nuestros pueblos.

IV

Todos nuestros países necesitan inversión pero tiene que ser una inversión que respete los derechos laborales, los derechos de la naturaleza y nuestras legislaciones. No podemos permitir más desastres como el de Chevron-Texaco o los Fondos Buitres, es necesario por eso que avancemos en la negociación que lideran los gobiernos de Ecuador y Sudáfrica para un nuevo tratado internacional sobre transnacionales y derechos humanos.

No podemos permitir que la derecha nos robe nuestros referentes   que son y siempre debieron ser nuestros, como la libertad, la democracia, el derecho al desarrollo. No podemos dejar que se adueñen de la idea de eficiencia, del servicio público de excelencia. El neoliberalismo nos  vendió la idea de que lo público era sinónimo de ineficiencia ¡en ésta década les hemos demostrado una y otra vez que no es así!

Tampoco debemos tener vergüenza de hablar de riqueza, porque para terminar con la pobreza debemos generar riqueza para redistribuirla, para que pueda transformarse en educación, salud y empleos dignos para nuestro pueblo.
No podemos seguir siendo la región más desigual del planeta ¡Es una vergüenza! Por eso en nuestro país hemos entendido que para combatir la desigualdad y la
dependencia debemos avanzar hacia un cambio radical en nuestro sistema productivo, donde dejemos de ser proveedores de materias primas con bajo o nulo valor agregado, para ser generadores de ideas, de tecnologías, conocimiento e innovación.

En definitiva, generar una economía del conocimiento que se base en recursos infinitos, de alto valor agregado y de bajo impacto ambiental. Un sistema económico basado en el talento de nuestra gente.

Esta izquierda, la nueva izquierda, entiende que hoy el desafío es dejar de depender de los precios de mercados extranjeros, en los que no tenemos injerencia,  y  generar  nuevos  productos,  generar  nuevos  mercados,  que  las grandes innovaciones sean latinoamericanas, que la producción con mayor valor agregado se realice aquí, para que las ganancias se queden en nuestros países.

Por eso, el Cambio de la Matriz Productiva, quizás es el cambio más importante en la historia de nuestro país y ojalá de nuestra región; un cambio en la forma de trabajar, de producir, de educarnos, de planificar y de negociar con las potencias hegemónicas, es un cambio urgente que debemos realizar juntos y ahora.

Desde la política pública, desde la eficiencia, desde un desarrollo con igualdad y justicia social, es que planteamos este cambio profundo del tejido productivo del país, para crecer desde todos los rincones de la patria y alcanzar el buen vivir para todos y todas.

Precisamente para combatir la injusticia y la inequidad es que en mayo de este año, enviamos a la Asamblea Nacional la ley de herencias que establece un impuesto a partir de un sistema proporcional. Está demostrado, que sin impuesto a la herencia, las tasas de  acumulación  y desigualdad  se  potencian,  atentando contra la meritocracia y convirtiendo a nuestras sociedades en aristocracias donde la riqueza se define por el apellido y no por los méritos realizados.

Esta ley, que no busca más que la equidad y la justicia social, y solamente afecta al segmento más rico de la sociedad, estamos hablando de menos del 2% de los ecuatorianos.

Paradójicamente este proyecto de ley generó la unión de todos los grupos de oposición, desde la extrema izquierda hasta la derecha más conservadora, con el apoyo incondicional de los medios de comunicación.

¿Cómo explicar que las cámaras empresariales se pronuncien en contra de esta ley que no modifica la estructura de sus costos? ¿Cómo entender que ciertas organizaciones que se denominan de izquierda estén en contra de una de las luchas ideológicas más importantes del socialismo?

¿Cómo explicar que la mal llamada izquierda   se oponga en las calles a una medida redistributiva?

Estos son los desafíos a los que nos enfrentamos hoy los gobiernos progresistas, y la única forma de afrontarlos es desde la unidad, la organización y los espacios de generación de ideas.

V

Nuestro reto es institucionalizar pensamientos, políticas y regulaciones regionales, que nos permitan consolidar sinergias regionales, aprovechar de forma colaborativa, solidaria y eficiente nuestras riquezas y recursos naturales y aquí, adquieren   particular   importancia   la   integración   energética,   la   integración productiva regional y la innovación, ciencia y tecnología.

El agua es a la vida, lo que la energía es al desarrollo. Por eso en nuestros países es crítico tener la energía limpia y suficiente para poder producir de forma barata y eficiente, para que ese ahorro no tenga que caer en los derechos de los trabajadores como ocurría en décadas pasadas.

Días atrás, con oportunidad del Foro Energético Sudamericano que tuvo lugar en la sede de Unasur, se habló del futuro paisaje energético global y de los dos escenarios que podrían presentarse, a los que se ha bautizado con los sugestivos nombres de Jazz y Sinfonía.

En el escenario Jazz cada uno trabaja a su conveniencia, a veces de manera improvisada, tal cual es el jazz, y satisface sus necesidades de energía como quiere y como puede. No hay integración ni interconexión. Es un símil energético del libre mercado, pariente cercanísimo del neoliberalismo cruel e implacable que arrasó con casi todos los países de nuestra región.

El escenario Sinfonía, en cambio, propone una planificación global en la que los propios  Estados  son  responsables  de  la  producción  de  energía  eléctrica, trabajando de manera coordinada con el sector privado. Pero siempre con una presencia importante del Estado en la definición de políticas, en la regulación, el control, y la responsabilidad de garantizar el abastecimiento para todos.

¡Debemos trabajar todos los países latinoamericanos en sinfonía en materia energética y productiva, para lograr una verdadera independencia y soberanía regional! ¡y solo podemos hacerlo juntos!

Aquí en Latinoamérica podemos plantearnos, con ánimo revolucionario, cambiar los paradigmas del desarrollo global, produciendo más contaminando menos gracias a fuentes de energía renovables como el agua, privilegiando el despacho de la energía entre nuestros países basados en criterios ambientales y no solamente económicos.

Así como debemos integrarnos energéticamente, debemos también hacerlo productivamente. Desarrollando cadenas productivas regionales que nos permitan alcanzar una verdadera integración regional. Nuestras riquezas naturales, las fortalezas industriales de cada país, las ventajas competitivas de cada una de

nuestras   naciones   deben   sumarse   para   potenciar   las   oportunidades   de crecimiento y desarrollo.

Esta virtuosa complementariedad, se completa con la innovación, la ciencia y la tecnología que deben constituir el pilar de los países de izquierda, sobre la base del cual debemos articular nuestros esfuerzo de cooperación e integración.

Debemos  modificar  las  reglas  del  juego  imperantes,  por  ejemplo,  las  que privatizan  las  ideas.  El  desafío  del  siglo  XXI  es  pasar  de  una  economía  de recursos finitos a la de recursos infinitos, como el conocimiento y la innovación.

El poder transformador de la ciencia y la tecnología abre nuevas esperanzas para el planeta, para la sostenibilidad de nuestro modo de vida y para alcanzar el buen vivir de toda la humanidad. No olvidemos: la ciencia responde a una realidad determinada por el modelo político, económico y social. Queremos una ciencia para  la sociedad, para  el bienestar colectivo;  no  una  ciencia  privatizada  al servicio de las grandes corporaciones. Las herramientas científicas en manos ciudadanas lograrán la verdadera transformación de nuestras sociedades.

Si consideramos la impresionante generación de conocimiento a nivel mundial, los países que no generemos esos conocimientos seremos cada día más ignorantes en términos relativos, y más dependientes de lo que otros producen. Ese es el modelo de sociedad que debe quedar en el pasado; el que debe remplazarse por una visión vanguardista y transformadora.

VI

Para los revolucionarios del siglo XXI, pudiéramos decir que los desafíos que se nos presentan son “tiempos ideales”, porque en los momentos más difíciles, es donde se forjaron las naciones más fuertes.

Las  amenazas  que  hoy  nos  rodean  son  espacios  desafiantes  que  ayudan también a desarrollar conciencia y organización, sobre todo a nivel regional. Y es claro que si hacemos bien la tarea –como afortunadamente ocurre en varios países latinoamericanos- marcaremos una huella profunda e irreversible en los destinos de nuestros pueblos, tan necesitados de justicia social, de equidad, de progreso y buen vivir para todos.

Ahora la izquierda latinoamericana debate sobre integración económica regional, sobre integración energética regional, sobre innovación, ciencia y tecnología como pilares para el desarrollo en el futuro inmediato.

Quienes estamos aquí somos progresistas pragmáticos, con nuestras prioridades claramente definidas en beneficio de nuestros ciudadanos, en terminar de una vez por todas con la aberrante desigualdad que se vive en nuestros países. Atrás

quedó esa izquierda romántica que incluso ahora se ve mezclada con la más recalcitrante derecha, miope sobre el momento que perdió el rumbo y se alejó de los principios del socialismo, de este socialismo moderno que prioriza a las personas por sobre el capital.

El Ecuador altivo, soberano e independiente que ustedes conocen ahora, y al que pueden sentir con entera libertad, es una hermosa y orgullosa realidad, gracias al trabajo de millones de ecuatorianos, gracias al trabajo político de nuestro Movimiento  Alianza  País,  gracias  a  la  tarea  revolucionaria  dirigida  por  el compañero Rafael Correa.

¡Viva la Revolución Ciudadana!

¡Viva la Revolución Latinoamericana!

¡Adelante, compañeras y compañeros de todos los partidos y movimientos progresistas y de izquierda de América Latina y del mundo, que nada ni nadie nos detenga!

¡El momento es ahora! ¡Las personas somos nosotros, para hacer estos logros irreversibles!

¡Bienvenidos al futuro que nos pertenece!

Con estas palabras declaro inaugurado el II Encuentro Latinoamericano Progresista (ELAP) 2015 – “Democracias en Revolución: por la Soberanía y la Justicia Social”

 

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