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“En el modelo Transmilenio, ganan diez grupos empresariales y pierden millones de usuarios de Bogotá”: concejal Manuel Sarmiento

En el debate sobre Transmilenio en el Concejo de Bogotá realizado el pasado 28 de marzo, el cabildante del Polo Democrático Alternativo, Manuel Sarmiento, demostró que luego de más de quince años de este sistema de transporte, los grandes ganadores son diez grupos empresariales – familiares como Fanalca (Losada-Herrera); la multinacional francesa del grupo Veolia (Transdev-Ille de France); Grupo Colvanes–Coltanques (Cubides); Baquero–González; Hernández ; Prieto y SI 99 (Martínez),  los cuales, sumados a otros 3 más, acumulan 620 derechos de los 900 posibles en las 9 troncales del sistema.

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En el debate sobre Transmilenio en el Concejo de Bogotá realizado el pasado 28 de marzo, el cabildante del Polo Democrático Alternativo, Manuel Sarmiento, demostró que luego de más de quince años de este sistema de transporte, los grandes ganadores son diez grupos empresariales – familiares como Fanalca (Losada-Herrera); la multinacional francesa del grupo Veolia (Transdev-Ille de France); Grupo Colvanes–Coltanques (Cubides); Baquero–González; Hernández ; Prieto y SI 99 (Martínez),  los cuales, sumados a otros 3 más, acumulan 620 derechos de los 900 posibles en las 9 troncales del sistema.

Estos grupos, según denunció el concejal Sarmiento, a través de la fórmula de la tarifa técnica, ideada desde la primera administración de Enrique Peñalosa, han gozado de enormes prerrogativas como una tasa de rentabilidad mínima del 15%, mejor que la de cualquier negocio en Colombia; una estructura de costos incluida sin ninguna auditoría, a su acomodo, y utilidades netas, que luego de descontar inversiones, gastos financieros, y demás, les han permitido ganar $478.000 millones de pesos en valor presente, el equivalente a 400 buses de última generación, precisamente el número que hoy se reclama para mejorar el sistema.

Dichas ventajas, acotó Sarmiento, se agrandaron con la prórroga del contrato hecho en el gobierno de Petro ya que, pese a los estudios que dada esa opción plantearon como posible una disminución de la tarifa hasta del 29%, se hizo caso omiso de los mismos y, antes bien, se siguió remunerando los buses como si eso no se hubiera hecho en los diez años anteriores. Los buses rojos de la Fase I y la Fase II de Transmilenio, los han pagado los bogotanos ya varias veces. Y lo peor, dijo el concejal del Polo, “es que el pago de $6.729 por kilómetro que cubre la operación está inflado en por lo menos $2.000”.

Todo lo anterior, se hace con base en hacinar 8 pasajeros por metro cuadrado en los buses y hasta 19 en las estaciones, con gran inseguridad y delitos sexuales, cuyas principales víctimas son las mujeres; con reducidas frecuencias -que cada vez aumentan más los tiempos de viaje- y con uno de los pasajes más caros de América Latina. La conclusión, según el concejal del Polo, es que la estructura del contrato original y su prórroga han hecho que el servicio de Transmilenio “sea malo y caro”, que no resultó cierto que “podía hacer lo mismo que un metro”. Una opinión desfavorable del 80% acerca del servicio, lo corrobora.

A pesar de que la administración Peñalosa ha planteado que hará lo mismo que la de Petro; es decir, prorrogar los contratos, el concejal Sarmiento propuso: 1) crear una auditoría para fijar los costos reales; 2) renegociar o, en su defecto modificar unilateralmente como lo permite la Ley, los contratos de concesión con las empresas operadoras y 3) cambiar el régimen actual que sólo admite operadores privados.

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