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EN HOMENAJE A POLICARPA SALAVARRIETA

El 14 de noviembre de 1817 es silenciada la voz de una de las mujeres más valientes de la gesta independentista de la Nueva Granada. Policarpa hace parte de esa generación de mujeres que se levantaron contra la tiranía y abrazaron la causa por la libertad y la soberanía de nuestro territorio americano. Pertenece a esa estirpe de mujeres que aprendieron de la resistencia de la cacica Gaitana ante el conquistador español, de las negras esclavas, de las mestizas, de las Juanas que acompañaron al ejército libertador, de las mujeres criollas que alentaron en sus tertulias el espíritu de insubordinación y libertad inspiradas en la Revolución francesa.  Una generación de mujeres que se levantaron titánicas por la defensa del valor más preciado de los pueblos:  la dignidad; y no cejaron en la lucha contra sus opresores. Una generación de mujeres de distintos estratos sociales a quienes las unía con firmeza la decisión de no ser avasalladas por la ignominia del régimen colonial. Mujeres a quienes les arrebataron la vida y de quienes valoramos el significado de la fortaleza y la resistencia.  Mujeres que no pidieron clemencia, y que irreverentes ante la misma Iglesia, como en el caso de la Pola, que persuadida por los sacerdotes a no guardar rencor y perdonar a sus verdugos, les increpó horas antes de ser fusilada: “…me es del todo imposible guardar silencio en vista de los tiranos de mi patria y asesinos de tantos americanos ilustres: mil veces repito a ustedes que en vano me exhortan a la moderación y al perdón de mis enemigos.” 1.  

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El 14 de noviembre de 1817 es silenciada la voz de una de las mujeres más valientes de la gesta independentista de la Nueva Granada. Policarpa hace parte de esa generación de mujeres que se levantaron contra la tiranía y abrazaron la causa por la libertad y la soberanía de nuestro territorio americano. Pertenece a esa estirpe de mujeres que aprendieron de la resistencia de la cacica Gaitana ante el conquistador español, de las negras esclavas, de las mestizas, de las Juanas que acompañaron al ejército libertador, de las mujeres criollas que alentaron en sus tertulias el espíritu de insubordinación y libertad inspiradas en la Revolución francesa.  Una generación de mujeres que se levantaron titánicas por la defensa del valor más preciado de los pueblos:  la dignidad; y no cejaron en la lucha contra sus opresores. Una generación de mujeres de distintos estratos sociales a quienes las unía con firmeza la decisión de no ser avasalladas por la ignominia del régimen colonial. Mujeres a quienes les arrebataron la vida y de quienes valoramos el significado de la fortaleza y la resistencia.  Mujeres que no pidieron clemencia, y que irreverentes ante la misma Iglesia, como en el caso de la Pola, que persuadida por los sacerdotes a no guardar rencor y perdonar a sus verdugos, les increpó horas antes de ser fusilada: “…me es del todo imposible guardar silencio en vista de los tiranos de mi patria y asesinos de tantos americanos ilustres: mil veces repito a ustedes que en vano me exhortan a la moderación y al perdón de mis enemigos.” 1.  

A la edad de veintidós años, exhala su último aliento vital llamando a la dignidad de su pueblo y a conocer el precio de la libertad, convencida de la derrota próxima de los opresores: “…ya llegará el…día grande en el cual se levantará del polvo este pueblo esclavizado, y arrancará las entrañas de sus crueles señores…” 2  .Su suerte y la de otros compañeros que fueron fusilados, no le permitió ver dos años después el triunfo de los ejércitos patriotas, tal como lo había previsto cuando sentenció, también antes de morir: “…todavía viven Bolívar, Santander, Páez, Monagas, Nonato Pérez, Galea y otros fuertes caudillos de la libertad; a ellos está reservada la gloria de rescatar la patria …”3

Sepultado el régimen colonial y erigido el Estado nación, ha sido lento en el transcurrir de doscientos años, sacudirse del andamiaje feudal tanto en las instituciones como en las relaciones de producción y en la ideología. No pasó mucho tiempo luego de la liberación de la colonización española para ser presa de la recolonización norteamericana, a la que también hay que derrotar.  A las mujeres   nos acosa el fantasma del oscurantismo expresado en el patriarcado y en las diversas manifestaciones de violencia étnica y de clase. Rezagos del mundo colonial anidan en nuestra cultura, por lo cual es necesario continuar la lucha y hacer de Colombia un país libre y soberano. Aprendamos de las insignes mujeres de nuestra historia.  

Luz Maria Correal Pérez. Comité Operativo Mujeres Polo Bogotá 

1. 2, 3. Las citas en cursiva corresponden al texto de José Hilario López. Fusilamiento de Policarpa Salavarrieta.      

*Imagen tomada de www.biografiasyvidas.com

**óleo de Epifanio Garay

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