Nacional
España de vuelta
Por Emir Sader
Vuelvo a España, cuando España está de vuelta. Quedan atrás los tiempos tristes de un país aplastado por las políticas de austeridad impuestas por el PSOE y profundizadas por el Partido Popular (PP). Queda atrás la situación de un pueblo indefenso frente al consenso bipartidista que inducía al país las políticas de la Troika.
Se asiste al cambio de la indignación a la disputa por la hegemonía en un país con una larga y linda trayectoria de izquierda, pero que a la vez ha sufrido también golpes muy duros.
Por Emir Sader
Vuelvo a España, cuando España está de vuelta. Quedan atrás los tiempos tristes de un país aplastado por las políticas de austeridad impuestas por el PSOE y profundizadas por el Partido Popular (PP). Queda atrás la situación de un pueblo indefenso frente al consenso bipartidista que inducía al país las políticas de la Troika.
Se asiste al cambio de la indignación a la disputa por la hegemonía en un país con una larga y linda trayectoria de izquierda, pero que a la vez ha sufrido también golpes muy duros.
Entre ellos, el paso de la resistencia a la adhesión de los socialistas a la OTAN. La misma resistencia del Gobierno de Zapatero a la austeridad y el vergonzoso acuerdo con Obama, confesando que fue la última presión a la que cedió el Ejecutivo del PSOE.
Hasta hace poco, todas las noticias que llegaban de España eran entre malas y pésimas. Desde el nivel escandaloso de desempleo, incluyendo los altísimos datos de paro entre los jóvenes, hasta la exclusión de los derechos fundamentales, sobre todo de los más frágiles, incluyendo la gran mayoría de los inmigrantes, que habían construido con sus manos el boom económico —en gran medida de la construcción civil— del período anterior a la recesión.
La situación social no ha mejorado, aunque el Gobierno revele que, estadísticamente hablando, el peor momento de la recesión ya había quedado atrás. La cara de la crisis está siempre por las calles: jóvenes y personas mayores pidiendo limosna, cubos de basura como fuente de alimento, comercios cerrados, gente por las calles sin nada que hacer…
Pero esta vez ha aflorado una inmensa crisis de representación política y los dos partidos tradicionales, responsables de la crisis, se debilitan aceleradamente. Lo que otras fuerzas de la izquierda no han logrado, Podemos lo está haciendo: construir una fuerza propia de la izquierda, alternativa al PP y al PSOE.
Se instaura el pánico en los partidos y medios de comunicación tradicionales. Empieza el festival de acusaciones personales, intentos de descalificación a Podemos, denuncias de “bolivarianismo”, de “populismo”, de retrocesos, al tiempo que los demás partidos pierden apoyo. Buscan frenar la pérdida generando rechazos a Podemos en los sectores conservadores, procurando colocar un dique de contención en el sangramiento de sus irrecuperables partidos. Es el pánico a las elecciones de este año, cuando los dos partidos tradicionales, que ocupaban cómodamente, por rotación, el espectro político, pueden ser radicalmente desplazados.
Mientras sólo estaban los indignados, hasta les encontraban cierta gracia y frescura. Pero ahora, que ven a ese intruso de Podemos disputarles la dirección del país, disparan, juntos, todos los fuegos sobre la nueva organización.
Las novedades de Syriza y de Podemos se enfrentan a los desafíos de crear los nuevos caminos de la lucha antineoliberal en Europa. Se deparan los desafíos cantados por Pablo Milanés en Los caminos:
Los caminos que encontramos hechos
son desechos de viejos destinos.
No crucemos por estos caminos
porque sólo son caminos muertos.
El futuro de España y de la izquierda española dependen hoy de Podemos. Como el destino de Grecia y de la izquierda griega dependen de Syriza. Y, a lo mejor, los destinos de Europa y de la izquierda europea dependen también de Syriza y de Podemos.