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Eufemismos en los grandes medios de comunicación

Por José Arlex Arias Arias  

El nueve de febrero se conmemoró el día nacional del Periodismo o de la libertad de expresión y el trece del mismo mes, el día universal de la radio. Es bueno reconocer los esfuerzos que hacen la mayoría de los periodistas para informar, orientar y educar, como se concibe esta profesión, a la que, según fuentes oficiales, se le otorgan todas las garantías. Pero una cosa son las intenciones del periodista y lo que pregona el gobierno y otra muy distinta a lo que se ve abocado para ejercer su apostolado.

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Por José Arlex Arias Arias  

El nueve de febrero se conmemoró el día nacional del Periodismo o de la libertad de expresión y el trece del mismo mes, el día universal de la radio. Es bueno reconocer los esfuerzos que hacen la mayoría de los periodistas para informar, orientar y educar, como se concibe esta profesión, a la que, según fuentes oficiales, se le otorgan todas las garantías. Pero una cosa son las intenciones del periodista y lo que pregona el gobierno y otra muy distinta a lo que se ve abocado para ejercer su apostolado.

Los neoliberales, para materializar su plan de concentrar la riqueza en pocos potentados, necesitan mostrar un país virtual, así existan millones de desarrapados que aguantan hambre o se ejerza todo tipo de violencia. Ello implica la necesidad de tener unos medios de comunicación a su servicio, por lo que los grupos económicos nacionales e internacionales adquieren o se hacen adjudicar frecuencias, emisoras, cadenas radiales, canales de televisión, periódicos, redes telefónicas y de internet, entre otros, que serán convertidos en las correas de transmisión de los planes estratégicos gubernamentales y de sus dueños. El siguiente paso era el más necesario: despojar a los periodistas de su fuente de trabajo; así, mediante las famosas concesiones, los periodistas dejan de ser trabajadores de los medios de comunicación y pasan a ser arrendatarios, con lo que se les obliga a subsistir a partir de cuñas y publicidad. Es decir, les toca pagar para poder ejercer su labor. ¿Serán estas las garantías del gobierno para ejercer dicha profesión, pilar de la democracia?

La anterior situación sujeta al periodista. Si no lo amordaza, por lo menos lo obliga a la autocensura, sin comentar la violencia en contra de quien ose ejercer su libertad de expresión. Así se consolidan los monopolios de la comunicación, que mediante la seducción y la manipulación ejercen tal grado de alienación en la población que son capaces de hacerlos sentir “los más felices del mundo” en medio de la miseria, pobreza, destrucción del aparato productivo –sectores agropecuario e industrial–, los millones de personas en el rebusque y los negociados con la salud, la educación, los servicios públicos esenciales y la seguridad social, en un balance que en las últimas dos décadas y media deja como saldo el traslado del patrimonio social al sector privado. Estos temas son casi vedados en esos grandes medios de comunicación.

¿Que cómo lo hacen?: sencillo. El lenguaje eufemístico, que no es otra cosa que la capacidad de engaño. Se acude a él para evadir o evitar hacernos conscientes de una realidad cruda o desagradable, y contener la reacción de las masas. Algunos ejemplos de eufemismos típicos en nuestros medios de comunicación son: neutralizar: matar; daño colateral: víctima civil; falso positivo: ejecución extrajudicial, diagnóstico equivocado; múltiple homicidio: masacre; intervención: invasión; persuasión: tortura; fuerza de distensión: represión; estado etílico: borracho. Ah, no olviden: ¡país en vía de desarrollo: país pobre o subdesarrollado! ¿Será con nosotros?

arlexariasarias@hotmail.com

Cartagena de Indias.

 

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