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Nacional

¡Grandes medios de comunicación y los golpes de Estado!

Por José Arlex Arias Arias  

¿Cómo entender que los similares de los vándalos colombianos sean los héroes venezolanos? Es lo mínimo que alguien del común se pregunta sobre el tratamiento de los hechos que transmiten los grandes medios de comunicación. Es una realidad irrefutable: el poder de estos grandes

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Por José Arlex Arias Arias  

¿Cómo entender que los similares de los vándalos colombianos sean los héroes venezolanos? Es lo mínimo que alguien del común se pregunta sobre el tratamiento de los hechos que transmiten los grandes medios de comunicación. Es una realidad irrefutable: el poder de estos grandes

medios de comunicación se puede emplear para alienar a la población con el fin de utilizarla con cualquier propósito.

Hay acontecimientos que por más que se traten de soslayar, saltan a la vista. En un mundo globalizado por las comunicaciones, las verdades flotan y cada quien hace sus interpretaciones, pero éstas jamás pasarán por encima de la realidad. El mundo está convulsionado, lleno de protestas y manifestaciones que tienen diferentes objetivos: derrocar gobiernos, reivindicaciones económicas, sociales y/o políticas, intereses étnicos, medioambientales etc., y todas deben tener tratamientos diferentes por parte de los gobiernos e incluso de los grandes medios de comunicación, en aras de esa objetividad e imparcialidad que dicen defender, pero que en la práctica desechan. Mas la realidad nos muestra que estos medios hacen sus énfasis es de acuerdo a sus intereses particulares y casi nunca del interés general, el máximo interés colectivo que debería ser su razón de existencia.

El año pasado y en éste han habido en Colombia protestas reivindicativas –que nunca pidieron la renuncia del presidente Santos o su derrocamiento– dejando decenas de muertos y centenares de heridos y presos. Solo la semana pasada la crisis de TransMilenio, por las quejas de los pasajeros por el mal servicio, derivó en protestas en ocho puntos de Bogotá que dejaron ocho heridos, uno de ellos en estado grave y nueve capturados, y agresiones del Esmad contra la prensa. “Lo qué pasó es por culpa de la irresponsabilidad de las autoridades. Solo quiero que se haga justicia y que mi padre se recupere. Él es un hombre que solo buscaba ir a trabajar. No es ningún agitador ni manifestante”, agregó su hija Alejandra, estudiante de sicología. Los protestantes solo pedían más buses, más frecuencias, mejores condiciones para viajar en unos articulados que son una verdadera caldera de muerte. Así mismo, las protestas del fin de año pasado dejaron doce colombianos muertos y aún no se ha sentido la “voz” de los cacaos de los grandes medios clamando justicia, pero sí difundiendo los “carteles de los vándalos”, donde incluyen justos por pecadores, quienes han sido estigmatizados por el “grave delito” de expresar sus sentimientos de indignación ante tanta injusticia. Es axiomático que no se justifica, bajo ningún aspecto, la utilización de la violencia como método para obtener reivindicaciones.

Pero resulta que en Venezuela y en otros países en donde los Estados Unidos organizan complots para derrocar gobiernos elegidos democráticamente, legítimamente constituidos, con arraigo popular, se utilizan a los opositores para devolver sus riquezas a los grandes grupos económicos. Esos opositores comienzan con pedir la cabeza degollada del Mandatario y todos los métodos que utilizan son bendecidos por los grandes medios de comunicación. El primer acto violento de esas turbas es pedir la cabeza del gobernante, que como es lógico, éste la va a defender. De forma inmediata, estos grandes medios, que acallan los atropellos contra los “vándalos de los paros”, convierten en héroes a quienes intentan derrocar a un gobierno legítimo. ¡Qué triste papel el de los cacaos del periodismo colombiano!  

arlexariasarias@yahoo.com

Cartagena, 10 de marzo de 2014

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