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¿Quién dice la verdad?

Eudoro Álvarez Cohecha  

Los pronunciamientos públicos recientes, sobre el cumplimiento de los acuerdos a raíz de los paros agrarios del año anterior, conllevan una enorme contradicción; mientras el Presidente-candidato afirma, reiterativamente, que se ha estado cumpliendo lo firmado, las organizaciones rurales

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Eudoro Álvarez Cohecha  

Los pronunciamientos públicos recientes, sobre el cumplimiento de los acuerdos a raíz de los paros agrarios del año anterior, conllevan una enorme contradicción; mientras el Presidente-candidato afirma, reiterativamente, que se ha estado cumpliendo lo firmado, las organizaciones rurales comprometidas en la realización de dichos movimientos, resaltan los incumplimientos del gobierno y lo emplazan para que dé cabal acatamiento a lo refrendado, so pena de reactivar las movilizaciones sociales en procura de su observancia.

Miremos los hechos: Se señaló por parte de los protestantes la necesidad de parar importaciones que arruinan sus ocupaciones agrarias; el gobierno responde firmando nuevos tratados que vinculan al país con otros, considerados competencia desigual para con la producción vernácula.

Las deudas de los campesinos, resultantes de la competencia ruinosa de las importaciones, siguen sin ser redimidas ni aliviadas, mientras el gobierno “no da pie con bola” para asignar los recursos necesarios que permitan calmar esas acreencias con plazos largos y “años muertos”, para que los agricultores recuperen al menos sueño y tranquilidad.

El contrabando pervive como contravención menor, comparable con la violación de un pico y placa o el desacato de un semáforo en rojo; el compromiso de una ley que encare y convierta ese flagelo nacional en un delito con todas las consecuencias punitivas para quien lo infrinja, sigue embolatado en el parlamento, a pesar de las mayorías de la Unidad Nacional santista.

Los precios nacionales continúan referidos a los de importación de los bienes subsidiados que “arrinconan” la producción nacional; entretanto las ayudas o subsidios compensatorios son considerados como un estigma por altos funcionarios del gobierno, destacándose en ello el Min-agricultura.

Los problemas fitosanitarios no los resuelve la raquítica estructura investigativa nacional; su precariedad no le permite dar resultados, a pesar de las disminuciones que diferentes epifitias causan en los rendimientos, impidiendo, con un motivo más, la competitividad ante la subsidiada manufactura foránea que llega gracias a los TLC.

Los costos de insumos y combustibles implicados en los procesos productivos siguen siendo el reino de la carestía que tienen que soportar los productores nacionales a pesar de las declaraciones rimbombantes de los voceros gubernamentales.

Las vías son tan deficientes que sale más caro movilizar una tonelada de fríjol del Calvario a Bogotá que de New Orleans al puerto de Buenaventura; seguimos pasando en planchón nuestros ríos, mientras se surcan los mares en modernos cargueros con fletes abismalmente menores.

¿A quién le creemos Presidente, a sus alocuciones de candidato o a la realidad que se vive en el agro y el contexto nacional?

Villavicencio, 16 de marzo de 2014.

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