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“La revolución ciudadana que lidera el presidente Rafael Correa tiene una fuerte matriz de lucha contrahegemónica que se sustenta en el fortalecimiento de la educación y el avance en cultura”

Por Fernando Arellano Ortiz  

Entrevista con Guillaume Long, ministro de Cultura y Patrimonio de Ecuador.

El cambio tanto de la matriz productiva como de la cognitiva caracteriza el proceso de la Revolución Ciudadana que desde 2007 lidera en el Ecuador el presidente Rafael Correa Delgado.

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Por Fernando Arellano Ortiz  

Entrevista con Guillaume Long, ministro de Cultura y Patrimonio de Ecuador.

El cambio tanto de la matriz productiva como de la cognitiva caracteriza el proceso de la Revolución Ciudadana que desde 2007 lidera en el Ecuador el presidente Rafael Correa Delgado.

Un proceso de transformación profundo en la estructura socioeconómica de ese país andino, que apenas hace una década era considerado como un “Estado fallido”, para recurrir a la frase que utilizan los epígonos del pensamiento único.

En consecuencia, Ecuador avanza en una interesante experiencia de reconversión productiva a través del impulso de valor agregado a sus exportaciones y al mismo tiempo apuesta por la economía del conocimiento mediante una apasionante revolución educativa.

Para ahondar sobre el impulso de estas políticas dialogamos ampliamente con Guillaume Long, titular de la cartera de Cultura y Patrimonio del Ecuador, quien viene de desempeñarse como ministro de Conocimiento y Talento Humano, aprovechando su presencia en Bogotá para participar como expositor en el Foro Experiencia de Unidad y Gobernabilidad en la Región que se realizó el pasado 14 de mayo en el marco del IV Congreso Nacional del Polo Democrático Alternativo, la principal fuerza política de izquierda de Colombia.

El ministro Long sostiene que el éxito del movimiento Alianza PAÍS que lidera el presidente Correa está en el decidido empeño de impulsar con acciones eficaces en beneficio de la gente el despertar popular, generando mística por el proyecto político. No obstante las arremetidas mediáticas y de acciones que lindan en el terrorismo impulsadas por la derecha mafiosa ecuatoriana, la aprobación de la labor gubernativa supera con creces el 65% en todas las encuestas y en el ámbito político se ha creado un frente unido del que hacen parte ocho agrupaciones sectores progresistas y democráticos que respaldan el proyecto de la Revolución Ciudadana.

Este historiador por la Escuela de Estudios Orientales y Africanos (SOAS) de la Universidad de Londres, está hondamente comprometido con el proceso de cambio que vive su país y que en el extranjero lo califican como “el milagro ecuatoriano”. Long es además PhD. del Instituto para el Estudio de las Américas, School of Advanced Study, de esa misma universidad. Cuenta con una maestría en Ciencias Políticas y se desempeñó como profesor del Programa de Relaciones Internacionales de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, FLACSO-Ecuador, así como de Historia Latinoamericana en la Pontificia Universidad Católica de Quito. Desde el 11 de agosto del 2011 hasta el 6 de mayo del 2013 fue Presidente del Consejo de Evaluación, Acreditación y Aseguramiento de la Calidad de la Educación Superior (CEAACES), posición desde la cual se dedicó a la “transición”, es decir, a aterrizar los nuevos mandatos constitucionales y legales de la Carta de Montecristi (2008) mediante la expedición de la Ley Orgánica de Educación Superior (2010), lo que conllevó, según su criterio, “a cerrar los negocios de garaje que el neoliberalismo aupó, y contribuir a la siembra del cambio cultural y de la recuperación de la ética en nuestras universidades, para desterrar prácticas como la dedocracia, la corrupción, el nepotismo y el caudillismo universitario”.

Como asesor del Secretario Nacional de Planificación y Desarrollo (SENPLADES) contribuyó al proceso de mayor transformación institucional de la historia reciente del Ecuador, logrando la ardua transición del Estado neoliberal corporativista al Estado de derechos que viene impulsando el presidente Correa con su movimiento político Alianza PAÍS. Entre mayo de 2013 y abril de 2015 se desempeñó como Ministro Coordinador de Conocimiento y Talento Humano y desde finales del pasado mes de marzo ocupa el Ministerio de Cultura y Patrimonio del Ecuador. Igualmente, está encargado desde marzo de 2014 de la rectoría del Instituto de Altos Estudios Nacionales (IAEN), la principal universidad de posgrados en administración pública del Ecuador. Es además el presidente de la Comisión de Relaciones Internacionales del movimiento Alianza PAIS. En desarrollo de su gestión en las mencionadas entidades educativas, Long ha sido clave en el impulso y creación de las nuevas universidades públicas de vanguardia que ya comenzaron a funcionar.

LA APUESTA POR EL TALENO HUMANO Y LA ECONOMÍA DEL CONOCIMIENTO

La Revolución Ciudadana del presidente Rafael Correa en sus ocho años de gobierno ha proyectado al Ecuador no solamente hacia la transformación de la matriz productiva sino también trabaja por el cambio de la matriz cognitiva.  Usted viene de ser ministro de Conocimiento y Talento Humano; es también rector encargado del Instituto de Altos Estudios Nacionales; y ha contribuido a la revolución en materia educativa, la puesta en marcha de cuatro innovadoras universidades, el programa de becas para estudiantes en el exterior y el fortalecimiento de la calidad en el sector. ¿Cómo ha sido el impulso de este proceso de revolución cognitiva en su país?

Uno de los planteamientos iniciales del proyecto político llamado Revolución Ciudadana es transformar profundamente el país, democratizarlo y esto significa cambiar nuestra matriz productiva.  Una matriz productiva que nos coloca de alguna manera en desventaja en el sistema internacional, lo que los marxistas llaman la injusta división internacional del trabajo, que nos hace exportar materias primas e importar bienes manufacturados y por supuesto mucho más ahora en el siglo XXI con todos los productos con alto valor tecnológico, todo lo que viene de la economía de la innovación que está cada vez más en auge, la economía de la propiedad intelectual. Entonces esto tiene un rol fundamental para que el Ecuador prospere más y no sea relegado a ser un actor periférico del sistema internacional. Pero también la matriz productiva tiene un impacto sobre la democratización del país; el modelo productivo de la plantación no es un modelo muy democrático que digamos.  Por supuesto que con él se puede redistribuir y es lo que hemos hecho en todos estos años, garantizar que incluso los trabajadores de las plantaciones tengan buenas escuelas, buenos colegios, acceso a salud, seguridad social, sueldos dignos etc., pero de todas maneras el modelo productivo que dependa de las materias primas, tanto del lado más extractivista, petrolero, minero, cuanto  del canal de la agroexportación no es necesariamente muy democratizador de la sociedad. A partir de diagnóstico inicial consideramos que para cambiar de matriz productiva, diversificar nuestra economía y dar este salto cualitativo tanto en el nivel doméstico como en el internacional necesitamos apostarle al talento humano, a una fuerza de trabajo alterna capacitada, necesitamos apostarle a la ciencia y a la tecnología y para hacer ciencia y tecnología necesitamos buenas universidades; para tener buenas universidades requerimos buenos profesores que tengan un alto nivel académico, que cuente con doctorados, etcétera. El diagnostico inicial fue que en el Ecuador había un rezago muy fuerte sobre todo a nivel de educación media y educación superior. Y esto tenía que ver con muchos factores; principalmente un factor histórico, de un control casi que gremial incluso por parte de ciertos partidos políticos sobre algunas universidades, mucha mediocridad en algunas universidades públicas que eran realmente bastiones de ciertos caudillos en donde no se producía ciencia sino que se producía lógicas de poder. De otro lado el factor del neoliberalismo: la privatización de nuestro sistema educativo, la vorágine de creación de universidades de garaje que ha sido un fenómeno además latinoamericano sobre todo en la década del 90. Creamos 45 universidades entre el año 92 y el 2006, un total de 71 universidades que encontramos nosotros, 45 creadas en apenas 14 años y muchas de ellas de pésima calidad. Además hacía carrera este fenómeno también muy latinoamericano de venta de títulos, de estafa académica. Planteamos entonces una reforma que ha sido la piedra angular de la propuesta política de la Revolución Ciudadana a través de un largo proceso que tuvo legitimidad constituyente; porque esto fue aprobado también en las urnas a través de un referéndum con lo cual impulsamos un proceso de evaluación universitaria; cerramos 17 universidades, 14 de un solo golpe que realmente estaban en el Ecuador estafando a los ciudadanos. Si un médico que ha comprado su título ejerce no es solamente una estafa sino que la propia salud pública corre grave riesgo. Ha sido un proceso muy importante de volver a regular el campo de educación y de la educación superior sin quitarle la autonomía. Quienes hemos estado al frente de estos procesos venimos de la academia, creemos fervientemente en la libertad de cátedra y consideramos que la universidad juega un rol en el desarrollo del país que se debe al contrato social, al impacto social y sobre los cuales la administración estaba de espaldas de ese contrato social y la educación que es un bien público como tal debe ser regulada por entes que le rindan cuentas a la sociedad. Al crear nuevas universidades también detectamos los lugares donde había un vacío, donde para cambiar nuestra matriz distributiva necesitamos una nueva oferta académica sobre todo en el ámbito de las ciencias duras, por eso creamos la Universidad Amazónica muy importante para poder aprovechar lo que es nuestra mayor ventaja comparativa que es esa tremenda biodiversidad que tenemos países como Ecuador y Colombia que no siempre hemos sabido valorar, al contrario, muchas veces a través de prácticas vinculadas a la piratería se han aprovechado de ella llevándose la muestra, el espécimen, vía patentar en el extranjero los componentes químicos que de ahí se derivan. De hecho nosotros estamos metidos en varios litigios a nivel internacional para recuperar la propiedad intelectual sobre el patrimonio biogenético nuestro.

Ya que habla de universidades, están también Yachay, una ciudadela del conocimiento; la de las Artes; y otra más dirigida a la capacitación de profesores. ¿Ecuador con toda esta inversión en conocimiento aspira a convertirse en una potencia educativa a mediano plazo?

Ciertamente todo esto lo hemos realizado a partir de un diagnostico estratégico. Ecuador es un país que relativamente es de pequeña envergadura comparado con sus vecinos, Colombia y Perú, entonces, al analizar algunas de nuestras ventajas como en la producción agrícola de gran calidad, tenemos que aprovechar la altura como lo hizo Colombia en el tema de las flores y otras cosas que se pueden desarrollar, teniendo en cuenta de todas formas que es un tema de escala. Para competir con los vecinos en el tema escala el diagnostico nos decía que había que apostarle a algo que no necesariamente algunos países le estaban poniendo cuidado y era el tema del conocimiento y las condiciones del Ecuador se prestaban para fijarse en biodiversidad e identificamos cuatro áreas muy importantes: se necesita una oferta académica de grandísimo nivel y le hemos invertido muchísimos recursos. En este momento el Ecuador es el país que más invierte en educación superior en América Latina pero de lejos. Estamos hablando del 2% del PIB en educación superior cuando el promedio de América Latina es menos del 1%.  El promedio de los países de la OCDE es entre 1.7 y el 1.8% del PIB, claro que tenemos un PIB mucho menor pero  estamos hablando en términos netamente proporcionales. No todo es para las nuevas universidades, tenemos 60 universidades existentes que requieren mucha mayor renta en este momento y que están mejorando su nivel académico. Claro que este proyecto de las cuatro  nuevas universidades es muy emblemático para nosotros: Yachay que es una verdadera ciudad del conocimiento, la primera universidad planificada del Ecuador, es un proyecto muy ambicioso, a muy largo plazo, no lo vamos a poder culminar en este periodo gubernamental pero si estamos sembrando los cimientos para que de aquí a 30, 40 años se pueda seguir ampliando. Esta ciudad avanza en su construcción, de hecho ya hay estudiantes y una comunidad académica internacional Traer talento humano de otros países es la clave para crear polos de conocimiento, ciencia y tecnología para lo cual pagamos sueldos muy competitivos para poder atraer a científicos. Yachay es una universidad que se está especializando en las llamadas ciencias duras, en temas de  nanotecnología y también en ciencias de la comunicación.  Ahí hay una ventaja también comparativa que hemos identificado en el Ecuador. También está la Universidad Nacional de Educación que es fundamental. Teníamos un sistema educativo paupérrimo y hemos avanzado muchísimo en ocho años para reducir brechas entre el sector urbano y el rural, para ampliar la infraestructura, para construir escuelas, para aumentar la matrícula; ahora ya hemos alcanzado lo que la Unesco llama la matrícula universalizada; tenemos más del 90% de nuestros jóvenes en educación básica matriculados. Pero donde tenemos que avanzar muchísimo es en el tema de la calidad; la cantidad ya casi está resuelta, la cobertura se resuelve y estamos dándoles uniforme, desayuno escolar, útiles a los chicos de forma absolutamente gratuita. Realmente la revolución educativa en este sentido es impresionante. Ecuador es de los países que más ha avanzado en nivel educativo. Pero claro, el gran cuello de botella es la calidad educativa y eso tiene mucho que ver con los maestros, que para cambiar esta realidad los estamos capacitando y con mucho mayor fuerza estamos apostándole a la nueva generación de educadores para que entren en el magisterio con un bagaje académico mucho mayor. Para eso hemos tenido que triplicar su sueldo en ocho años. Cuando comenzó este gobierno ganaban 250 dólares los docentes del primer escalafón ahora ganan, más certificados, 850 dólares de entrada. O sea de base, pueden llegar hasta 2000 dólares, el escalafón ahora empieza tres veces más alto de lo que era en 2007. Eso significa que ya no es como se decía en Ecuador, “aunque sea profesor no más”, sino que la gente pueda aspirar; todavía es insuficiente, tenemos que mejorar a un más la cuestión salarial pero evidentemente esto significa que la gente puede aspirar a ser docente y que no sea la última de una larga lista de opciones. Además hemos apostado por una nueva universidad docente para que los profesores se gradúen en un centro de excelencia y tengan un alto bagaje académico. Es un proyecto de 150 millones de dólares para 8000 docentes, es un megaproyecto de universidad, un campus muy grande. Y bueno está la Universidad de las Artes, un proyecto en Guayaquil muy hermoso porque creemos que sin arte no hay sociedad ni buen vivir, y además creemos también que las artes y la cultura pueden ser parte de la matriz productiva.

En los Estados Unidos el 12% de su PIB lo constituyen sus industrias culturales, su industria cinematográfica y fonográfica que hace presencia en todas partes del mundo que incluso me atrevo a decir es una gran herramienta imperial para sembrar hegemonía con el sueño americano y claro nosotros tememos que responder con industria cultural propia, con industria cultural latinoamericana, ecuatoriana. Esta Universidad de las Artes además es un proyecto político porque además está en el centro de Guayaquil que tradicionalmente ha sido el sitio de los ‘patricios’ de la ciudad, con lo cual hemos logrado recuperar esta zona para que no sea un espacio privatizado sino público, lleno de estudiantes, lleno de artes, de cultura, de exposiciones callejeras, lleno de músicos, en fin, es un hermoso proyecto con el cual estamos muy vinculados desde el Ministerio de Cultura y Patrimonio.

Además usted es rector encargado del Instituto de Altos Estudios Nacionales (IAEN), una universidad de posgrados en administración pública que cuenta con profesores de la calidad de David Harvey y François Houtart, entre otros. ¿Qué características tiene esta universidad?

Uno de los problemas de nuestra sociedad deriva del Estado ineficiente. En el caso ecuatoriano venimos trabajando por consolidar un Estado eficiente al servicio de la ciudadanía pero no teníamos una escuela de administración pública. Teníamos carreras de administración pública en varias universidades no siempre alineadas a las necesidades del Estado, ahora tenemos una universidad que se dedica a repensar el Estado; no solo a formar el talento humano del Estado sino a pensarlo estratégicamente. El IAEN era un instituto militar que se creó en la década del 70 durante la dictadura militar y el gobierno de Rafael Correa lo recuperó, ahora está en manos de civiles para pensar la administración pública. En ese sentido se ofertan carreras de posgrado en áreas como seguridad y derecho público, temas tributarios, gerencia de empresas públicas, gerencia de hospitales. Muchos funcionarios públicos que fueron formados en el marco constitucional anterior tienen la posibilidad ahora de actualizar sus conocimientos jurídicos sobre el Estado de la Revolución Ciudadana.

Otro aspecto en que ha avanzado considerablemente el Ecuador es en el programa de becas para estudiantes bachilleres que se van a otros países a estudiar las carreras profesionales de sus preferencias. En este año se llega a una cifra récord de 10.000 becas otorgadas…

Ya hemos superado las 10.500 becas. Este es un proceso muy importante en el que siempre hemos tenido prisa debido a los ciclos de la democracia representativa ya que el periodo gubernamental es de cuatro años, luego si te reeligen son cuatro años más. Queríamos sembrar, tener los cimientos de la economía del conocimiento que aspiramos consolidar lo más pronto posible. Y claro el mejorar el nivel académico de nuestras universidades tenía que ir en paralelo con otros procesos de formación de talento humano. Entonces dijimos, mientras estamos mejorando nuestras universidades y creando las nuevas, no perdamos el tiempo y formemos una masa crítica, eso es importante, no tres, ni cuatro cuadros, sino una masa crítica de jóvenes en las mejores universidades del mundo, por su puesto con la condición muy draconiana además de que vuelvan al país, porque si no, estamos apostándole con plata de todos los ecuatorianos a la fuga de cerebros de la que siempre hemos sido víctimas los países del sur. En consecuencia, los estudiantes firman un contrato en el que ellos se comprometen a duplicar la duración de su beca el tiempo de servicio al regreso al país, si es una maestría, cuatro años,  si es un doctorado incluso puede ser una década que tienen que dedicar al Ecuador. Más allá del contrato hay mucha mística que he podido comprobar cuando me reúno con los jóvenes becarios que están estudiando en las diversas universidades del mundo, realmente quieren volver a su país para apoyar este proceso.

Sorprende cómo se ha elevado la autoestima del ecuatoriano…

Creo que uno de los grandes éxitos de la Revolución Ciudadana es la recuperación de la fe, la esperanza, la autoestima, el orgullo de ser ecuatoriano. Es que hace apenas diez algunos incluso  hablaban del Ecuador como de Estado fallido, y no era para menos, habíamos tenido tanta inestabilidad política: siete presidentes en diez años. Esto es el gran triunfo del proceso  político actual, volver a dar fe al Ecuador.  Todas las encuestan demuestran que la gente tiene optimismo, tiene esperanza y tiene fe en el futuro y eso incluye a nuestros becarios, quienes vuelven al Ecuador a apoyar este momento de salto cualitativo de nuestro modelo de desarrollo.

FORTALECER LA CULTURA, OTRO RETO DE LA REVOLUCIÓN CIUDADANA

Hace poco acaba de ser designado por el presidente Correa como ministro de Cultura y de Patrimonio, y uno de sus propósitos a mediano plazo es sacar adelante una ley que fortalezca esta área tan importante para la identidad de la nación. ¿Qué elementos destaca de este proyecto que se va a tramitar ante la Asamblea Nacional del Ecuador?

Uno de los motivos de que me hayan nombrado Ministro de Cultura es justamente tratar de darle fuerza a esa ley. La Constitución de 2008 ordena una serie de cambios normativos en una serie de ámbitos institucionales y una de esas leyes es la de cultura que está pendiente de aprobación. Creo que nosotros avanzamos mucho en educación superior, en el 2010 ya tuvimos ley, en el 2012 cerramos las universidades que había que cerrar, en el 2013 creamos las nuevas universidades, tuvimos una hoja de ruta muy apretada desde la Constitución del 2008. Hasta ahora hemos cumplido con todas las metas que nos habíamos puesto. En cultura no necesariamente paso esto. Yo creo que todos hemos hecho un análisis autocritico de la situación de cultura y yo estoy ahí para tratar de que salga la ley que está en manos de la Asamblea Nacional. Está en segundo debate, no necesariamente ha tenido el suficiente empuje por parte del ejecutivo y vamos a empeñarnos para que salga ya que es fundamental porque no hay revolución sin cultura. Hay que tener en cuenta que todos los procesos revolucionarios que se respetan tienen una fuerte matriz de lucha contrahegemónica que nace desde la cultura y en ese sentido a este Ministerio hay que sacarlo adelante. Creo que se pueden hacer muchas cosas con la juventud, con la interculturalidad, con nuestros pueblos, somos un Estado plurinacional e intercultural y hay que aterrizar eso, mucho menos en la retórica y mucho más en la práctica.

¿Qué destaca de este proyecto de ley de un nuevo marco de cultura para el Ecuador?

La ley tiene que resolver dos problemas fundamentales: uno, concretar un sistema de cultura que funcione. No puede haber acefalias ni puede haber falta de claridad en cuál, por ejemplo, es el rol de la Casa de la Cultura; cuál es el rol del Ministerio y el de las otras entidades. En ese sentido vamos a poner orden y a dotar de una institucionalidad autónoma con rendición de cuentas. No puede ser que tengamos la Casa de la Cultura que está dedicando gran porcentaje de sus recursos para gastos administrativos, para pagar burocracia. Queremos una Casa de la Cultura que esté al servicio de la producción y de la circulación de bienes culturales, que sea autónoma, que amplíe su base de membrecía, que sea mucho más joven, que dé paso a la juventud. El segundo aspecto fundamental es el fomento de las expresiones culturales que en países como Colombia, Brasil y Argentina ha habido avances importantes que hay que reconocerlos. Nosotros debemos tener recursos para, por ejemplo, nuestra industria cinematográfica que está en auge pues el año pasado producimos 13 largometrajes en el Ecuador cuando hasta hace tres lustros apenas producíamos una película cada dos años. Es necesario entonces dejar plasmados claramente cuáles van a ser los mecanismos de financiamiento de la cultura mediante una ley, queremos que desde el sector público haya fondos garantizados. También buscamos rescatar la interculturalidad, tema sobre el cual hablamos mucho, creo que hay una retórica política, está en el discurso político, pero no necesariamente en la realidad. Desde el Ministerio de Cultura se pueden hacer muchas cosas y es el propio reconocimiento de los pueblos que han sido marginalizados y excluidos del país. Me propongo tener una gestión muy propositiva, muy territorializada. Estoy viajando todas las semanas al territorio para reconocer las expresiones culturales de los pueblos afros, de los pueblos montubios, de nuestros pueblos y nacionalidades indígenas, de las juventudes, de las pandillas. Yo soy el primer ministro de Cultura que se reúne con las pandillas, por supuesto con las que están buscando salir de la droga, que están buscando sacar a los muchachos de la violencia, de la delincuencia. Nosotros estamos ahí reconociendo sus formas de expresión cultural. 

CUMPLIR Y SER FIEL A PROPUESTA POLÍTICA HA SIDO EL ÉXITO DE LA REVOLUCIÓN CIUDADANA

Acudo a su condición de historiador para finalizar esta entrevista: si uno repasa la historia política de su país puede observar sin pecar de lisonjero que quien mejor ha sabido proyectar el legado del gran Eloy Alfaro es el presidente Rafael Correa, quien ha logrado transformar socioeconómica y políticamente el Ecuador. Con ese activo que es su obra de gobierno en apenas ocho años, ¿hay peligro de una restauración conservadora para que vuelvan nefastos delincuentes neoliberales como los Osvaldo Hurtado, los Febres Cordero, los Durán Ballén, los Bucaram, los Jamil Mahuad, los Lucios Gutiérrez? ¿Se corre aún ese riesgo en el Ecuador?

Cualquier proceso revolucionario corre riesgo, Alfaro lo corrió y bueno sabemos cómo terminó: en la hoguera bárbara, quemado y traicionado además por los más cercanos. Todos estos procesos revolucionarios corren algunos peligros. Yo creo que ha habido varios procesos importantes en el Ecuador, claro hablo como historiador y ahí me vuelvo más académico. La Revolución Juliana jugó un papel importante después de la plutocracia liberal, creó Estado e importantes instituciones en la década del 20; el propio Alberto Enríquez Gallo en los años 30; incluso la ‘dictablanda’ de Guillermo Rodríguez Lara en el 70 que tuvo sus virtudes, nacionalizó el petróleo, planteó algunos temas de nacionalismo y de solidaridad, y sin duda la referencia del alfarismo en la Revolución Ciudadana es muy importante. Son momentos fundacionales y refundacionales del Estado ecuatoriano y nosotros en ese sentido nos sentimos herederos de Alfaro. Ahora, si es que corremos peligro ya en términos concretos creo que quienes vivimos el 30 de septiembre del 2010 (intento de golpe de Estado al presidente Correa) y quienes recordamos ese episodio no podemos en ningún momento subestimar al adversario. Yo más que un golpe de Estado tenía miedo de un magnicidio. Es que el carro en el que sacaron al Presidente del secuestro fue abaleado, lo que demuestra que estuvimos muy cerca de un magnicidio. Varias personas que salieron a rescatar al Presidente murieron, seis personas perdieron la vida en ese rescate. Uno de los escoltas que estaba protegiendo físicamente al presidente Correa con su cuerpo, murió abaleado, entonces por supuesto no podemos nunca subestimar el odio ni el peligro de esa naturaleza de amenazas, así como nunca podemos olvidar los hechos de este grave atentado. Ahora en términos más políticos, electorales, es evidente que ocho años en el gobierno crea necesariamente cierto desgaste. Nosotros éramos un proyecto muy joven en el 2006 y 2007, tuvimos el apoyo abrumador de la juventud y seguimos siendo un proyecto que goza del apoyo de este sector poblacional. Pero ahora hay un electorado que tiene 16 años que puede decidir porque planteamos el voto facultativo a esa edad. Obligatorio desde los 18 y facultativo desde los 16. Y estos muchachos en el 2007, bueno habrán tenido 6 años cuando Rafael Correa llegó a ser Presidente en el 2007, entonces claro no se les puede hablar a ellos del viejo país, degradado y neoliberal. Hay que crear nuevas divisiones movilizadoras, hay que seguir construyendo y pensar en cómo se entusiasma esta juventud con un futuro más promisorio. Ese es un reto muy importante, no obstante que además el año pasado tuvimos un proceso electoral que nos hizo reflexionar muchísimo.  Perdimos la Alcaldía de Quito que era un bastión muy importante para nosotros, tenemos una derecha empoderada en Guayaquil y por lo tanto somos muy realistas en ese sentido. A pesar de estos factores veo bastante difícil una victoria de la derecha en el 2017 porque la derecha ecuatoriana todavía tiene demasiada historia que le perjudica. Su candidato presidencial Guillermo Lasso es un banquero que fue uno de los coparticipes del gran feriado bancario de la época de los 90, fue ministro de Economía durante la gran debacle que conllevó incluso la perdida de nuestra moneda nacional, que no es un tema menor y eso a él lo va a perseguir para el resto de su vida política y no le veo posibilidad real de llegar a ganar contra un candidato de la Revolución Ciudadana. Por su parte, Mauricio Rodas tiene la Alcaldía en Quito que es compleja, no necesariamente creo que le está yendo bien y por lo tanto no le veo posibilidades como candidato presidencial.

Por supuesto nosotros en Alianza País tenemos que actuar como si no tuviéramos ni un solo voto y tenemos que ir al 2017 más militantes que nunca, pensando políticamente, pensando sobre todo programáticamente. El éxito de la Revolución Ciudadana, cuando ha tenido sus mayores índices de aprobación, ha sido porque ha cumplido con lo prometido en la campaña electoral.  Ese es el gran éxito, es la credibilidad, más allá de los vaivenes políticos, de la cotidianidad política. La credibilidad del gobierno de Correa se debe a que ha cumplido con lo que ofreció y eso es lo que tenemos que seguir haciendo. Tenemos un plan y lo vamos  a seguir cumpliendo, no estamos pendientes de las alianzas de coyuntura o de los vaivenes políticos, sino que nos dedicamos a ejecutar el plan programático del gobierno de la Revolución Ciudadana. Hasta ahora esa ha sido la receta del éxito político de nuestro gobierno y yo confió en que seguirá siendo para el 2017.

Bogotá.

 

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